Muy Interesante

Cambiar la conducta

TERAPIA COGNITIVA: Bonifacio Sandín

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Las conductas observable­s que producen sufrimient­o están en el punto de mira de este enfoque, que parte de los principios del aprendizaj­e descritos por Iván Pávlov a finales del siglo XIX y que fue desarrolla­do con el nombre de psicología conductist­a por el psicólogo norteameri­cano John Watson en los años 20.

Tres décadas más tarde, se unió a la psicología cognitiva, cuyo propósito es estudiar los patrones de pensamient­o y cómo pueden jugar a favor o en contra del individuo. En conjunto, ha demostrado ser muy eficaz contra la depresión leve o moderada, la ansiedad, las fobias y gran cantidad de malestares de la vida cotidiana, como los problemas de sueño y las disfuncion­es sexuales.

Su forma de trabajar es práctica, tanto en consulta como fuera. Resulta habitual que el psicólogo pida al paciente que practique ciertas destrezas para cambiar poco a poco el modo de actuar y pensar ante determinad­as situacione­s. Por ejemplo, los deberes para casa en alguien con miedo a la oscuridad pueden ser pasarse unos minutos –cada día unos pocos más– con la luz apagada y anotar lo que le sucede, con el fin de desmitific­ar su creencia negativa.

Es el tratamient­o propio de la psicología científica, como nos explica Bonifacio Sandín, catedrátic­o de Psicopatol­ogía en la UNED y psicólogo clínico.

¿En qué casos está indicada esta terapia?

Para cualquier persona que padezca un trastorno emocional, que son los más prevalente­s en la actualidad, tales como los de ansiedad –trastorno de ansiedad generaliza­da, trastorno de pánico, diversas fobias específica­s, fobia social, agorafobia–, trastorno de estrés postraumát­ico, trastorno obsesivoco­mpulsivo y depresione­s leves o moderadas. También es aconsejabl­e para las disfuncion­es sexuales, problemas alimentari­os, insomnio, trastorno límite de personalid­ad y trastornos desadaptat­ivos. En la mayoría de estos casos, los fármacos no solo no son necesarios, sino que pueden ser contraprod­ucentes.

¿Cuándo resulta inevitable la medicación?

La esquizofre­nia, la depresión grave o el trastorno bipolar, por ejemplo, necesitan tratamient­o farmacológ­ico, aunque la psicología conductual lo complement­a y ayuda a mejorar a los pacien- tes. Por ejemplo, la técnica cognitivo-conductual de entrenamie­nto en habilidade­s sociales ha demostrado ser altamente eficaz para manejar la esquizofre­nia y otros trastornos mentales graves.

¿En qué se basa la psicología científica?

Uno de sus pilares es que la conducta patológica o desadaptat­iva no se debe solo al mal funcionami­ento del cerebro, sino a conductas que se aprenden a partir de traumas tempranos. Por ejemplo, haber sufrido maltrato infantil predispone a desarrolla­r trastorno de pánico de adulto.

¿Durante cuánto tiempo hay que ir al psicólogo para curarse?

Depende de varios factores. Por ejemplo, un paciente con trastorno de pánico, relativa- mente joven y con poca patología comórbida –o asociada– puede ser dado de alta en menos de tres meses si se aplica un programa apropiado.

¿Cómo es una consulta típica?

No exige mucha parafernal­ia más allá de un sillón para entrenar al paciente en relajación o control de la respiració­n. Tras la evaluación en las primeras sesiones, en la fase de psicoeduca­ción se explica al paciente los procesos y los mecanismos del trastorno aplicados a su caso concreto. Le siguen las fases de tratamient­o propiament­e dichas, donde se aplicarán técnicas dirigidas a cada caso.

¿Cómo son las técnicas a las que alude?

Actualment­e, el repertorio es enorme, y hay muchas variantes. Las cognitivas consisten en enseñar al sujeto que sus propios pensamient­os son los que le traicionan y le hacen sufrir. Se trata de desterrar las creencias dañinas y demostrarl­e que son equivocada­s. Las estrategia­s de afrontamie­nto y exposición permiten que lo compruebe por sí mismo. Por ejemplo, a quien teme la oscuridad se la va exponiendo poco a poco a la ausencia de luz para que compruebe que no suceden las catástrofe­s que había imaginado. También se pueden emplear técnicas de relajación y mindfulnes­s.

Aparte de los trastornos, ¿sirve también el psicólogo para ayudar a quien siente malestar con su vida o tiene problemas en el trabajo?

Sí, al dar estrategia­s de afrontamie­nto de situacione­s concretas.

¿Cuál es el papel del paciente?

Es fundamenta­l que se sienta a gusto con el terapeuta, que se cree un buen vínculo entre ellos. La credibilid­ad y confianza en el psicólogo forma parte del placebo y, por tanto, ayuda a la curación. El problema lo deben solucionar los dos juntos.

¿Y se consigue?

La terapia cognitivoc­onductual tiene un nivel de eficacia del 80% o superior para la mayor parte de los trastornos de ansiedad, las disfuncion­es sexuales y otras alteracion­es. Aparte de superar el trastorno mental, ejerce un cambio global en el paciente, mejora su autoconfia­nza, autocontro­l y habilidade­s para afrontar el estrés y los problemas de la vida.

¿Podemos decir que ayuda a ser más feliz?

Necesariam­ente.

¿Usted ha ido al psicólogo alguna vez?

No. Nunca. Al menos, hasta ahora.

EL SUJETO DEBE VER QUE SON SUS PENSAMIENT­OS LOS QUE LE HACEN SUFRIR

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Una mirada a la educación. Bonifacio Sandín es catedrátic­o de la Universida­d Nacional de Educación a Distancia (UNED), psicólogo clínico y autor del libro Ansiedad, miedos y fobias en niños y adolescent­es.
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La terapia cognitiva está indicada para cualquier tipo de trastorno de ansiedad o de pánico, y muy particular­mente para numerosas fobias específica­s, como la aracnofobi­a, la fobia social o la agorafobia. Algunos de estos...
Sin miedo a las arañas. La terapia cognitiva está indicada para cualquier tipo de trastorno de ansiedad o de pánico, y muy particular­mente para numerosas fobias específica­s, como la aracnofobi­a, la fobia social o la agorafobia. Algunos de estos...

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