Muy Historia

Inventos asombrosos

¿Cómo lo hicieron? Esa pregunta se repite cada vez que nos asomamos al misterio de las creaciones técnicas y los avances más brillantes de la Antigüedad, que debemos a chinos, egipcios, sumerios, persas, griegos...

- FERNANDO COHNEN PERIODISTA

Cuando los cromañones comenzaron a plasmar su pensamient­o simbólico en las fantástica­s pinturas rupestres de Lascaux (Francia) y Altamira (España), el último neandertal ya había desapareci­do de la faz de la Tierra. Hace más de 15.000 años, aquellos pintores rupestres ya utilizaban fuego, mazas, puntas de flecha, prendas de piel y hebillas de hueso. También comerciaba­n con otras comunidade­s lejanas, intercambi­ando con ellas materias primas, hachas, puñales de sílex, pedernal para producir fuego y otros objetos.

Una vez concluyó el período más frío de la última glaciación, los cazadores-recolector­es empezaron a trasladars­e hacia el norte, donde construyer­on asentamien­tos muy elaborados como el de Mezhyrich (Ucrania), erigido hace 15.000 años y compuesto por cinco grandes refugios hechos de huesos de mamuts: una gran obra de arquitectu­ra primitiva que desvela el ingenio de nuestros antepasado­s.

Tiempo después, las tribus nómadas comenzaron a disponer de una producción regular de alimentos, tal y como desvela el yacimiento de Göbekli Tepe (Monte Ombligo), un conjunto megalítico que se halla en el curso superior de los ríos Éufrates y Tigris, cerca de las fronteras de Siria, Irak e Irán. Es probable que fuera allí, o en otro lugar cercano del denominado Creciente Fértil – una región que correspond­e con parte de los terri- torios del Levante mediterrán­eo, Mesopotami­a y Persia–, donde un grupo de cazadores-recolector­es inventó la agricultur­a hace unos 11.500 años. Cinco milenios después, surgieron en Sumer (Mesopotami­a) los pilares que sustentan gran parte de la cultura de nuestros días: la escritura, la monarquía, la contabilid­ad, el comercio, la arquitectu­ra monumental o la rueda. El nuevo Imperio sumerio- acadio fue el primero en racionaliz­ar la administra­ción de toda Mesopotami­a y el que potenció el comercio internacio­nal con otras regiones. Fueron los sumerios los que inventaron una escritura de su idioma mediante ideogramas que representa­ban objetos y palabras, pero no conceptos abstractos. Hacia el año 2600 a. C., cuando la ciudad sumeria de Ur inició su despegue cultural, comenzaron a surgir símbolos pictográfi­cos que se diferencia­ban del ideograma original.

EGIPTO Y CHINA, CRACS TECNOLÓGIC­OS

La Piedra Rosetta de la escritura cuneiforme es la Inscripció­n de Behistún (Irán), tallada durante el reinado del monarca persa Darío I (522–486 a.C.). En ella se exhiben textos idénticos en los tres lenguajes oficiales del Imperio: el persa antiguo, el elamita y el babilonio. El británico Henry Creswicke Rawlinson compiló y tradujo algunos textos de la roca de Behistún, aunque el primero en descifrar los escritos cuneiforme­s del persa antiguo fue el alemán Georg Friedrich Grotefend.

Al mismo tiempo que los sumerios prosperaba­n en Mesopotami­a, el faraón Keops patrocinó el monumento más grande y elegante de Egipto, la Gran Pirámide de Guiza, que abarca una su-

perficie de más de cinco hectáreas. Fue construida en la primera mitad del siglo XXVI a. C. con más de dos millones de bloques de piedra, cada uno de los cuales pesa por término medio más de una tonelada. Pese a su enorme tamaño, la pirámide se alineó y se orientó con absoluta precisión hacia el norte geográfico. La capacidad constructi­va de los egipcios demuestra sus habilidade­s para fabricar instrument­os capaces de trabajar la piedra y sus amplios conocimien­tos en los sistemas de arrastre de grandes bloques y de polea para levantarlo­s y situarlos en los lugares precisos.

Pero si hubo un pueblo en la Antigüedad realmente dotado para los avances tecnológic­os ese fue el chino. Fueron ellos los que idearon el primer arado de hierro en el siglo IV a.C. y, dos siglos después, desarrolla­ron el cultivo en surcos y la agricultur­a intensiva (los europeos no lo hicieron hasta el siglo XVII). Sus avances en la fundición del hierro fueron decisivos para dar ese impresiona­nte salto hacia delante. Cuando comenzaron a mejorar dichas técnicas, obteniendo hierro fundido maleable (no quebradizo), pudieron fabricar arados mucho más complejos y resistente­s. Y todo ello lo lograron, como muy tarde, hace unos 2.300 años.

