HIPÓLITO D’ESTE (1479-1520), UN CARDENAL DEL RENACIMIENTO
La biografía de Hipólito d’Este, hijo del duque de Ferrara Hércules, incluye todos los detalles que requiere el lado más oscuro de las aristocracias eclesiásticas durante el Renacimiento italiano: nombrado abad con tres años y arzobispo con siete, a pesar de la oposición papal a esta nómina, con la que asumió la mitra de Estrigonia, en la actual Hungría, su vida discurrió entre la política, el lujo y la lujuria que permitían sus pingües ingresos eclesiásticos y la dignidad de cardenal, a la que fue elevado con catorce años. Coleccionó obras de arte, libros, amantes, sedes obispales y abadías y fue también el principal protector del poeta Ludovico Ariosto. Uno de los episodios más oscuros de su vida está relacionado con el atentado que mandó perpetrar contra la vida de su hermanastro Julio, hijo ilegítimo del duque Hércules, al que su padre había iniciado también en la vida eclesiástica. Los dos hombres se habían enamorado de la misma mujer, Ángela Borgia, prima de Lucrecia, la hija del papa Alejandro VI. La preferencia de Ángela por Julio y la belleza que para ella poseían los ojos de él fue el factor que desencadenó la vendetta. En 1505, Julio fue atacado por esbirros del cardenal que le esperaban en el camino que desde su residencia rural llevaba a Ferrara. Julio fue salvajemente acuchillado en la cara (terrible respuesta de Hipólito a las palabras de Ángela), perdiendo la visión en un ojo como consecuencia de las heridas sufridas. Un año más tarde, Julio intentó vengarse ayudando a su hermanastro Ferrante en la conjura contra el nuevo duque Alfonso y contra Hipólito, su brazo derecho en el ducado. El golpe fracasó y los hermanastros fueron arrestados. Julio vivió más de medio siglo en una torre del castillo de Ferrara, de donde salió solo en 1559, tras un perdón otorgado por Alfonso II. Hipólito había muerto muchos años antes, en 1520, protagonista indiscutible de las crueldades de la política italiana.