Muy Historia

El conflicto se globaliza: el Frente Oriental

ADOLF HITLER NO TENÍA NINGUNA INTENCIÓN DE RESPETAR EL PACTO DE NO AGRESIÓN CON LA URSS: EN 1941 LA ATACÓ. AL MISMO TIEMPO, EL BOMBARDEO JAPONÉS SOBRE EE UU LE DIO PIE PARA DECLARAR TAMBIÉN LA GUERRA A DICHO PAÍS.

-

Tras haber conquistad­o Austria, Checoslova­quia, Polonia, Dinamarca, Noruega, Holanda, Bélgica y Francia, Alemania rompió el acuerdo de no agresión que había firmado dos años antes con Moscú. En junio de 1941, Hitler ordenó el despliegue de unos tres millones de soldados para invadir la Unión Soviética. Churchill había advertido a Stalin en abril de que ese ataque se iba a producir, pero el líder soviético era un paranoico y pensaba que el primer ministro británico quería arrastrar a Rusia a una guerra contra Alemania.

OPERACIÓN BARBARROJA: ACA

BAR CON STALIN. “En la lógica de Stalin, los ingleses le estaban engañando, ya que el objetivo principal de Reino Unido era acabar con los bolcheviqu­es. Y qué mejor manera de lograrlo que empujar a la Unión Soviética a declarar la guerra a Alemania”, afirma el periodista e historiado­r británico

Churchill había advertido a Stalin del inminente ataque de Hitler, pero el paranoico líder soviético pensaba que los británicos querían engañarle

Max Hastings. En cuestión de semanas, el líder soviético comprender­ía que Churchill le estaba contando la verdad, pero ya era muy tarde para reaccionar. Las tropas de la Wehrmacht iban a llegar en cuestión de semanas a las mismas puertas de Moscú. La Operación Barbarroja ( la invasión de la Unión Soviética) coincidió en el tiempo con el comienzo del genocidio.

El objetivo ideológico de erradicar el “judeobolch­evismo” era fundamenta­l en la guerra de aniquilaci­ón que habían proyectado los nazis. En los primeros días de la invasión, el ataque mortífero de los Einsatzgru­ppen ( grupos operativos de las SS), respaldado­s por la Wehrmacht, combinó las acciones bélicas propiament­e dichas con las batidas para perseguir y asesinar a judíos y milicianos.

Los alemanes emprendier­on tres grandes ofensivas a lo largo de un frente de invasión de mil ochociento­s kilómetros. El grupo de ejércitos Norte, al mando del mariscal de campo Von Leeb, avanzó en dirección a los Estados bálticos y Leningrado ( actual San Petersburg­o). El grupo de ejércitos Centro, con Von Bock a la cabeza, avanzó hacia Minsk, ciudad que capturó en pocos días. El grupo de ejércitos Sur, a las órdenes de Von Rundstedt, se dirigió hacia Ucrania. La falta de adiestrami­ento y de oficiales capacitado­s convirtió al Ejército Rojo en fácil presa de la Wehrmacht.

MORIR MATANDO, DE MOSCÚ AL

PACÍFICO. Al llegar los alemanes a Moscú, el pánico se adueñó de la ciudad. Mientras se levantaban barricadas y todo tipo de defensas, las autoridade­s organizaro­n la evacuación del Gobierno. Por su parte, Stalin lanzó un mensaje en el que pedía a la población que resistiera a ultranza contra los nazis. Más al norte, las tropas alemanas sitiaron la ciudad de Leningrado, abocándola a la miseria y la hambruna. En los primeros días de la ofensiva alemana contra Moscú, el Alto Mando soviético dio orden a sus pilotos de embestir a los bombardero­s de la Luftwaffe. No todos morían en esos ataques suicidas; los que sobrevivie­ron enseñaron a otros pilotos como llevar a cabo ese “acto de agresión total”. Los aviones rusos embistiero­n a los alemanes en al menos 300 ocasiones. La primera embestida nocturna de Viktor Talalikhin le valió la Medalla de Oro del Héroe.

Meses después, los convoyes angloameri­canos que llevaban ayuda militar a los rusos a través del océano Ártico iban acompañado­s de un buque especial llamado CAM, desde el que se podía lanzar un avión para defender a los barcos del ataque de submarinos alemanes. El problema era que, una vez realizada la operación, el piloto debía amerizar en las gélidas aguas del Ártico y rezar para que los navíos de escolta del convoy lo rescataran cuanto antes. Los pilotos de la RAF asumieron con valentía que sus misiones eran casi tan arriesgada­s como las tácticas de los kamikazes japoneses en el Pacífico.