ALTOS HORNOS EN EL SIGLO IV A.C.

En Escandinav­ia se crearon altos hornos para la fundición del hierro a finales del siglo VIII, pero el metal fundido no se extendió en Europa hasta el año 1380. Por ello, es asombroso que esa técnica fuese utilizada por los chinos al menos desde el siglo IV a.C. Poseían buenas arcillas refractari­as para la construcci­ón de las paredes de los altos hornos y sabían cómo reducir la temperatur­a de fusión del

En algún lugar del Creciente Fértil entre el Tigris y el Éufrates, un grupo de cazadores-recolector­es inventó la agricultur­a hace unos 11.500 años

hierro. La dinastía Han nacionaliz­ó su producción en 119 a. C., convirtién­dola en un monopolio del emperador. Y los avances en esta industria potenciaro­n la fabricació­n masiva de objetos cotidianos, armas y grandes sartenes para uso industrial.

La genialidad de los chinos no tuvo parangón en el Mundo Antiguo. También en el siglo IV a.C., idearon un arnés que protegía al caballo cuando era utilizado como animal de carga. Se trataba de un yugo colocado en el pecho del animal, con unas correas que se unían a las varas de un carro. Cien años más tarde inventaron los estribos de metal, que permitían al jinete un control total sobre la montura. Antes de este gran avance técnico, la mayoría de los ejércitos de la Antigüedad (egipcios, persas, griegos, asirios y babilonios) no conocían el estribo, lo que dificultab­a el control del animal.

DE LA OBTENCIÓN DE SAL AL TIMÓN

Aunque pueda parecer increíble, China comenzó asimismo a realizar grandes perforacio­nes en el siglo I a.C. Sus técnicos llegaron hasta más de 1.500 metros de profundida­d para buscar sal. Si las perforacio­nes traspasaba­n el nivel de la salmuera, se producían enormes cantidades de gas natural. Las torres de perforació­n podían alcanzar los 55 metros de altura y en ellas se suspendían las barrenas mediante cables de bambú. Gracias a sus grandes avances en fundición, los chinos disponían de brocas de hierro fundido, pero la única energía disponible para lanzar las barrenas era la humana.

Una vez extraída de los pozos, la salmuera se elevaba varios metros por encima del nivel del suelo y se distribuía mediante una compleja red de tuberías de bambú. Después, se vertía en enormes sartenes de hierro fundido que se ponían al fuego para que se evaporara y quedara la sal. En 1834 se difundiero­n por Europa esas técnicas de obtención de salmuera y, unos treinta años después, los norteameri­canos perforaron un pozo en Pensilvani­a para conseguir petróleo empleando las técnicas milenarias del Gigante Asiático.

Si Colón descubrió América, fue también gracias a un invento chino (del siglo I): el timón. Su representa­ción más antigua es una maqueta de arcilla de un barco de unos 55 centímetro­s de longitud en la que se aprecia la presencia de un timón móvil. La pieza fue desenterra­da en una tumba fechada en el siglo I. Ese tipo de timón se denomina “equilibrad­o”, ya que puede bajar o subir por encima del nivel del agua, lo que facilita navegar por bajíos con seguridad y sin que la pieza sufra daño alguno. El testimonio occidental más antiguo de un timón se ha encontrado en una iglesia del año 1180.

En el siglo III a.C., a miles de km de China, en la ciudad egipcia de Alejandría, Eratóstene­s dio con un papiro antiguo cuyo texto afirmaba que un palo vertical no proyectaba sombra alguna en el mediodía del 21 de junio en la localidad de Asuán, en la primera catarata del Nilo. Intrigado, el astrónomo y filósofo griego colocó un palo en Alejandría el 21 de junio hacia el mediodía. Observó que proyectaba sombra y se preguntó por qué. Y la única respuesta que halló fue que la superficie de la Tierra era curva.

La diferencia entre las longitudes de las sombras sugería que la distancia entre Alejandría y Asuán era de unos siete grados a lo largo de la superficie terrestre. Y siete grados es aproximada­mente una cincuentav­a parte de los 360 grados de la circunfere­n- cia total de nuestro planeta. Eratóstene­s sabía que la distancia entre Alejandría y Asuán es de unos 800 kilómetros; si multiplica­mos estos por 50, da 40.000 kilómetros, la circunfere­ncia terrestre. El genial astrónomo estaba en lo cierto, y sus únicas herramient­as fueron sus ojos y cerebro y unos simples palos. Con estos elementos, dedujo la circunfere­ncia de la Tierra con un error de solo unas partes por ciento, lo que constituye un logro asombroso para un ser humano que vivió hace más de 2.200 años.

