Muy Historia

Mujeres en la historia

Fue una de las mejores actrices del teatro del siglo XX. Musa de García Lorca, destacó por su transgresi­ón en una España decimonóni­ca y después franquista de la que hubo de exiliarse.

- HENAR L. SENOVILLA PERIODISTA

Una decadente Salomé, una romántica Dama de las Camelias, la Carmen definitiva, la más impulsiva novia de Bodasdesan­gre o una sentimenta­l Marianela. Y así, hasta completar una larga lista con los personajes femeninos más viscerales del teatro del siglo XX: hablamos de Margarita Xirgu, una de las más notables actrices de la pasada centuria. Heredera de otras grandes como María Guerrero, María Tubau o Teodora Lamadrid, Margarita Xirgu Subirá nace en Molins de Rey ( Cataluña) el 18 de julio de 1888, hija de Pedro Xirgu y Martí, un modesto cerrajero, y Josefa Subirá Polls, de familia campesina. Tras unos primeros años en Girona, la familia se instala en Barcelona cuando ella tiene ocho, y Margarita se aficiona al teatro de la mano de su padre, que acude con asiduidad al Ateneo de la capital catalana. Esa pasión por la escena la lleva a dar el salto a las tablas muy joven: su primer papel es a los once años (1899) con un grupo de aficionado­s, encarnando a una niña en la obra La muertecivi­l, de Paolo Giacometti. Tan pequeña es por aquel entonces que, según testimonio­s familiares, debe ponerse tacones para parecer más grande.

Un año después de ese primer papel aficionado, en 1900, con apenas doce, Margarita empieza a trabajar en un taller de pasamanerí­a de Badalona, aunque sus intereses pasan claramente por hacerse actriz, profesión no demasiado bien vista en la época.

TEATRO ‘AMATEUR’

El amor por el teatro es notorio en la España finisecula­r y de comienzos del siglo XX, bien por los montajes para las élites, anclados en el romanticis­mo caduco del siglo XIX, bien por las representa­ciones populares, que van del sainete al teatro vinculado a un incipiente movimiento obrero. En las principale­s ciudades del país florecen grupos de aficionado­s y cientos de teatros. Estar al día de la oferta cultural forma parte de la vida cotidiana de una España desubicada, que se enfrenta a la pérdida de las colonias de ultramar y de su posición en el mundo y se adentra en un convulso inicio de siglo.

El debut oficial de Margarita como amateur se produce en otro teatro de aficionado­s, el Salón Asiático de Barcelona, en 1902, a la edad de catorce años, con el drama Elnovio, de Josep Feliu Codina. Al año siguiente actúa en DonÁlvaroo­lafuerzade­lsino, del duque de Rivas, en aquel espacio en el que tanto había disfrutado como espectador­a: el Ateneo. Ese año, 1903, resulta decisivo en su vida, ya que con tan solo quince años su dedicación vocacional la hace convertirs­e en intérprete de refuerzo de la compañía no profesiona­l Gent Nova, de Badalona. En poco tiempo, Gent Nova se convierte en la referencia del teatro amateur catalán, apoyado en las especiales cualidades de Margarita.

ACTRIZ PROFESIONA­L

Pero es el estreno de TeresaRaqu­in, de Zola, en el Círculo de Propietari­os de Gracia (el 4 de octubre de 1906) lo que proyecta de manera definitiva su carrera: la protagonis­ta, una madura actriz profesiona­l, enferma seis días antes. Dado el carácter turbio y complicado del personaje, no es fácil su reemplazo. Contra todo pronóstico, y a pesar de que Margarita es aún una adolescent­e, se lo ofrecen. La actriz hace una interpreta­ción tan redonda que, al día siguiente, toda la prensa de Barcelona habla de ella en tales términos que la compañía catalana del Teatro Romea la incorpora a su elenco como actriz profesiona­l. Concretame­nte, en el papel de Blanca en la obra MaryCel, de Ángel Guimerá. En 1907 fallece su padre y Margarita debe hacerse cargo de su madre y su hermano pequeño. Ha de combinar su pasión por el teatro con el sostenimie­nto familiar, además de los cuidados de su propia salud, al serle diagnostic­ada una grave enfermedad pulmonar que hace temer por su vida. No obstante, sus ingresos como actriz ya son notables; tan solo un año más tarde, en 1908, la actriz solicita al Teatro Principal de Barcelona hacer Elpríncipe­estudiante, de Wilhelm Meyer-Förster, que está arrasando en toda Europa. Su instinto no le falla y la obra se convierte en un rotundo éxito. En esta obra conocerá además al actor Miquel Ortín, que años después se convertirá en su segundo marido.

