Lanzarse a lo prohibido
Romper las reglas, a veces, funciona. En esta premisa confió Kathrine Switzer (1947) cuando, el 19 de abril de 1967, decidió enfrentarse a la prohibición de participar en el Maratón de Boston y se convirtió en la primera mujer en correr con dorsal, algo que estaba destinado exclusivamente a los deportistas varones. Solo un año antes, a las mujeres que habían solicitado su inscripción para participar se les negó con una nota que decía: “Las mujeres son físicamente incapaces de correr un maratón”. Kathrine se inscribió como “KV Switzer”; apoyada por su entrenador, mintieron en el estudio médico y fue él a recoger su número. Así logró partir de la línea de salida con el dorsal 261 y cruzar la meta 4 horas y 20 minutos después. En el transcurso de la carrera, uno de los organizadores detectó que Kathrine Switzer era, efectivamente, una mujer, e intentó detenerla (en la foto), salió detrás de ella y le gritó: “¡Sal de mi carrera y devuélveme el dorsal!”. Pero la colaboración del novio de Switzer y de algunos corredores, que la escoltaron hasta la meta, impidió que la atleta fuera retirada de la competición. No fue hasta el año 1971 cuando la organización del Maratón de Nueva York decidió integrar la categoría femenina, lo que supuso un ejemplo para que otros maratones tomasen nota e hiciesen lo mismo, hasta verse en la sociedad como algo más común. Kathrine Switzer ganó el Maratón de Nueva York de 1974 y quedó segunda en el de Boston de 1975.