El Special Air Service (SAS) británico se creó en julio de 1941 como un cuerpo de operacione­s especiales, el primero de su género. Su bautismo de fuego se produjo en el norte de África, donde sus hombres fueron lanzados en paracaídas tras las líneas enemigas para realizar operacione­s de sabotaje contra el Afrika Korps. Sus acciones sirvieron para galvanizar a la opinión pública británica, cuya moral se encontraba bajo mínimos. El SAS estaba compuesto por soldados y mercenario­s de todas las nacionalid­ades, muchos de ellos inadaptado­s, excéntrico­s y depravados, pero con instinto para la guerra encubierta. El SAS llevó a cabo acciones de guerra tan arriesgada­s que rozaban el suicidio.

El 7 de diciembre de 1941, los japoneses lanzaron un demoledor ataque aéreo sobre la base naval estadounid­ense de Pearl Harbor. La flota japonesa estaba compuesta por más de 350 buques de guerra y varios portaavion­es. Desde las cubiertas de estos últimos despegaron los cazas de combate, torpederos y bombardero­s que dañaron gravemente ocho acorazados enemigos, cuatro de los cuales se hundieron. Los estadounid­enses tuvieron 2.403 víctimas mortales y los japoneses perdieron a 65 hombres entre muertos y heridos. El ataque fue un completo shock para el pueblo americano, que nunca perdonó lo que se consideró un ataque traicioner­o y cobarde.

Aquel día, los combatient­es japoneses navegaron sumergidos sobre torpedos para atacar a los navíos de guerra americanos anclados en el puerto. Las primeras bajas del ataque ocurrieron cuando el buque de guerra Ward localizó y hundió un minisubmar­ino de la clase AKō-hyōteki, a primeras horas de la mañana. Los japoneses planeaban utilizar varios de aquellos pequeños sumergible­s para dañar los barcos enemigos una vez se hubiera iniciado el bombardeo aéreo sobre la base naval americana en Hawái.

LA EXCUSA PERFECTA PARA HIT

LER. Ninguno de esos minisubmar­inos regresó sano y salvo a su base. Se hallaron rastros de cuatro de ellos y en 2002 se localizó el que hundió el Ward. De los diez tripulante­s que intervinie­ron en la arriesgadí­sima operación submarina, murieron nueve. El único supervivie­nte, Kazuo Sakamaki, fue capturado por los americanos, convirtién­dose en el primer prisionero de Estados Unidos en la II Guerra Mundial. Algunos investigad­ores creen que uno de aquellos ingenios sumergible­s pudo entrar en el puerto y disparar con éxito un torpedo al navío WestVirgin­ia.

Tokio no había desvelado sus planes a Berlín. La noticia del ataque sobre Pearl Harbor, según contó el ministro de Propaganda Joseph Goebbels, fue “como un rayo caído del cielo”. “Japón no se habría atrevido nunca a atacar a Estados Unidos si Hitler no hubiera iniciado la guerra en Europa y en el Atlántico. Una guerra en dos océanos ofrecía una ocasión única de actuar contra el poderío naval de Estados Unidos y del Imperio británico”, señala Antony Beevor. “Fue por eso por lo que en noviembre de 1941 los japoneses intentaron que la Alemania nazi les garantizar­a

que declararía la guerra a Estados Unidos en cuanto ellos atacaran Perl Harbor”, afirma el historiado­r británico.

Y eso fue lo que hizo el eufórico Hitler. El 11 de diciembre, pronunció un discurso en el que atacó al presidente Roosevelt, presentánd­olo como un títere en manos de “toda la insidia satánica de los judíos”. Ese día declaró la guerra a Estados Unidos, en virtud del Pacto Tripartito. En realidad, ese pacto firmado por las tres potencias del Eje era una alianza de defensa mutua, por lo que Alemania no estaba obligada a ayudar a los japoneses si eran ellos los agresores. Si Hitler apeló al Pacto Tripartito fue porque quería entrar en guerra con Estados Unidos. Es posible que aquella decisión del Führer fuera la causa primera de la derrota del Tercer Reich cuatro años más tarde.

LA UNIÓN SOVIÉTICA CONTRAATA

CA. El 5 de diciembre de 1941, el mariscal Gueorgui Zhúkov lanzó un contraataq­ue contra el ejército alemán, que estaba situado a unos 40 kilómetros de Moscú. Los soviéticos habían transferid­o fuerzas frescas y bien equipadas desde Siberia y el Extremo Oriente ruso hasta la capital. Stalin sabía por sus servicios de inteligenc­ia que Japón no atacaría suelo soviético, lo que permitía desatender la defensa del extremo oriental de la URSS. Zhúkov utilizó estos refuerzos contra los alemanes. Las tropas siberianas estaban mucho más preparadas para soportar el intenso frío invernal que las de la Wehrmacht, que en enero de 1942 fueron obligadas a retroceder unos 200 km.

En agosto de ese año se produjo el estreno de la SéptimaSin­fonía de Shostakóvi­ch en la sitiada ciudad de Leningrado. Inmediatam­ente después de un bombardeo de artillería programado para acallar los cañones alemanes, el director Karl Eliasberg levantó su batuta y comenzó a sonar la sinfonía. El estreno se convirtió en un acto de afirmación patriótica y en un aconteci-

Alrededor de 20 millones de rusos perdieron la vida en el Frente Oriental a lo largo de la invasión alemana

miento cultural único en la Historia, ya que se transmitió por radio a todo el mundo.

Mientras la población de Leningrado sufría el brutal asedio de las tropas alemanas, el Ejército Rojo consolidó sus posiciones en abril de ese año en Moscú, lo que aportó una gran dosis de moral a los militares y la población civil rusa. A partir de entonces, los alemanes tuvieron que enfrentars­e a una larga y sangrienta guerra de posiciones. Hitler destituyó al general Guderian, que fue sustituido por el general Von Kluge. En torno a 700.000 soldados soviéticos murieron, fueron heridos o dados como desapareci­dos durante los años que duró la defensa y el contraataq­ue en Moscú. En el bando contrario, cerca de 250.000 hombres murieron, fueron heridos o dados por desapareci­dos.

El Frente Oriental fue el escenario de mayor crudeza y crueldad de la Historia de la guerra moderna. “La Unión Soviética fue invadida por los ejércitos alemanes, que ejercieron una violencia inusitada contra los soviéticos. Cabe recordar que alrededor de veinte millones de rusos perdieron la vida en aquella campaña”, señala la historiado­ra británica Joanna Bourke. Más adelante, cuando el Ejército Rojo tomara la iniciativa y se fuera adentrando en territorio alemán, los soldados soviéticos se iban a entregar a una terrible venganza por todos los pecados que habían cometido los hombres de la Wehrmacht y las SS en Rusia.

LA SOLUCIÓN FINAL Y OTRAS ABE

RRACIONES. El metódico sistema de exterminio contra los judíos se terminó de plasmar en la conferenci­a que se celebró el 20 de enero de 1942 en un fastuoso palacio situado junto al lago Wannsee, en las afueras de Berlín. Ese año fueron asesinados cerca de 2,7 millones de judíos. No contento con ello, Heinrich Himmler buscó la manera de que algunos presos judíos colaborase­n en el esfuerzo de guerra antes de ser aniquilado­s. Y el lugar idóneo para llevar a cabo ese plan fue Auschwitz, el campo de exterminio más grande creado por los nazis, situado a 67 kilómetros al oeste de Cracovia, cerca de la frontera checoslova­ca.

“Fue el único campo nazi que combinó el aniquilami­ento masivo de judíos y las funciones de campo de concentrac­ión para trabajos forzados. Además, fue el lugar donde se produjo la mayor matanza masiva de la Historia ( en aquel siniestro lugar fueron asesinadas 1.100.000 personas, de las cuales un millón eran judías)”, recuerda Lauren Rees, director creativo de la televisión pública británica BBC para programas de Historia y autor del libro Auschwitz: los nazis y la Solución Final. En ese lugar siniestro, Josef Mengele, “el ángel de la muerte”, realizó sus terribles investigac­iones con prisionero­s judíos.

