LA SOLUCIÓN CONCILIAR
Tiempo antes de la explosión del cisma ya existían teorías que defendían la necesidad de otorgar mayor importancia a los concilios como instrumentos de gobierno de la Iglesia. Estas ideas suponían un quebranto de la autoridad tradicional del papa, puesto que defendían un mayor control de este por los cardenales. El cisma dio pie a ensayar esta vía.
La Universidad de París tuvo una importancia capital en la expansión de la idea de la primacía conciliar. Tras el evidente fracaso de la vía militar, los doctores parisinos propusieron tres soluciones, ciertamente no exentas de dificultades y problemas, que reflejaban un claro principio antijerárquico, pues apuntaban directamente a los pilares de preeminencia del papado. En primer lugar, se solicitó la abdicación voluntaria de ambos pontífices para elegir uno común (via cessionis); en segundo lugar, se pidió la designación de árbitros que estudiasen los derechos de cada uno de ellos y dictaran un fallo (via compromissi). Ante el fracaso de ambas se optó por la via concilii.
Con el enquistamiento del conflicto aumentaron las críticas hacia los pontífices, así como el desprestigio, hasta tal punto que parte de los colegios cardenalicios de Gregorio XII (obediencia romana) y Benedicto XIII (sucesor de Clemente VII, conocido como el papa Luna) se congregaron en solitario en un concilio en Pisa. Sin embargo, la falta de legitimidad de la reunión no hizo más que empeorar la situación, ya que elevaron a un tercer papa, Alejandro V. La solución definitiva no llegaría hasta el concilio de Constanza, que comenzó sus sesiones en noviembre de 1414. Los papas de las tres obediencias fueron destituidos y se nombró, por fin, a un papa único, Martín V. No fue una tarea sencilla, pues hubo que vencer muchas resistencias seglares y religiosas, pero la amenaza turca consiguió que la cristiandad occidental llegara a un frágil equilibrio. Apenas un siglo después, las diferentes visiones sobre el papel de la Iglesia volverían a relucir y provocarían la ruptura de la cristiandad occidental de manera definitiva.