EXPEDICIONES CIENTÍFICAS DE LA ILUSTRACIÓN
El más famoso de los viajes científicos es seguramente el de Darwin a bordo del Beagle entre 1831 y 1836, que sembró la semilla de su teoría de la evolución; a él dedicamos el último artículo de este número. Pero antes hubo muchos otros. En el siglo XVIII, el de la Ilustración, la sed de conocimiento y las ganas de completar el mapamundi, se desató una verdadera fiebre por descubrir y estudiar territorios. Ocupa un lugar estelar la expedición del prusiano Alexander von Humboldt, biólogo, geógrafo y astrónomo. En 1799 partió para recorrer el continente americano y sus estudios fueron tan vastos y relevantes que hoy llevan su apellido multitud de accidentes geográficos. Tras cinco años y más de diez mil kilómetros, había explorado y documentado la fauna, la flora, la geografía y la etnografía latinoamericanas en la expedición científica más ambiciosa realizada hasta entonces.
Cabe destacar asimismo la expedición botánica de Hipólito Ruiz y José Pavón al Virreinato del Perú, entre 1777 y 1778. Aunque la gran expedición político-científica por parte de España la protagonizó un italiano al servicio de Carlos III, Alejandro Malaspina. Su viaje le llevó, de 1789 a 1794, a explorar las posesiones americanas y asiáticas en busca de nuevas especies, a elaborar mapas más precisos y a redactar un informe sobre las minas de oro y plata de la Corona. Durante el periplo, acumuló una enorme cantidad de información gracias a las observaciones astronómicas, geográficas, etnológicas, botánicas, zoológicas, cartográficas...