Muy Historia

Napoleón Bonaparte

El novelista, autor de Okela, El águila y la lambda y Rebeldes, nos confiesa su admiración por la figura del gran estadista y militar francés de ascendenci­a corsa, nacido en 1769 en Ajaccio y fallecido en 1821 en el presidio de la isla de Santa Elena.

- PEDRO SANTAMARÍA Escritor y abogado, Santamaría (Santander, 1975) fue Premio Hislibris 2016 al mejor autor español de novela histórica. Su última obra es Godos (Ed. Pàmies, 2017).

“Su madre, cariñosame­nte, le llamaba Nabulio. En la academia de Brienne, cuando era niño, sus compañeros se reían de él apodándolo La pailleaune­z (La paja en la nariz), que rima con Napoleone, su nombre original. Lo de la paja tenía que ver con su origen provincian­o y humilde. Otros de sus motes: “Robespierr­e a caballo” (Madame de Staël), “El Usurpador” (Luis XVIII), “El Pequeño Cabo” o “Capota Gris” (sus tropas), “El Águila” ( Lord Byron), “Boney” ( los ingleses), “El Benefactor” (para algunos franceses), “El Libertador” (los polacos), “El Pequeño Insolente” ( Sieyes), “El Otro” ( sus partidario­s durante su exilio en la isla de Elba), “Lepetit cabrón” (término que creo acuñado por el maestro Reverte)... La lista es interminab­le. Si algo puede decirse e de Napoleón Bonaparte es que a nadie deja indiferent­e. Se sea detractor o admirador, rador, la figura del corso levanta pasiones: ones: no hay escala de grises. Para los primeros, “El Ogro” no era más que un megalómano con aires de grandeza, un oportunist­a nista y un asesino que no dudó udó en precipitar a Europa a una larga y sangrienta guerra rra con tal de satisfacer su ego. o.

Para los segundos, “El l Águila” era un idealista, un reformador y un republican­o que se vio abocado a guerras cada vez más lejanas porque las monarquías europeas, y particular­mente Gran Bretaña, no podían soportar la idea de que los principios de la Revolución Francesa impregnase­n Europa y sepultaran los privilegio­s de unos pocos.

INSUPERABL­E ESTRATEGA MILITAR

Por eso nadie niega que fuera un personaje controvert­ido en torno al cual se agruparon, y aún hoy lo hacen, grupos numerosos de críticos y también de defensores. Eso sí, tanto los unos como los otros coinciden en que Napoleón era un magnífico táctico y un insuperabl­e estratega. El duque de Wellington calculaba su presencia en el campo de batalla como equivalent­e a la de 40.000 hom hombres.

Yo me cuento entre los admira admiradore­s del Gran Corso. De hecho, siempre siempr que voy a París, lo primero qu que hago es pasar por Les Invalides, Inva lugar en el que desca descansan los restos de ese hombre ho de origen humild humilde que llegó a ser empera emperador de Francia. Y es que, qu de haber vivido en la E España de principios del s siglo XIX, los curas me hubieran hu tachado de afrancesad­o afra y una turba airada a me habría sacado los ojos y me habría colgado de un árbol”.

 ??  ?? El Arco de Triunfo de París empezó a erigirse en 1806 por orden de Napoleón, para conmemorar la victoria en la batalla de Austerlitz.
El Arco de Triunfo de París empezó a erigirse en 1806 por orden de Napoleón, para conmemorar la victoria en la batalla de Austerlitz.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain