Muy Historia

La abolición de la esclavitud

- JOSÉ ÁNGEL MARTOS PERIODISTA Y ESCRITOR

Aunque hoy, en pleno siglo XXI, sigue habiendo esclavos en ciertos lugares del mundo (y mafias que se dedican a la trata de personas a escala global), la causa de la ilegalizac­ión de esta cruel e indigna explotació­n del hombre por el hombre triunfó desde fines del siglo XVIII en muchos países. A Estados Unidos le costó una guerra y casi partirse en dos.

De manera que es usted la pequeña mujer que escribió el libro que provocó esta gran guerra”. Así saludó el presidente Lincoln a Harriet Beecher Stowe, la menuda autora de Lacabañade­ltío Tom (la novela más vendida del siglo XIX), al conocerse ambos en 1862. El relato había removido los sentimient­os humanitari­os de un ya fuerte movimiento en pro de la abolición de la esclavitud en el norte de Estados Unidos. Cuando Lincoln y Stowe se encontraro­n, la Guerra de Secesión (1861-1865) estaba en su apogeo porque la otra mitad del joven país, la del sur, no quería renunciar de ninguna manera al modelo económico y social construido en torno a la esclavitud.

DOS PAÍSES EN UNO

El debate de la esclavitud polarizaba Estados Unidos desde hacía más de medio siglo, fruto del antagonism­o entre los estados sudistas, cuya economía de grandes plantacion­es agrícolas se basaba en el trabajo forzoso, y los estados del norte, con un modelo más comercial e industrial y un peso de la religión protestant­e muy fuerte en su ideología y conciencia.

El territorio pionero en abolir la esclavitud fue una pequeña región del norte, Vermont, fronteriza con Canadá. Prohibió esta práctica al mismo tiempo que se declaraba independie­nte en 1777, un año después de que las primeras colonias lo hiciesen. En su Constituci­ón, Vermont incluyó este artículo: “Ningún hombre, nacido en este país o traído del mar, debe ser retenido por ley para servir a ninguna persona, como sirviente, esclavo o aprendiz, después de llegar a la edad de veintiún años, ni ninguna mujer, de la misma manera, después de que llegue a la edad de dieciocho años”.

Pero Vermont fue durante más de una década un territorio soberano – no se integró en la Unión hasta 1791– y, por tanto, no participó en el debate que dio origen a la Constituci­ón americana de 1787. Esta supuso un gran progreso para su tiempo en muchos aspectos políticos, por lo que no es de extrañar que el asunto de la esclavitud fuese objeto de calurosas discusione­s, pero no se llegaría a adoptar una medida como la decidida por Vermont. No hay que cometer la ingenuidad de pensar que todas las propuestas de los padres fundadores ( Founding Fathers, los líderes de la Independen­cia americana) fueron idealistas: sí se debatió prohibir el tráfico de esclavos, pero también crear instrument­os legales para poder perseguir sin reservas a los siervos que se habían escapado a otro estado y llevarlos de vuelta a sus dueños. Y también se discutió cómo se les contabiliz­aba a efectos electorale­s aunque ellos no votaran, porque sí daban derecho a una mayor representa­ción a sus dueños.

El rechazo al esclavismo del norte y los intereses económicos del sur (plantacion­es con mano de obra esclava) eran irreconcil­iables

FRANKLIN Y LA MÁQUINA DESMOTADOR­A

Desde 1785, empero, existían sociedades que propugnaba­n la abolición de la esclavitud. La primera de ellas, la de Pensilvani­a, logró reclutar para su causa a Benjamin Franklin ( 1706- 1790), uno de los padres fundadores. Este, ya casi al final de su vida, asumió la bandera antiesclav­ista y envió a la primera reunión del Congreso estadounid­ense en 1790 una petición en la que solicitaba “promover misericord­ia y justicia hacia esta raza afligida”. Dos meses después, Franklin fallecía, pero su batalla sería continuada por muchos otros. Aun así, el Congreso tardaría en tomar una decisión definitiva. En muchos lances de los debates que se produjeron durante aquellos años en la joven Unión, los estados del norte no plantearon un pulso hasta el final porque, en el fondo, era creencia extendida que la esclavitud se iba a acabar por sí misma en breve. Se considerab­a una institució­n caduca, moralmente reprobable y, desde un punto de vista práctico, cada vez más complicada de mantener.

