Muy Historia

Los idus DE MARZO

- ALBERTO PORLAN ESCRITOR Y FILÓLOGO

La historia antigua de Occidente, protagoniz­ada por Roma, llegó a un punto de inflexión el 15 de marzo del año 44 a.C. con el trágico asesinato de Julio César. Las crónicas detallaron los nombres de sus asesinos, pero lo cierto es que el causante último de la muerte de César no fue otro que su propio éxito.

El complot que se materializ­ó en el Senado de Roma durante los idus de marzo de 44 a. C. estuvo trufado de ingredient­es ajenos al motivo patriótico –la salvación de la República– que los conjurados esgrimiero­n para justificar­se. Básicament­e, esos ingredient­es fueron distintas formas del miedo. En primer lugar, estaba el miedo de sus rivales a ver limitado o suprimido su poder si César llegaba todavía más alto. Luego, el miedo de las familias patricias más conservado­ras presentes en el Senado a perder su privilegia­do estatus, desalojada­s por otros grupos y familias con menos abolengo pero seguidores acérrimos del nuevo régimen cesarino. La casta que había detentado hasta entonces el poder en la sombra –la plutocraci­a romana– estaba dispuesta a todo para impedirlo: Roma les pertenecía y nadie iba a poner tal cosa en cuestión, porque era su futuro lo que estaba en juego. También ayudó el miedo de algunos íntimos amigos de César, quienes temían sinceramen­te que su ascenso estratosfé­rico culminara en una restauraci­ón monárquica que liquidase las libertades del régimen republican­o. Es decir, que César acabara, irremediab­lemente, por convertirs­e en el rey absoluto de Roma. Sus enemigos, cuyos principale­s motivos eran el rencor, la envidia y los intereses económicos, hallaron en la suma de esos miedos el sustrato para la conjura y en la sospecha de que César terminaría coronándos­e rey el pretexto perfecto para matarlo. Pero la complejida­d del asesinato de Julio César no puede entenderse sin saber quién era y en qué se había convertido a los 55 años, cuando fue apuñalado.

EL SOBRINO DE CAYO MARIO

Vástago de una linajuda familia (los Julios) de historia oscura hasta un par de generacion­es antes de su nacimiento, Cayo Julio César no solo fue un hombre con múltiples talentos, sino también un tipo con suerte y con un olfato fuera de lo común para la búsqueda del éxito. Físicament­e era alto y bien parecido y rebosaba salud. También era ambicioso, listo, práctico y valiente. Tuvo la suerte de que algunos miembros de su familia materna (los Aurelios) entraran en el gobierno durante su adolescenc­ia y de que su tía Julia se casara con el prominente Cayo Mario, un personaje fundamenta­l en la Roma de aquel tiempo. Militar y político, su nuevo tío revitalizó el ejército fragmentan­do las legiones – que habían crecido demasiado

Cayo Julio César nació el año 100 a.C. en el seno de la familia de los Julios

para manejarlas con eficacia– en diversas cohortes. s. Nada menos que siete veces fue elegido Mario para ra ejercer el consulado, más que ningún otro en la histooria de la República, sacudida entonces por las hoscas as rencillas entre el partido popular, que hoy podríamos os considerar de izquierdas –y al que pertenecía­n Mario o y César–, y el de los optimates o excelentes, que dee fendían los privilegio­s de los aristocrát­icos nobiles y a quienes hoy llamaríamo­s derechista­s.

Esta rivalidad, que venía de lejos en la sociedad roomana, había dado lugar a una primera guerra civil il que comenzó cuando César tenía doce años y se prolongó hasta que tuvo dieciocho, con un coste de 65.000 víctimas mortales. Los populares, que conntrolab­an el Senado después de una matanza de seenadores optimates, nombraron cónsules a Mario, el tío de César, y a Cina, que se había convertido en su u suegro. Y estos, a su vez, favorecier­on a su respectivo vo sobrino y yerno con el importante nombramien­to o de sacerdote de Júpiter o flamenDial­is.

Algo después, los optimates entraron en Roma connducido­s por Sila, que se proclamó dictador y actuó ó como tal masacrando a muchos populares. César ar estuvo a punto de ser uno de ellos, pero lo evitó su origen patricio y se puso a salvo en Cilicia, el sur de la actual Turquía. A los 22 años, tras la muerte de Sila, regresó a Roma y se aproximó a los cónsules Craso y Pompeyo, que le hicieron concejal de festejos. César aprovechó para darse a conocer montando unos juegos deslumbran­tes, que serían recordados durante mucho tiempo y le darían una gran popularida­d. Luego aspiró al puesto de

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 ?? ALBUM ?? COMPLOT SENATORIAL. Las familias de la plutocraci­a romana tenían miedo de perder su poder en el Senado, y otros temían la desaparici­ón de la República y la entronizac­ión de César; por eso lo mataron, lo que no impidió, sino todo lo contrario, la instauraci­ón de una monarquía imperial. Arriba, el magnicidio en un cuadro de Von Piloty (1865).
ALBUM COMPLOT SENATORIAL. Las familias de la plutocraci­a romana tenían miedo de perder su poder en el Senado, y otros temían la desaparici­ón de la República y la entronizac­ión de César; por eso lo mataron, lo que no impidió, sino todo lo contrario, la instauraci­ón de una monarquía imperial. Arriba, el magnicidio en un cuadro de Von Piloty (1865).
 ??  ?? SILA ENTRA EN ROMA. Lucio Cornelio Sila (138-78 a.C.), militar y político romano del bando de los optimates –el contrario a los populares de Mario y César–, tomó Roma por la fuerza en 88 a.C. y se proclamó dictador. A la izquierda, Sila en un grabado de 1866.
SILA ENTRA EN ROMA. Lucio Cornelio Sila (138-78 a.C.), militar y político romano del bando de los optimates –el contrario a los populares de Mario y César–, tomó Roma por la fuerza en 88 a.C. y se proclamó dictador. A la izquierda, Sila en un grabado de 1866.
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CAYO MARIO (157-8 (157-86 A.C.). El tío de Julio César fue uno de los más prom prominente­s roman romanos de la era repu republican­a: sie siete veces cónsu cónsul, a él se debió la mayor refo reforma del ejército. Se cree que es este busto de la época aug augústea lo retrata.

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