LA UNIFICACIÓN DEL PAÍS
En torno a 2950 a.C., el rey Narmer asumió el gobierno de un Egipto unificado. Aquel hecho decisivo, que suponía la creación del primer Estado nación del mundo, fue celebrado con un dibujo que aparece en una paleta ceremonial, recuperada por los arqueólogos 4.850 años después en los restos de un templo de la ciudad de Nejen (Hieracómpolis en griego), que fue la capital del Alto Egipto durante el período predinástico y el centro del culto a Horus, dios tutelar de los faraones y símbolo del valle del Nilo.
En una cara de la paleta se puede apreciar al monarca con una maza dispuesto a golpear a su enemigo. En la otra, Narmer inspecciona varias filas de cuerpos decapitados. Defender Egipto suponía la destrucción de los adversarios del rey, que gobernó con mano de hierro para inculcar el sentimiento nacional a un pueblo disperso en un vasto territorio, cuyas fronteras iban de las tierras cercanas a Nubia hasta las del delta del Nilo, en el mar Mediterráneo.