Pero, paradójica­mente, un invento propio de la revolución industrial le iba a devolver vigencia: la máquina desmotador­a. Inventada por Eli Whitney en 1793, separaba mecánicame­nte las fibras de algodón del resto de la planta, lo que aceleraba la recolecció­n respecto a cuando se hacía manualment­e. La consecuenc­ia fue que la industria algodonera se convirtió en la primera mitad del siglo XIX en el principal subsector económico de Estados Unidos, dominado por los estados sudistas. Y estos no iban a renunciar a sus plantacion­es, mantenidas gracias a la mano de obra de los esclavos negros y que, de repente, se habían transforma­do en la inversión más beneficios­a posible.

LEYES Y TRAMPAS

Surgió así un importante choque entre los intereses económicos del sur y la dinámica política de rechazo al esclavismo. En 1794, una ley pro

hibió a los barcos estadounid­enses traer esclavos de países extranjero­s. Unos años después, otro padre de la patria tomaba el testigo de Franklin: Thomas Jefferson, presidente desde 1801, urgió a tomar medidas más decisivas para acabar con el tráfico de esclavos africanos, que ahora realizaban barcos extranjero­s, recurso con el que se sorteaba la ley. Finalmente, el Congreso aprobaría en 1807 la Ley de Prohibició­n de la Importació­n de Esclavos, que entró en vigor el 1 de enero de 1808.

Pero la medida no era plenamente eficaz, ya que no legislaba nada sobre el comercio interno de esclavos en el país y este se había convertido en una actividad boyante, apoyada en la creciente demanda algodonera. Se ha calculado que fueron trasladada­s de estado en esta época entre 800.000 personas y un millón. La ruta habitual las llevaba desde los estados más al norte del sur ( el llamado Upper South) hasta los más meridional­es. Es decir, Carolina del Norte, Virginia, Maryland y Kentucky solían ser los puntos de partida, mientras que los de llegada eran Carolina del Sur, Georgia, Arkansas, Alabama, Misisipi y Luisiana. Estos últimos territorio­s eran de más reciente colonizaci­ón y, por tanto, en ellos se instalaban muchas nuevas plantacion­es, que requerían de mano de obra.

No solo los propietari­os agrícolas del sur se beneficiar­on de ello. Historiado­res económicos que han analizado las transaccio­nes de la época han llegado a la conclusión de que ser traficante interestat­al de esclavos en Estados Unidos era por entonces un trabajo con mayor potencial de ingresos que, por ejemplo, dedicarse a un oficio mecánico especializ­ado. Las ganancias a obtener llevaron a situacione­s que hoy nos parecen escandalos­as, como que los jesuitas de Maryland vendieran en 1838 a 272 esclavos que vivían en plantacion­es de su propiedad para obtener con la transacció­n recursos económicos con los que financiar la prestigios­a Universida­d de Georgetown, fundada por ellos, que pasaba una mala situación económica.

EL CARISMÁTIC­O ABRAHAM LINCOLN

Mientras todo esto ocurría, la opinión pública del norte cada vez estaba más sensibiliz­ada. El periódico TheLiberat­or de Boston, crítico con el esclavismo desde una óptica religiosa, ejercería una influencia importante sobre las capas más ilustradas. Y, sobre la ciudadanía en general, tendría una enorme repercusió­n la publicació­n del libro Vidadeunes­clavoameri­cano.Biografíad­e FredericDo­uglass, la narración escrita en 1845 por este hombre negro huido de la esclavitud en Maryland y que se instalaría en Massachuse­tts. Esta autobiogra­fía fue todo un bestseller. Al llegar la década de 1850, la abolición de la esclavitud se había convertido en un debate que eclipsaba a los demás. La publicació­n de Lacaba

ñadeltíoTo­m en 1852 fue un aldabonazo. Más de 300.000 lectores ( solo en ese año) quedaron impresiona­dos por sus desgarrado­ras descripcio­nes de la crueldad esclavista. Apenas dos años después surgió un nuevo partido, el republican­o, al que hoy percibimos como muy derechista pero cuya gran causa fundaciona­l fue la oposición decidida a la esclavitud. Los republican­os se hicieron pronto muy populares en el norte y, cuando encontraro­n a un líder carismátic­o como Abraham Lincoln, uno de los grandes oradores de la historia, consiguier­on acceder a la presidenci­a en 1860.

Lincoln rehusaba contempori­zar sobre el asunto de la esclavitud, al contrario de lo que había pasado medio siglo antes. En un discurso en New Haven en marzo de 1860, medio año antes de su elección, ya había avisado: “Esta cuestión de la esclavitud es más importante que cualquier otra; de hecho, se ha convertido en algo tan importante que ningún otro asunto nacional puede llegar a ser oído en este momento”.

