16 DE JULIO, LOS ÁLAMOS, NUEVO MÉXICO
El jefe del Laboratorio Nacional de Los Álamos, Julius Robert Oppenheimer, dirigía esa madrugada los preparativos para el primer ensayo nuclear. La bomba atómica llamada Gadget colgaba de una torre de acero en medio del desierto. 425 personas, entre científicos y personal militar, esperaban en búnkeres de hormigón y trincheras. La excitación se sentía en el aire. El físico Edward Teller puso a todos aún más nerviosos cuando, en medio de la oscuridad, empezó a darse protección solar. “Se estima que la fuerza explosiva de la bomba es equivalente a entre 2.000 y 20.000 toneladas de TNT”: ese fue el cauteloso cálculo de Oppenheimer. La realidad era que nadie podía predecirlo con seguridad. El reloj marcaba las 05: 30 cuando Gadget explotó con una potencia equivalente a la de 18.000 toneladas de TNT. Una cegadora luz multicolor iluminó el cielo nocturno y, a pesar de las gafas protectoras, dejó a todos aturdidos. Entonces se oyó un estallido ensordecedor seguido de una tremenda onda expansiva, como si hubiera habido un terremoto. Aunque se encontraban protegidos por muros de hormigón, los observadores más cercanos a la explosión cayeron al suelo. Una nube con forma de hongo de varios kilómetros de alto se alzó sobre el paisaje desierto. Oppenheimer supo en ese instante que el mundo no volvería a ser el mismo.