Por Francisco de Goya
En 1792, el pintor de Fuendetodos, convaleciente de una enfermedad extraña que le provocó su famosa sordera, fue invitado a pasar una temporada en el palacete de la duquesa de Alba en Sanlúcar de Barrameda ( Cádiz). Ya recuperado en gran medida, comenzó a pintar de nuevo, pero en una vertiente muy diferente de la que había llevado hasta entonces en su trayectoria. Es a partir de ese instante cuando Francisco de Goya y Lucientes ( 1746- 1828) se inclina por otros temas, principalmente escenas de género bañadas de una visión sarcástica y caricaturesca de la realidad, que rozan a veces lo fantástico sin olvidar nunca lo trágico y desagradable. Así nacen los Caprichos ( una serie de dibujos, grabados y lienzos inspirados en la vida real), pintados por su propio gusto y no por encargo de ningún cliente. Corral de apestados ( 1798- 1800) pertenece a esta época. Se trata de un lienzo de pequeño tamaño que ilustra los padecimientos de un grupo de enfermos en un mísero y oscuro hospital, donde la gente muere y padece en masa a causa de una epidemia. Hombres, mujeres, niños, muertos o moribundos, amontonados en la abovedada sala, son víctimas del más inhumano de los abandonos. ¿ Qué enfermedad diezmaba a estas personas? Lo desconocemos. Pero por entonces la viruela campaba a sus anchas por España.