¡QUÉ EMPERADOR MÁS DIVINO! VINO!
Una de las grandes novedades de la dinastía fue la de promover romover el culto hacia los emperadores, que en mayor o menor medida da se fueron acercando a la consideración de divinos. Trazó la senda da Octavio Augusto, quien divinizó a Julio César y se declaró a sí mismo divi filius ( hijo del dios), lo cual ya era una forma de situarse en una condición ción especial. Sin embargo, se mantuvo cuidadosamente un paso por detrás rás de su propia divinización, que no comenzaría sino hasta después de su muerte. Tiberio tampoco quiso ser divinizado, pero en cambio su sucesor cesor Calígula fue todo lo contrario: hizo que se le construyeran tres templos os ( dos en Roma y uno en Mileto), aparece mencionado en ocasiones como Júpiter, en Egipto se emitieron monedas suyas como el dios Sol ( tradicional divinidad ivinidad egipcia) e incluso, en el apogeo de su locura, se presentaba vestido de e Mercurio, Apolo, Hércules y – para gran escándalo– incluso como Venus. Promovió omovió también la divinización de su amada hermana Drusila.
Los emperadores, además, comenzaron a intervenir en cuestiones estiones religiosas desde que Augusto decidió adquirir el título de Pontifex ifex Maximus ( Gran Pontífice). En esta condición, Tiberio expulsó de Roma ma a los caldeos, y Claudio, a los judíos.