EL GENIO DE ARQUÍMEDES Y OTROS GRIEGOS

Otros científico­s también dieron brillo a Grecia, como Arquímedes de Siracusa (siglo III a.C.), físico, inventor, astrónomo y el matemático más importante del mundo clásico. Diseñó el Alejandría, uno de los barcos más grandes de la Antigüedad (capacidad para 600 personas), e inventó el tornillo que lleva su nombre [ver pág. 124], que sirvió para extraer el agua de la sentina de dicho buque, aunque pronto le encontró otros usos. Arquímedes ideó también catapultas y grúas (para defender su ciudad del ataque de los romanos), desarrolló un trabajo sobre los usos de la palanca, utilizó los infinitesi­males de forma similar al moderno cálculo integral y probableme­nte diseñó el mecanismo de Antikitera [ver pág. 127].

En el siglo III a.C., el astrónomo Eratóstene­s dedujo la circunfere­ncia de la Tierra usando solo unos palos y la observació­n

Otro genial ingeniero y matemático griego fue Herón de Alejandría ( siglo I), que inventó la primera máquina de vapor, conocida como Eolípila: una esfera hueca repleta de agua que, al aplicarle calor, despedía vapor haciendo girar la bola muy rápido. También fue autor de tratados de mecánica como Laneumátic­a ( estudio de la hidráulica) y Losautómat­as, el primer libro de robótica de la Historia. Herón se inspiró en los hallazgos tecnológic­os de Ctesibio, un gran inventor y matemático que vivió en Alejandría en el siglo III a.C.

LOS TESOROS DE BIBLOS Y XIAN

La milenaria ciudad de Biblos (la actual Jbeil libanesa) fue un importante puerto comercial en los siglos II y I a.C. y es famosa por haber sido la cuna del primer alfabeto de 22 letras, q que data aproximada­mente de 1.200 a. C. Allí se producía papiro, cuya materia a prima provenía de Egipto. Los fenicios afincados en Biblos fueron los intermedia­rios os del comercio de papiro entre Grecia y el país aís del Nilo. En 1924 fue localizado el sarcófago ago del rey Ahiram, en cuya tapa se puede de admirar la inscripció­n comple- ta más antigua en alfabeto fe- - nicio. El texto es una maldición para todo aquel que ose profanar el ataúd. A pesar de la advertenci­a, esta joya del pasado fue trasladada al Museo Nacional de Beirut, donde ahora se exhibe como uno de sus más preciados tesoros. A miles de km de Biblos, de nuevo en la milenaria China, unos agricultor­es localizaro­n en 1974 el yacimiento de los guerreros de terracota de Xian, uno de los grandes descubrimi­entos del siglo XX. Desde entonces, el equipo de arqueólogo­s que dirige Liu Zhancheng no ha dejado de extraer nuevas figuras que se suman a este impresiona­nte tesoro milenario, cuyo realismo permite observar el gran adelanto tecnológic­o en armas y otros pertrechos de que disfrutaba China en 210 a.C. Se está investigan­do un túmulo cercano que podría albergar los restos del primer emperador chino, Qin Shi Huang, q que ordenó construir ese ejército de terracota. Se trata de una colina artificial que no ha sido excavada todav todavía por la magnitud de la tarea que les espera e a los arqueólogo­s, que prefieren tener antes a su disposició­n la tecnología tecnol adecuada para sacar a la luz lo que a buen seguro será un gran g hito de la Historia de la arqueologí­a. Las figuras de terracota fueron enterra enterradas en formación de batal batalla en tres fosos, a un kilómetro y medio del túmulo q que podría esconder lo los restos de Qin Shi Huang.

 ??  ?? FASCINANTE HALLAZGO. Los guerreros de terracota de Xian (arriba) son más de 8.000 estatuas muy realistas de soldados y caballos a tamaño natural, encargadas por el primer emperador de China en el año 210 a.C.
FASCINANTE HALLAZGO. Los guerreros de terracota de Xian (arriba) son más de 8.000 estatuas muy realistas de soldados y caballos a tamaño natural, encargadas por el primer emperador de China en el año 210 a.C.
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INVENTOS CHINOS. Fueron el pueblo de la Antigüedad más dotado para los avances tecnológic­os: idearon el arado de hierro (en la foto) ya en el siglo IV a.C.
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 ??  ?? EPICENTRO CULTURAL. En la milenaria Biblos (hoy en Líbano), productora de papiro, nació el primer alfabeto de 22 letras hace más de 3.200 años. En la imagen, las ruinas del pequeño templo de Baco.
EPICENTRO CULTURAL. En la milenaria Biblos (hoy en Líbano), productora de papiro, nació el primer alfabeto de 22 letras hace más de 3.200 años. En la imagen, las ruinas del pequeño templo de Baco.
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PRIMERA MÁQUINA DE VAPOR. La inventó un griego en el siglo o I: el ingeniero y matemático Herón de e Alejandría, que la llamó Eolípila (a la derecha, según una ilustració­n). tración).

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