GUERRA CIVIL

La victoria de Lincoln fue muy ajustada, entre otras cosas porque en los estados sureños ni siquiera había papeletas con su nombre. Su elección indignó al “Viejo Sur”, y los estados que lo componían anunciaron su secesión de la Unión antes incluso de que Lincoln tomase posesión del cargo y formaron la llamada Confederac­ión. El camino hacia la guerra estaba pavimentad­o. Durante cuatro años, los veintitrés estados fieles a la Unión se enfrentarí­an a los once confederad­os. A mitad de la guerra, el 1 de enero de 1863, Lincoln utilizó sus poderes excepciona­les de comandante en jefe para emitir una orden de Proclamaci­ón de la Emancipaci­ón que convertía en hombres y mujeres libres a más de tres millones y medio de personas esclavizad­as en el sur. A medida que se tomó el control de este, los esclavos fueron emancipado­s en virtud de dicha orden. Aun así, a Lincoln le preocupaba que una medida emitida de forma tan excepciona­l pudiera ser recurrida en los juzgados tras la guerra, de forma que alentó a su partido a promover la 13 ª Enmienda a la Constituci­ón, con la que la abolición quedó definitiva­mente adoptada en la legislació­n el 18 de noviembre de 1865.

La esclavitud había terminado. Para la igualdad entre razas todavía quedaba mucho.

 ??  ??
 ??  ?? ‘ESCLAVOS RECOLECTAN­DO ALGODÓN’.
Grabado coloreado de 1878, publicado en la revista La Ilustració­n Española y Americana (1869-1921).
‘ESCLAVOS RECOLECTAN­DO ALGODÓN’. Grabado coloreado de 1878, publicado en la revista La Ilustració­n Española y Americana (1869-1921).
 ??  ?? LA ‘MADRE’ DEL TÍO TOM.
La abolicioni­sta Harriet Beecher Stowe (18111896) en una fotografía de 1872. Fue la autora de La cabaña del tío Tom, novela sentimenta­l sobre la maldad e inmoralida­d de la esclavitud publicada en 1852.
LA ‘MADRE’ DEL TÍO TOM. La abolicioni­sta Harriet Beecher Stowe (18111896) en una fotografía de 1872. Fue la autora de La cabaña del tío Tom, novela sentimenta­l sobre la maldad e inmoralida­d de la esclavitud publicada en 1852.
 ??  ?? LA GUERRA CIVIL.
El cuadro First at Vicksburg (1955) muestra cómo los confederad­os sufrieron para contener al heroico 1er Batallón de la 13ª Infantería norteña en la batalla del 19 de mayo de 1863 en Vicksburg (Misisipi).
LA GUERRA CIVIL. El cuadro First at Vicksburg (1955) muestra cómo los confederad­os sufrieron para contener al heroico 1er Batallón de la 13ª Infantería norteña en la batalla del 19 de mayo de 1863 en Vicksburg (Misisipi).
 ??  ?? BENJAMIN FRANKLIN.
Este editor, político, científico e inventor fue denominado ‘el Primer Americano’ por su infatigabl­e campaña por la unidad colonial y acabó siendo uno de los padres fundadores de EE UU.
En la imagen, retratado a los 79 años de edad por Joseph Duplessis.
BENJAMIN FRANKLIN. Este editor, político, científico e inventor fue denominado ‘el Primer Americano’ por su infatigabl­e campaña por la unidad colonial y acabó siendo uno de los padres fundadores de EE UU. En la imagen, retratado a los 79 años de edad por Joseph Duplessis.
 ??  ?? UN GRAN INVENTO.
Patente original (14 de marzo de 1794) de la desmotador­a. Al separar rápida y fácilmente el algodón del resto de la planta, dio un gran impulso a la industria sureña algodonera.
UN GRAN INVENTO. Patente original (14 de marzo de 1794) de la desmotador­a. Al separar rápida y fácilmente el algodón del resto de la planta, dio un gran impulso a la industria sureña algodonera.
 ??  ?? UN HOMBRE PARA LA HISTORIA.
Abraham Lincoln (1809-1865), artífice de la emancipaci­ón de los esclavos en EE UU, fotografia­do por Alexander Gardner el 5 de febrero de 1865.
UN HOMBRE PARA LA HISTORIA. Abraham Lincoln (1809-1865), artífice de la emancipaci­ón de los esclavos en EE UU, fotografia­do por Alexander Gardner el 5 de febrero de 1865.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain