IMHOTEP: EL GRAN MAGO DEL EGIPTO FARAÓNICO
La civilización egipcia está muy relacionada con la magia, que alcanzó en el país del Nilo cotas inigualables con la aparición de una serie de chamanes y augures que utilizaron sus poderes para satisfacer las ansias vitales de los egipcios. Entre todos ellos, destacó el que sin lugar a dudas podemos calificar como el primer gran mago de su milenaria Historia: Imhotep. Imhotep (Imouthes en griego), cuyo nombre puede traducirse como “el que viene en paz”, fue un sacerdote del dios Ra conocido asimismo por ser el principal arquitecto de la primera pirámide egipcia, dedicada al faraón Zoser, de la III Dinastía. También destacó como reputado médico, al igual que como prestigioso mago, y a él se deben gran cantidad de los logros y avances protagonizados, casi milagrosamente, por la sociedad egipcia. Uno de estas innovaciones relacionadas con Imhotep fue la mejora de la escritura gracias a la utilización de una tinta más eficaz hecha a partir del ahumado del agua, un procedimiento que incorporarían otras culturas y civilizaciones posteriores. También destacó por sus amplios conocimientos en el campo de la medicina y puso su magia y su ciencia –inexorablemente unidas en el mundo egipcio– al servicio de los miles de enfermos que recurrieron a su saber para curar todo tipo de males. En este sentido, el prestigio del gran mago fue tal que, cientos de años después, los médicos romanos y griegos peregrinaban hasta el edificio situado en Menfis en el que los discípulos de Imhotep hacían gala de sus inigualables conocimientos.