Inventos asombrosos
¿Cómo lo hicieron? Esa pregunta se repite cada vez que nos asomamos al misterio de las creaciones técnicas y los avances más brillantes de la Antigüedad, que debemos a chinos, egipcios, sumerios, persas, griegos...
Cuando los cromañones comenzaron a plasmar su pensamiento simbólico en las fantásticas pinturas rupestres de Lascaux (Francia) y Altamira (España), el último neandertal ya había desaparecido de la faz de la Tierra. Hace más de 15.000 años, aquellos pintores rupestres ya utilizaban fuego, mazas, puntas de flecha, prendas de piel y hebillas de hueso. También comerciaban con otras comunidades lejanas, intercambiando con ellas materias primas, hachas, puñales de sílex, pedernal para producir fuego y otros objetos.
Una vez concluyó el período más frío de la última glaciación, los cazadores-recolectores empezaron a trasladarse hacia el norte, donde construyeron asentamientos muy elaborados como el de Mezhyrich (Ucrania), erigido hace 15.000 años y compuesto por cinco grandes refugios hechos de huesos de mamuts: una gran obra de arquitectura primitiva que desvela el ingenio de nuestros antepasados.
Tiempo después, las tribus nómadas comenzaron a disponer de una producción regular de alimentos, tal y como desvela el yacimiento de Göbekli Tepe (Monte Ombligo), un conjunto megalítico que se halla en el curso superior de los ríos Éufrates y Tigris, cerca de las fronteras de Siria, Irak e Irán. Es probable que fuera allí, o en otro lugar cercano del denominado Creciente Fértil – una región que corresponde con parte de los terri- torios del Levante mediterráneo, Mesopotamia y Persia–, donde un grupo de cazadores-recolectores inventó la agricultura hace unos 11.500 años. Cinco milenios después, surgieron en Sumer (Mesopotamia) los pilares que sustentan gran parte de la cultura de nuestros días: la escritura, la monarquía, la contabilidad, el comercio, la arquitectura monumental o la rueda. El nuevo Imperio sumerio- acadio fue el primero en racionalizar la administración de toda Mesopotamia y el que potenció el comercio internacional con otras regiones. Fueron los sumerios los que inventaron una escritura de su idioma mediante ideogramas que representaban objetos y palabras, pero no conceptos abstractos. Hacia el año 2600 a. C., cuando la ciudad sumeria de Ur inició su despegue cultural, comenzaron a surgir símbolos pictográficos que se diferenciaban del ideograma original.
EGIPTO Y CHINA, CRACS TECNOLÓGICOS
La Piedra Rosetta de la escritura cuneiforme es la Inscripción de Behistún (Irán), tallada durante el reinado del monarca persa Darío I (522–486 a.C.). En ella se exhiben textos idénticos en los tres lenguajes oficiales del Imperio: el persa antiguo, el elamita y el babilonio. El británico Henry Creswicke Rawlinson compiló y tradujo algunos textos de la roca de Behistún, aunque el primero en descifrar los escritos cuneiformes del persa antiguo fue el alemán Georg Friedrich Grotefend.
Al mismo tiempo que los sumerios prosperaban en Mesopotamia, el faraón Keops patrocinó el monumento más grande y elegante de Egipto, la Gran Pirámide de Guiza, que abarca una su-
perficie de más de cinco hectáreas. Fue construida en la primera mitad del siglo XXVI a. C. con más de dos millones de bloques de piedra, cada uno de los cuales pesa por término medio más de una tonelada. Pese a su enorme tamaño, la pirámide se alineó y se orientó con absoluta precisión hacia el norte geográfico. La capacidad constructiva de los egipcios demuestra sus habilidades para fabricar instrumentos capaces de trabajar la piedra y sus amplios conocimientos en los sistemas de arrastre de grandes bloques y de polea para levantarlos y situarlos en los lugares precisos.
