SODOMÍA, NIGROMANCIA Y OTROS CARGOS
La lista que se presentó contra los templarios de las presuntas herejías y aberraciones que habrían cometido se basaba tanto en abiertas mentiras como en deformaciones de los rituales internos de la Orden. El resultado fue que se los acusó de renegar de Cristo, de escupir sobre la cruz, de practicar la sodomía, de ser musulmanes encubiertos, de ser brujos y nigromantes que convocaban al diablo bajo el aspecto de un enorme felino y de toda suerte de costumbres repulsivas destinadas a impresionar a la población, algunas tan delirantes como esta: se llegó a decir que adoraban a un ídolo cubierto de piel humana y con rubíes en los ojos al cual ungían con la grasa de sus propios hijos bastardos, tras haberlos cocido y asado.
Con semejante pliego de cargos, el 12 de octubre de 1307 el rey de Francia procedió a detener en todo el país y en un mismo día a 141 templarios y a confiscar todos sus bienes. Inmediatamente, fueron sometidos a un proceso inquisitorial, lo que supuso que sufriesen torturas o fuesen amenazados con ellas con el objetivo de que confesasen los espeluznantes crímenes de los que se les acusaba. Obviamente, muchos admitieron los bulos en su contra por terror, comenzando por el mismo Gran Maestre Jacques de Molay. Aunque luego se retractaría y demostraría un gran valor en el momento final de la hoguera, la Orden ya estaba herida de muerte.