La invasión de los territorio­s del Este debía proporcion­ar las tierras necesarias para que las falanges de la Wehrmacht se instalasen en ellas una vez finalizada la guerra. Los profesiona­les liberales, ingenieros y gentes del mundo académico de aquellos países sometidos serían eliminados, dejando al campesinad­o local las labores agrícolas necesarias para alimentar al Imperio. El resto del “populacho” trabajaría en las poderosas corporacio­nes industrial­es alemanas que se levantaría­n en aquellas naciones invadidas. Reinhard Heydrich fue nombrado Rei

chprotekto­r de Bohemia y Moravia en septiembre de 1941. La falta de mano dura de su antecesor, Konstantin von Neurath, disgustó a Adolf Hitler, ya que favorecía la desestabil­ización del protectora­do alemán. Desde su nuevo cargo, Heydrich firmó la condena a muerte de unos quinientos disidentes, decretó la ley marcial, detuvo a numerosos intelectua­les y ordenó fusilar al primer ministro Alois Eliáš, un político títere que había sido aupado al poder por los propios alemanes.

OPERACIÓN ANTROPOIDE. Alertado por la terrible represión que sufrían sus compatriot­as, el presidente checo Edvard Benes, exiliado en Londres, aceptó un plan urdido por los servicios de inteligenc­ia británicos para atentar contra Heydrich. Su nombre era Operación Antropoide. Para llevarlo a cabo, los ingleses entrenaron a dos patriotas checos, Jozef Gabčik y Jan Kubiš, que fueron lanzados en paracaídas en las cercanías de la capital checoslova­ca en diciembre de 1941. Los dos comandos se reunieron con otros compatriot­as para llevar a cabo el ataque, en el que Heydrich fue herido, aunque murió días después.

El cadáver de Heydrich fue trasladado a Berlín, donde le rindieron un grandioso funeral del Estado al que acudieron Hitler y la plana mayor de la jerarquía nazi. Pocas horas después, Berlín ordenó ejecutar en represalia a los habitantes de Lídice, un pueblo que quedó prácticame­nte deshabitad­o. A esas víctimas se añadieron miles de checoslova­cos fusilados en venganza por la muerte de Heydrich. La Operación Antropoide fue el único plan de asesinar a líderes nazis que los aliados llevaron a cabo con éxito, aunque los participan­tes en el plan fueron detenidos y ejecutados.

 ??  ?? La noticia del ataque japonés a Pearl Harbor sorprendió y entusiasmó a Hitler, que la aprovechó para declarar oficialmen­te la guerra a Estados Unidos en un encendido discurso ante el Reichstag, en Berlín, el 11 de diciembre de 1941, momento que recoge...
La noticia del ataque japonés a Pearl Harbor sorprendió y entusiasmó a Hitler, que la aprovechó para declarar oficialmen­te la guerra a Estados Unidos en un encendido discurso ante el Reichstag, en Berlín, el 11 de diciembre de 1941, momento que recoge...
 ??  ?? Izda., las tropas que atacaron el puesto de comunicaci­ones alemán en Bruneval, el 27 de febrero de 1942, disparando hacia la playa.
Izda., las tropas que atacaron el puesto de comunicaci­ones alemán en Bruneval, el 27 de febrero de 1942, disparando hacia la playa.
 ??  ?? EL HÉROE DE LAS EMBESTIDAS NOCTURNAS. En esta táctica kamikaze contra los bombardero­s alemanes destacó Viktor Talalikhin.
EL HÉROE DE LAS EMBESTIDAS NOCTURNAS. En esta táctica kamikaze contra los bombardero­s alemanes destacó Viktor Talalikhin.
 ??  ?? En noviembre de 1941, los tanques de la Wehrmacht llegaron a las localidade­s cercanas a la capital soviética, como vemos aquí.
En noviembre de 1941, los tanques de la Wehrmacht llegaron a las localidade­s cercanas a la capital soviética, como vemos aquí.
 ??  ?? El estreno por todo lo alto, en agosto de 1942, de la Séptima Sinfonía de Shostakóvi­ch en la sitiada y hambrienta ciudad de Leningrado fue un acto de afirmación patriótica de la Unión Soviética ante la invasión nazi. En la foto, un soldado compra su...
El estreno por todo lo alto, en agosto de 1942, de la Séptima Sinfonía de Shostakóvi­ch en la sitiada y hambrienta ciudad de Leningrado fue un acto de afirmación patriótica de la Unión Soviética ante la invasión nazi. En la foto, un soldado compra su...

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain