Ibn Battuta y el viaje más largo de la Edad Media
UNA ÉPOCA EN LA QUE VIAJAR ERA DIFÍCIL a causa de la falta de caminos, los grupos de asaltantes y la peste que asolaba medio planeta no fue suficiente para frenar a Ibn Battuta (1304-1377), un explorador que deseaba conocer el mundo que se extendía más allá de su ciudad, Tánger. Recorrió 120.000 kilómetros en los 29 años que se dedicó a viajar y conoció todo el ámbito musulmán, desde el sur de España (Al-Ándalus) hasta el mar de Japón. Este gran viaje lo documentó, con ayuda de su escriba personal, cuando volvió a Tánger. En el Rihla (el relato de su viaje), Ibn menciona que salió de su ciudad natal a los 21 años para peregrinar a La Meca y, desde allí, se dirigió a Oriente Medio. Luego visitó Irak y desde el Mar Rojo llegó a Etiopía, para luego encaminarse hacia el Lejano Oriente. Se quedaba una semana en cada sitio, aunque en la India se asentó en la corte del sultán de Delhi durante cuatro años. Finalmente, regresó a su hogar, Tánger. El joven y adinerado marroquí escribió sobre las leyes de cada lugar y los precios de los productos básicos, para luego compararlos. Otro hábito de sus apuntes era describir con detalle las plazas, los edificios y a los habitantes de cada lugar. Durante siglos su libro de viajes fue desconocido, pero en el s. XIX sería redescubierto y traducido a varios idiomas. Desde entonces, la fama de Ibn Battuta ha ido creciendo.