La Mona Lisa de Austria
Analizamos una obra de Gustav Klimt, Retrato de Adele Bloch-Bauer I, que acabó en manos del Tercer Reich durante la Segunda Guerra Mundial. Seis décadas después, fue recuperada por su auténtica propietaria.
Cuando el millonario coleccionista Ronald Lauder, cofundador y presidente de la Neue Galerie de Nueva York, adquirió en 2006 el famoso RetratodeAdeleBloch-BauerI, reconoció estar frente a un capítulo de la Historia del siglo XX. No se equivocaba. Esta pintura modernista –que retrata a una mujer culta de una prominente familia judía austríaca– traslada a los años de la Belle Époque, a principios del siglo XX. Pero también se vincula con la Segunda Guerra Mundial, la embestida nazi y la expoliación de obras de arte a familias de origen judío.
En 1938, cuando los nazis invadieron Austria, obligaron al empresario y mecenas de las artes Ferdinand Bloch, viudo de la modelo del retrato, Adele Bloch-Bauer (fallecida de meningitis en 1925), a dejar Viena y exiliarse en Suiza. Confiscaron su enorme fortuna y su extraordinaria colección de arte, que incluía cinco pinturas de Klimt: dos retratos de Adele y tres paisajes.
ICONO DE LOS AUSTRÍACOS
Por su extraordinario valor artístico y familiar, Retratode AdeleBloch-BauerI (1907) impulsó un duro juicio entablado por la sobrina de Bloch, Maria Altmann (19162011), refugiada judía en EE UU, contra el Estado de Austria, que exhibía el cuadro en su Galería Belvedere convertido en un icono para los austríacos, que no sabían quién era la hermosa mujer retratada.
LA OBRA, A JUICIO
El abogado E. Randol Schoenberg comandó una batalla judicial para que le devolvieran el retrato a su descendiente, y Altmann ganó el juicio. El episodio inspira el film Ladamadeoro (Simon Curtis, 2015), protagonizado por Helen Mirren y Ryan Reynolds, y, aunque Altmann decidió vender la obra por los elevados impuestos que debía pagar, supuso una reconciliación con la verdad artística e histórica.