EL EJÉRCITO, FUENTE DE PROBLEMAS PARA LA DINASTÍA
Los perdedores de las luchas por el poder en esta época –e incluso a veces los hijos de los vencedores que no eran favorecidos en la sucesión– encontraron su único refugio en el ejército, lejos de las intrigas de Roma. Con el tiempo, se crearon clientelas en torno a figuras militares carismáticas, que gozaban de bastante poder en las provincias en las que gobernaban. Así, desde las colonias empezaron a surgir iniciativas de oposición a la autoridad de los emperadores y se utilizó en ellas a las legiones de las que se disponía, e incluso se reclutó a otras. Este sería el sistema utilizado por Galba, quien a la postre pondría punto final a la dinastía de los julio-claudios al derrocar a Nerón. También la guardia pretoriana ejercería una perniciosa influencia, iniciada por su temible prefecto Sejano, quien puso en jaque al mismísimo Tiberio. Proveniente de la orden ecuestre –por tanto, de una clase social media–, Sejano se convirtió a pesar de ello en el principal colaborador del emperador, que delegó en él mucho poder. Sejano utilizó esa posición en el gobierno para protagonizar grandes purgas de opositores en el Senado, mediante juicios para los que se obtenían pruebas a través de una red de espías que manejaba implacablemente. Tiberio finalmente se desharía de él, y fue ejecutado mediante estrangulamiento.