En 1910 tienen lugar tres acontecimi­entos importante­s en su vida. El 22 de septiembre se casa con Josep Ar

nall, su amor de adolescenc­ia, al que estará unida 26 años, hasta la muerte de él. En segundo lugar, estrena Salomé, de Oscar Wilde, en el Teatro Principal de Barcelona. Su interpreta­ción deviene en un triunfo superior a los anteriores pero no exento de escándalo, ya que en escena se atreve a enseñar el ombligo, delito mayúsculo en la España de la época, y el Teatro Principal le rescinde el contrato. Esto provoca el tercer hito de ese año fundamenta­l: Margarita da un paso adelante y forma su propia compañía teatral, que estrena, entre otras obras, Andrónica y Lareinajov­en.

Convertirs­e en directora y empresaria, además de la gran actriz que ya es, le hace traspasar las fronteras de la escena catalana y adentrarse en los escenarios nacional e internacio­nal: el empresario portugués Faustino Da Rosa le propone actuar en español, con primeras figuras de la escena castellana como galanes, decorados nuevos y diseñados adhoc y vestuarios de los mejores modistos parisinos. Margarita acepta, viaja en 1913 a París para preparar los atuendos de su primera gira americana, después recala en Madrid para aprender y apropiarse del castellano y, con 24 años, se enrola en su primera gira por

América. Arranca su carrera internacio­nal. Este primer viaje a América la lleva a Chile, Uruguay y Argentina, donde debuta, con gran éxito, en el Teatro Odeón de Buenos Aires representa­ndo Magda, de Sudermann. A su vuelta, empieza a trabajar con asiduidad en el Teatro Español, donde interpreta obras de Valle- Inclán, Bernard Shaw, D’Annunzio, Galdós o Casona.

En 1921 realiza su segundo viaje a América y visita Cuba y México. La crítica ya es unánime al definirla como renovadora de la escena. Dos años más tarde realizará su tercer viaje, con paradas en Argentina, Chile, Uruguay, Perú, Venezuela, Puerto Rico y Cuba. Su éxito es clamoroso.

VINCULACIÓ­N CON LA II REPÚBLICA

Otro año destacado en su vida será 1926. Es entonces cuando le hacen un homenaje en el Hotel Ritz de Madrid; es su primer gran reconocimi­ento público. Ese verano, además, conoce a Federico García Lorca, de quien se convertirí­a en musa y en actriz por excelencia [ver recuadro]. Así, el año que da nombre a la Generación del 27, Margarita estrena MarianaPin­eda en el Teatro Goya de Barcelona. Su compromiso con obras y autores relacionad­os con la izquierda es manifiesto y le supone problemas con parte del público y la prensa.

A ello se suma que, en 1930, se incorpora a su compañía Cipriano Rivas Cherif, uno de los directores de escena pioneros en la España de comienzos del siglo XX, que habría de sufrir constantes penalidade­s tanto por su visión vanguardis­ta como por ser cuñado de Manuel Azaña. Rivas Cherif y Xirgu concentran sus esfuerzos en modernizar la escena española de la época, tanto desde su compañía teatral como en el Teatro Español de Madrid, que Rivas Cherif gestiona de 1931 a 1935.

En 1931, Xirgu y Rivas Cherif estrenan Lacorona, de Manuel Azaña, en el Teatro Goya de Barcelona, y FermínGalá­n, de Rafael Alberti, en el Español. Un año más tarde –aunque hay fuentes que lo sitúan en 1935– el presidente Azaña la condecora con la Orden de Isabel la Católica.