Pero si hubo un pueblo en la Antigüedad realmente dotado para los avances tecnológicos ese fue el chino. Fueron ellos los que idearon el primer arado de hierro en el siglo IV a.C. y, dos siglos después, desarrollaron el cultivo en surcos y la agricultura intensiva (los europeos no lo hicieron hasta el siglo XVII). Sus avances en la fundición del hierro fueron decisivos para dar ese impresionante salto hacia delante. Cuando comenzaron a mejorar dichas técnicas, obteniendo hierro fundido maleable (no quebradizo), pudieron fabricar arados mucho más complejos y resistentes. Y todo ello lo lograron, como muy tarde, hace unos 2.300 años.
ALTOS HORNOS EN EL SIGLO IV A.C.
En Escandinavia se crearon altos hornos para la fundición del hierro a finales del siglo VIII, pero el metal fundido no se extendió en Europa hasta el año 1380. Por ello, es asombroso que esa técnica fuese utilizada por los chinos al menos desde el siglo IV a.C. Poseían buenas arcillas refractarias para la construcción de las paredes de los altos hornos y sabían cómo reducir la temperatura de fusión del
En algún lugar del Creciente Fértil entre el Tigris y el Éufrates, un grupo de cazadores-recolectores inventó la agricultura hace unos 11.500 años
hierro. La dinastía Han nacionalizó su producción en 119 a. C., convirtiéndola en un monopolio del emperador. Y los avances en esta industria potenciaron la fabricación masiva de objetos cotidianos, armas y grandes sartenes para uso industrial.
La genialidad de los chinos no tuvo parangón en el Mundo Antiguo. También en el siglo IV a.C., idearon un arnés que protegía al caballo cuando era utilizado como animal de carga. Se trataba de un yugo colocado en el pecho del animal, con unas correas que se unían a las varas de un carro. Cien años más tarde inventaron los estribos de metal, que permitían al jinete un control total sobre la montura. Antes de este gran avance técnico, la mayoría de los ejércitos de la Antigüedad (egipcios, persas, griegos, asirios y babilonios) no conocían el estribo, lo que dificultaba el control del animal.
DE LA OBTENCIÓN DE SAL AL TIMÓN
Aunque pueda parecer increíble, China comenzó asimismo a realizar grandes perforaciones en el siglo I a.C. Sus técnicos llegaron hasta más de 1.500 metros de profundidad para buscar sal. Si las perforaciones traspasaban el nivel de la salmuera, se producían enormes cantidades de gas natural. Las torres de perforación podían alcanzar los 55 metros de altura y en ellas se suspendían las barrenas mediante cables de bambú. Gracias a sus grandes avances en fundición, los chinos disponían de brocas de hierro fundido, pero la única energía disponible para lanzar las barrenas era la humana.
Una vez extraída de los pozos, la salmuera se elevaba varios metros por encima del nivel del suelo y se distribuía mediante una compleja red de tuberías de bambú. Después, se vertía en enormes sartenes de hierro fundido que se ponían al fuego para que se evaporara y quedara la sal. En 1834 se difundieron por Europa esas técnicas de obtención de salmuera y, unos treinta años después, los norteamericanos perforaron un pozo en Pensilvania para conseguir petróleo empleando las técnicas milenarias del Gigante Asiático.
Si Colón descubrió América, fue también gracias a un invento chino (del siglo I): el timón. Su representación más antigua es una maqueta de arcilla de un barco de unos 55 centímetros de longitud en la que se aprecia la presencia de un timón móvil. La pieza fue desenterrada en una tumba fechada en el siglo I. Ese tipo de timón se denomina “equilibrado”, ya que puede bajar o subir por encima del nivel del agua, lo que facilita navegar por bajíos con seguridad y sin que la pieza sufra daño alguno. El testimonio occidental más antiguo de un timón se ha encontrado en una iglesia del año 1180.
En el siglo III a.C., a miles de km de China, en la ciudad egipcia de Alejandría, Eratóstenes dio con un papiro antiguo cuyo texto afirmaba que un palo vertical no proyectaba sombra alguna en el mediodía del 21 de junio en la localidad de Asuán, en la primera catarata del Nilo. Intrigado, el astrónomo y filósofo griego colocó un palo en Alejandría el 21 de junio hacia el mediodía. Observó que proyectaba sombra y se preguntó por qué. Y la única respuesta que halló fue que la superficie de la Tierra era curva.
