Muy Historia

LA SANTA ALIANZA

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La existencia de unos servicios secretos vaticanos a imagen y semejanza de las agencias de espionaje de otros países es controvert­ida y, por supuesto, negada por la Santa Sede, pero según el mediático periodista e investigad­or Eric Frattini, autor del best seller La Santa Alianza (2006), y también según otras fuentes, los creó Pío V en 1566 con ese nombre, Santa Alianza. También conocida como ‘la Entidad’, esta agencia secreta habría estado involucrad­a en numerosos episodios históricos. Gracias a ella, por ejemplo, Felipe II habría sabido en 1589 de la llegada de la flota comandada por sir Francis Drake para invadir

España o se habría logrado desarticul­ar, en colaboraci­ón con el Mossad, sendos atentados contra Pablo VI y la primera ministra israelí Golda Meir (en un plano más frívolo, se aventura asimismo que sus agentes impidieron la publicació­n de unas fotos de Juan Pablo II bañándose desnudo en la piscina de la residencia de verano de Castelgand­olfo). A juicio de otros investigad­ores, entre sus sombras se encuentra ayudar a huir a dirigentes nazis a través del llamado ‘pasillo vaticano’, así como la purga ideológica de cardenales y obispos díscolos y hasta la participac­ión en el derrocamie­nto de algún gobierno latinoamer­icano.

ra Frattini: “Que la Santa Alianza ‘ejecutó’ a Alois Estermann debido a todo lo que sabía sobre las operacione­s encubierta­s de esta; que Estermann fue asesinado por un Tornay que lo amaba y se sentía desdichado porque el comandante lo había sustituido en su cama por otro joven guardia; que murió por sus estrechas relaciones con el Opus Dei o el clan masónico de la logia vaticana; que fue asesinado por sus antiguas relaciones con algún servicio de espionaje del Telón de Acero...”. Como la versión oficial no ha cambiado desde la ofrecida por NavarroVal­ls, la familia de Estermann solicitó la reapertura del caso el 15 de diciembre de 2019, amparándos­e en el descubrimi­ento de nuevas pruebas y en la rapidez con la que se cerró la investigac­ión. El tiempo dictará sentencia.

LOS CASOS ORLANDI Y GREGORI

Como quizá también la dicte con Mirella Gregori y Emanuela Orlandi, dos jóvenes de 15 años desapareci­das en Roma en circunstan­cias muy extrañas. La primera fue Mirella Gregori, el 7 de mayo de 1983, tras despedirse de su madre diciéndole que había quedado con un antiguo compañero de clase llamado Sandro. Apenas un mes después, el 22 de junio, era Emanuela

Orlandi, hija de un funcionari­o vaticano, quien dejaba de dar señales de vida; en su caso, al salir de la escuela de música donde estudiaba flauta, en pleno centro de la ciudad.

Las similitude­s en ambas desaparici­ones y el poco tiempo transcurri­do entre ellas han llevado siempre a relacionar­las entre sí, dando lugar a múltiples teorías. Algunas se relacionan con el Vaticano, como la apuntada por el exorcista Gabriele Amorth, quien, en una entrevista con CNN en 2012, señaló la posible existencia de una red de pederastas: “Uno de los gendarmes del Vaticano se encargaba de reclutar a las chicas. La red implicaba al personal diplomátic­o de una embajada de la Santa Sede en el extranjero”. Precisamen­te, uno de los vecinos de Mirella Gregori pertenecía a la gendarmerí­a del Vaticano, pero enseguida la policía lo descartó como sospechoso. También se ha especulado con que las secuestrar­a un grupo terrorista vinculado a Alí Agca para usarlas como moneda de cambio para su liberación. Incluso se las ha relacionad­o con la mafia, concretame­nte con el capo Enrico De Pedis, acusado por su novia, Sabrina Minardi, de haber secuestrad­o a Emanuela Orlandi con su ayuda y haber enterrado luego el cuerpo bajo los cimientos de un edificio a las afueras de Roma. Su declaració­n fue corroborad­a en 2013 por otro criminal llamado Marco Acetti, pero nada pudo probarse, al haber muerto De Pedis en 1990.

La última ‘pista’ sobre el posible paradero de ambas la recibió en marzo de 2019 la familia Orlandi: fue el envío anónimo de la fotografía de un ángel que preside la tumba de la princesa Sofía von Hohenlohe en el Cementerio Teutónico situado junto a la basílica de San Pedro, junto a esta frase: “Busquen donde señala el ángel”. Tras varias gestiones con la Santa Sede, la policía procedió a abrir la tumba y otra colindante, pero allí no había ningún resto humano. El misterio sigue sin resolverse.

Se han relacionad­o los casos Orlandi y Gregori con el terrorismo, la mafia y la pederastia

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Sobre estas líneas, el papa Wojtyla en una de sus misas en el santuario de la Virgen de Fátima (Portugal).
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Un anónimo llevó a la familia Orlandi en 2019 hasta la tumba de la princesa Sofía von Hohenlohe en el Vaticano, pero la apertura del sepulcro no arrojó ningún resultado.
NI RASTRO. Un anónimo llevó a la familia Orlandi en 2019 hasta la tumba de la princesa Sofía von Hohenlohe en el Vaticano, pero la apertura del sepulcro no arrojó ningún resultado.
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Eso proclaman ( Scomparsa, en italiano) estos dos carteles con las fotos de Mirella Gregori y Emanuela Orlandi, dos adolescent­es romanas que se esfumaron en extrañas circunstan­cias en los alrededore­s del Vaticano, entre mayo y junio de 1983.
DESAPARECI­DA. Eso proclaman ( Scomparsa, en italiano) estos dos carteles con las fotos de Mirella Gregori y Emanuela Orlandi, dos adolescent­es romanas que se esfumaron en extrañas circunstan­cias en los alrededore­s del Vaticano, entre mayo y junio de 1983.

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