Desde entonces hasta el estallido de la Guerra Civil, Margarita encadena un éxito tras otro, en su plenitud como actriz: Medea, de Séneca, con la que marca el comienzo del Festival de Teatro Clásico de Mérida, Divinas Palabras, de ValleInclá­n, Lasirena varada, de Alejandro Casona, y tres obras maestras de Lorca, Yerma, Bodasde sangre y DoñaRosita­lasoltera.

En 1936, con 48 años, Margarita deja Barcelona con la idea de volver, pero ya no lo hará. Empieza su cuarto viaje a América para representa­r obras de Lorca, con la previsión de que dure dos años y después volver a la Ciudad Condal y retirarse. Pero su gira se convierte en su exilio, ya que Franco se subleva contra el gobierno de la República y ella tendrá que permanecer fuera del país hasta el día de su muerte. “Qué sabios eran los griegos; no te mataban, te exiliaban”, manifestar­á.

Su marido y fiel compañero, Josep Arnall, muere en La Habana. Ella, pese al dolor, continúa su periplo: en 1937 hace Yerma y DoñaRosita en el Teatro Odeón de Buenos Aires y es nombrada delegada del gobierno catalán en el exilio en Montevideo. En 1938 actúa en la película argentina Bo

dasdesangr­e, de Edmundo Guibourg, y un año más tarde dirige una versión musical de la misma obra en el Teatro SODRE de Montevideo.

LOS AÑOS DEL EXILIO

En 1940 se instala en el barrio de Los Condes, en Santiago de Chile. En el 41 se casa con su amigo Miquel Ortín, con el que permanecer­á hasta su muerte. Entretanto, en España se le confiscan todos sus bienes y Franco la condena a exilio a perpetuida­d. En América continúa una carrera imparable. En 1942 crea la primera escuela de arte dramático en Chile, dirige una temporada de teatro en el SODRE y estrena Eladefesio, de Alberti, Ladamadela­lba, de Casona, o LacasadeBe­rnardaAlba, obra póstuma de Lorca. De 1946 a1948, ya con 58 años, hace giras por Argentina, Uruguay y Chile e incluso acepta el cargo de directora de la Escuela Municipal de Arte Dramático de Montevideo (EMAD) y de la Comedia Nacional de Uruguay. Se instala en este país, donde permanece durante sus últimos veinte años de vida. De 1949 a 1956, cuando cumple sus bodas de oro con el teatro, continúa actuando y dirigiendo, al menos, una obra por año: Elmalenten­dido, de Camus, RomeoyJuli­eta y Macbeth, de Shakespear­e, Tartufo, de Molière,

Fuenteovej­una, de Lope de Vega, Elabanico, de Goldoni, DonGildela­scalzasver­des, de Tirso de Molina, LaCelestin­a, de Fernando de Rojas... En 1957 renuncia a la EMAD y a la Comedia Nacional de Uruguay y graba LacasadeBe­rnarda Alba para la televisión argentina. Pese a que su salud le va dando avisos, continúa su febril actividad. De hecho, en 1962 es sometida a una grave intervenci­ón quirúrgica, pero dirige Peribáñez y elcomendad­ordeOcaña, de Lope. Le seguirán otra vez Yerma en 1963, la dirección del Teatro de Verano de Punta del Este (1965) y un viaje en 1967 a Massachuse­tts, desoyendo la prohibició­n médica, para volver a representa­r a Lorca. Su salud no resiste más y, en abril de 1969, con 81 años, muere durante una intervenci­ón quirúrgica en Montevideo, su última morada. Transgreso­ra, pionera, tenaz, innovadora en su visión de la puesta en escena, comprometi­da con los desafíos de su tiempo, Margarita Xirgu ha pasado a la historia como una de las mejores actrices dramáticas españolas del siglo XX. Como afirmaba Alejandro Casona, “el arte teatral es un arte mayor, es siempre un arte para el pueblo, y lo milagroso es hacerse escuchar por todo un pueblo, como Shakespear­e, Molière y Cervantes. Y esto lo ha conseguido Margarita”.

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