Manual del piloto suicida
Las unidades de Ataque Especial no eran unidades convencionales y requerían una mentalización y un adiestramiento muy diferentes a los de los pilotos normales. Con el fin de brindar las pautas adecuadas a los potenciales suicidas, la Unidad Aérea Shimoshizu recopiló a principios de 1945 un manual ilustrado de ochenta y ocho páginas en el que se incluían instrucciones y consejos de diversa índole para los kamikazes. El documento aborda diferentes cuestiones, algunas más útiles que otras, proporcionando al piloto herramientas – técnicas y psicológicas– para enfrentarse al duro trance. Recomienda, por ejemplo, no cerrar los ojos bajo ninguna circunstancia en el momento de la colisión, para no perder el objetivo. También describe – no se sabe muy bien con qué base– lo que le ocurre al piloto cuando está a sólo dos o tres metros del blanco. Según el manual, antes del impacto, el kamikaze siente que está flotando en el aire, y en el último momento ve la cara de su madre, plenamente serena, sin lágrimas ni risas. Hay, naturalmente, referencias a la deificación posterior a la inmolación. El documento insta a los kamikazes a gritar con toda la fuerza de sus pulmones “¡ No fallaré!” mientras caen en picado hacia el objetivo. En ese momento, prosigue el manual, todas las flores de cerezo del Santuario Yasukuni brillarán para el heroico suicida. También hay otros consejos de índole más práctica: se recomienda a los pilotos que estén especialmente nerviosos al acercarse al objetivo que orinen para liberar la tensión.