EL GOBIERNO DE ARMADA
Lista del gobierno de concentración leída por el general Alfonso Armada al teniente coronel Antonio Tejero a las 12 de la nohe del 23 de febrero de 1981: Presidente: general Alfonso Armada.
Vicepresidente para Asuntos Políticos: Felipe González (PSOE). Vicepresidente para Asuntos Económicos: J. M. López de Letona (Banca).
Ministro de Asuntos Exteriores: José María de Areilza (Coalición Democrática).
Ministro de Defensa: Manuel Fraga Iribarne (Alianza Popular). Ministro de Justicia: Gregorio Peces-Barba (PSOE).
Ministro de Hacienda: Pío Cabanillas (UCD).
Ministro del Interior: general Manuel Saavedra Palmeiro. Ministro de Obras Públicas: José Luis Álvarez (UCD).
Ministro de Educación y Ciencia: Miguel Herrero de Miñón (UCD). Ministro de Trabajo: Jordi Solé Tura (PCE).
Ministro de Industria: Agustín Rodríguez Sahagún (UCD). Ministro de Comercio: Carlos Ferrer Salat (presidente de la CEOE). Ministro de Cultura: Antonio Garrigues Walker (empresario). Ministro de Economía: Ramón Tamames (PCE).
Ministro de Transporte y Comunicaciones: Javier Solana (PSOE). Ministro de Autonomías y Regiones: general Antonio Sáenz de Santamaría.
Ministro de Sanidad: Enrique Múgica Herzog (PSOE).
Ministro de Información: Luis María Anson (presidente de la agencia EFE).
doctora del Congreso, Carmen Echave, que tenía libertad de movimientos por el edificio aquella noche, apuntó en una hoja de libreta los nombres que Armada iba leyendo a Tejero durante su tensa discusión. La lista fue publicada por Francisco Medina en su libro (Barcelona, Plaza y Janés, 2016, p. 380) y por Victoria Prego en ( Dos barajas para un golpe, en “Los papeles secretos del 23
23 de febrero de 2006, p. 13, dossier de 16 páginas).
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La amenaza escenificada debe estar bien medida, amagando con el fantasma del golpe duro y evitando a la vez cualquier estallido de violencia que invalide la operación. Tiene que parecer que la Constitución está amenazada, pero solo parecerlo. Y por supuesto Armada no debe dejar rastro de su papel en la preparación de tal movimiento, pues no podía constar para nadie y en ningún sitio que “el salvador de la democracia” había ayudado a crear una cortina de humo para justificar su papel como redentor de la misma. Máxime cuando ese trampantojo, de salir mal, podría poner en peligro la propia Carta Magna. Es una operación delicada y audaz, más propia de espías que de impetuosos militares descontentos con la recién estrenada democracia. Por eso el papel de una parte de los servicios secretos españoles en este acontecimiento fue probablemente mucho más importante de lo que hoy sabemos y de lo que, desde luego, puede probarse, habida cuenta la escasa documentación disponible.
A las 18:20 horas de la tarde del 23 de febrero, el teniente coronel Tejero irrumpe en el hemiciclo al frente de 265 guardias civiles. Siguiendo las consignas que Armada trasladara a Tejero dos días antes, recordadas al principio de este artículo, el teniente coronel entra en el edificio del Congreso en medio de los gritos de “¡Viva el Rey!” que pronuncian algunos de sus hombres. “Quieto todo el mundo”, grita él pistola en mano mientras sube a la tribuna del Congreso. Después los disparos, el silencio, el miedo... y el fantasma de la Guerra Civil más vivo que nunca.
Milans ha sacado ya sus tanques por Valencia y la División Acorazada Brunete está a punto de hacer lo propio por Madrid. Pero la llamada que el general jefe de la Brunete, José Juste, hace a Zarzuela frustra el despliegue del gigante acorazado. Tanto el jefe del Estado Mayor de la Brunete, coronel San Martín, como uno de sus mandos
18 HORAS DE TENSIÓN.
Tejero irrumpió en el Congreso a las 18:23 del 23 de febrero de 1981 y la liberación de los diputados no llegó hasta las 12:15 del día siguiente. A la derecha del golpista, el presidente del Congreso, Landelino Lavilla; debajo, un jovencísimo José Bono.