La diferencia entre las longitudes de las sombras sugería que la distancia entre Alejandría y Asuán era de unos siete grados a lo largo de la superficie terrestre. Y siete grados es aproximadamente una cincuentava parte de los 360 grados de la circunferen- cia total de nuestro planeta. Eratóstenes sabía que la distancia entre Alejandría y Asuán es de unos 800 kilómetros; si multiplicamos estos por 50, da 40.000 kilómetros, la circunferencia terrestre. El genial astrónomo estaba en lo cierto, y sus únicas herramientas fueron sus ojos y cerebro y unos simples palos. Con estos elementos, dedujo la circunferencia de la Tierra con un error de solo unas partes por ciento, lo que constituye un logro asombroso para un ser humano que vivió hace más de 2.200 años.
EL GENIO DE ARQUÍMEDES Y OTROS GRIEGOS
Otros científicos también dieron brillo a Grecia, como Arquímedes de Siracusa (siglo III a.C.), físico, inventor, astrónomo y el matemático más importante del mundo clásico. Diseñó el Alejandría, uno de los barcos más grandes de la Antigüedad (capacidad para 600 personas), e inventó el tornillo que lleva su nombre [ver pág. 124], que sirvió para extraer el agua de la sentina de dicho buque, aunque pronto le encontró otros usos. Arquímedes ideó también catapultas y grúas (para defender su ciudad del ataque de los romanos), desarrolló un trabajo sobre los usos de la palanca, utilizó los infinitesimales de forma similar al moderno cálculo integral y probablemente diseñó el mecanismo de Antikitera [ver pág. 127].
En el siglo III a.C., el astrónomo Eratóstenes dedujo la circunferencia de la Tierra usando solo unos palos y la observación
Otro genial ingeniero y matemático griego fue Herón de Alejandría ( siglo I), que inventó la primera máquina de vapor, conocida como Eolípila: una esfera hueca repleta de agua que, al aplicarle calor, despedía vapor haciendo girar la bola muy rápido. También fue autor de tratados de mecánica como Laneumática ( estudio de la hidráulica) y Losautómatas, el primer libro de robótica de la Historia. Herón se inspiró en los hallazgos tecnológicos de Ctesibio, un gran inventor y matemático que vivió en Alejandría en el siglo III a.C.
LOS TESOROS DE BIBLOS Y XIAN
La milenaria ciudad de Biblos (la actual Jbeil libanesa) fue un importante puerto comercial en los siglos II y I a.C. y es famosa por haber sido la cuna del primer alfabeto de 22 letras, q que data aproximadamente de 1.200 a. C. Allí se producía papiro, cuya materia a prima provenía de Egipto. Los fenicios afincados en Biblos fueron los intermediarios os del comercio de papiro entre Grecia y el país aís del Nilo. En 1924 fue localizado el sarcófago ago del rey Ahiram, en cuya tapa se puede de admirar la inscripción comple- ta más antigua en alfabeto fe- - nicio. El texto es una maldición para todo aquel que ose profanar el ataúd. A pesar de la advertencia, esta joya del pasado fue trasladada al Museo Nacional de Beirut, donde ahora se exhibe como uno de sus más preciados tesoros. A miles de km de Biblos, de nuevo en la milenaria China, unos agricultores localizaron en 1974 el yacimiento de los guerreros de terracota de Xian, uno de los grandes descubrimientos del siglo XX. Desde entonces, el equipo de arqueólogos que dirige Liu Zhancheng no ha dejado de extraer nuevas figuras que se suman a este impresionante tesoro milenario, cuyo realismo permite observar el gran adelanto tecnológico en armas y otros pertrechos de que disfrutaba China en 210 a.C. Se está investigando un túmulo cercano que podría albergar los restos del primer emperador chino, Qin Shi Huang, q que ordenó construir ese ejército de terracota. Se trata de una colina artificial que no ha sido excavada todav todavía por la magnitud de la tarea que les espera e a los arqueólogos, que prefieren tener antes a su disposición la tecnología tecnol adecuada para sacar a la luz lo que a buen seguro será un gran g hito de la Historia de la arqueología. Las figuras de terracota fueron enterra enterradas en formación de batal batalla en tres fosos, a un kilómetro y medio del túmulo q que podría esconder lo los restos de Qin Shi Huang.