Operación Long Jump: triple magnicidio
El 28 de noviembre de 1943 iba a iniciarse la Conferencia de Teherán, donde los tres grandes líderes aliados (Churchill, Roosevelt y Stalin) buscarían la manera de librarse para siempre de Hitler. Conscientes de que todos corrían peligro, buscaron un lugar neutral, alejado de los frentes y no demasiado lejos de Rusia, pues Stalin odiaba viajar. Pero Teherán era un nido de espías.
Tras descifrar el código naval estadounidense, los servicios secretos alemanes habían descubierto que aquel podía ser uno de los lugares de la reunión, así que tramaron un ambicioso plan: secuestrar al presidente estadounidense y asesinar a los otros dos. El encargado de orquestar la Operación Long Jump ( Salto de Longitud) no fue otro que O o Skorzeny, el “héroe” que había rescatado a Mussolini en los Abruzzos.
UN ESPÍA MULTILINGÜE. El primer día del encuentro, aviones germanos lanzaron agentes paracaidistas sobre la ciudad, pero en el piso franco al que se dirigieron les esperaba una emboscada. El propietario, Ernst Merser, era un agente doble que trabajaba para alemanes y estadounidenses y, gracias a la coordinación de las inteligencias americana y británica, se logró frustrar la operación. Sabían que necesitaban un espía que no despertara sospechas, alguien de un país neutral que hablase varios idiomas: Merser, un hombre de negocios suizo, cumplía todos estos requisitos.
Pero ¿qué hubiera ocurrido de conseguir los nazis acabar con “los tres grandes”? Más que probablemente, el caos. ¿Quién iba a sustituirlos en aquellas circunstancias? Probablemente, la guerra hubiera acabado antes.