La muemuerte de Franco según Max Aub
A LA FÉRTIL IMAGINACIÓN DEL GRAN MAX AUB (PARÍS, 1903-CIUDAD DE MÉXICO, 1972), genial e inclasificable escritor español de origen germano-francés y exiliado en México tras la Guerra Civil, debemos uno de los más sonados tiranicidios de ficción de todos los tiempos. En el relato La verdadera historia de la muerte de Francisco Franco (1960), Aub plantea una delirante e hilarante ucronía: el mexicano Ignacio Jurado, mesero (camarero) en el Café El Español, harto del griterío y la fanfarronería de un grupo de desterrados españoles que se reúnen en su local a diario a hacer tertulia –y cuya frase recurrente es que todo cambiará “cuando caiga Franco”–, viaja a Madrid y, ni corto ni perezoso, acaba de un disparo con la vida del dictador. Tras ununa rocambolesca huida por Europa, Jurado regresa sano y salvo a Ciudad de México, convencido de que, caído Franco, se habrá librado para siempre de los ruidosos españoles. Nada más lejos de la realidad: allí siguen vociferando, y ahora se ha unido a la discusión otro nutrido grupo de exiliados falangistas. El relato, obviamente, no fue publicado en España hasta la verdadera muerte del Caudillo, pero tampoco sentó nada bien a los trasterrados, de cuya incapacidad para dejar atrás el pasado y adaptarse a su país de acogida –así como de la insatisfacción crónica del carácter español– se burlaba Aub con certera ironía.