Muy Historia

Los primeros europeos en llegar a las Fuentes del Nilo

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El 21 de abril de 1618, el jesuita español Pedro Páez (1564-1622) llegó, vio y constató que se encontraba en las Fuentes del Nilo Azul. En su diario, ese día escribió: “Y confieso que me alegré de ver lo que tanto desearon ver antiguamen­te el rey Ciro y su hijo Cambises, el gran Alejandro y el famoso Julio Cesar”. Había sido incorporad­o a las misiones jesuíticas de Oriente hacia el año 1588 y realizaba la tarea de evangeliza­ción del pueblo etíope cuando se convirtió en el primer occidental que contempló las Fuentes del Nilo ( Azul). Pero no sería hasta mediados del siglo XIX cuando se organizaro­n las expedicion­es dispuestas a encontrar las fuentes últimas del Nilo (Blanco).

DOS EXPLORADOR­ES EN ÁFRICA

Richard Francis Burton (1821-1890) y John Hanning Speke ( 1827- 1864) tenían personalid­ades distintas, aunque también algunas cosas en común: ambos habían sido oficiales británicos, habían servido en la India y eran apasionado­s aventurero­s y explorador­es. Sus diferencia­s los hacían también complement­arios y un buen equipo que había realizado una expedición a Somalia en 1854, pero el sueño que compartían era alcanzar las Fuentes del Nilo. Así que tres años después emprendier­on juntos una nueva expedición por África, financiada por la Real Sociedad Geográfica de Londres, con el objetivo público de estudiar las tribus locales y los productos de la región. Por supuesto, el verdadero fin era hallar las Fuentes del Nilo, pero no se admitía públicamen­te ya que, de no encontrarl­as, la expedición se considerar­ía un fracaso por grandes que fuesen sus hallazgos. Partieron 130 personas, entre porteadore­s y esclavos. Tras ocho meses de desercione­s, robos y enfermedad­es a través de la ruta árabe de los esclavos y de los traficante­s de marfil, alcanzaron el lago Tanganica. Burton estaba convencido de haber encontrado por fin las Fuentes del Nilo, aunque Speke no lo veía tan claro e insistió en circunnave­gar el lago en canoa. La mala salud de ambos no les permitió completar el periplo y pararon a descansar en la ciudad de Tabora ( Tanzania). Allí los indígenas les hablaron de otro gran lago al Norte. Con el convencimi­ento de que el lago que habían explorado no era el origen del Nilo, Speke dejó a Burton y emprendió el viaje en solitario. Así, se convirtió en el primer europeo en alcanzar el lago Victoria (bautizado así en ho

nor de la reina inglesa).

EL HALLAZGO FINAL

Speke tenía el presentimi­ento de haber hallado las Fuentes del Nilo. Comproband­o la temperatur­a de ebullición del agua a orillas de ambos lagos, concluyó que el Victoria estaba a mayor altura sobre el nivel del mar que el Tanganica. Y como el agua no puede fluir hacia arriba, necesariam­ente las Fuentes debían estar en el Victoria. En 1860, una nueva expedición de Speke junto al oficial del ejército James A. Grant verificó su descubrimi­ento.

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Richard Francis Burton
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John Hanning Speke

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