Hay ‘magia’ en los sonidos
Las palabras pueden persuadir, enamorar, estigmatizar... Así lo indica Mark Pagel en su libro Conectadosporlacultura: “Imagine el lector la fascinación que debe de provocar en la mente de un niño descubrir que cuando emite el sonido o la secuencia de sonidos adecuados puede mover objetos de una habitación a otra como por arte de magia y hacer que lleguen a sus manos o incluso a la boca”. Los sonidos que producimos también tienen otros poderesocultos. Por ejemplo, en un ensayo publicado en Neuroscience
Letters, un equipo de psicólogos de la Universidad Autónoma de Madrid indica que los insultos revolucionan más nuestra mente que los halagos, algo que puede observarse mediante técnicas de neuroimagen.
Del mismo modo, los asuntos de los que hablamos también consiguen modular las sensaciones. Lo puso de manifiesto un estudio epidemiológico realizado por investi- gadores de las universidades de Harvard, San Diego y Chicago: durante sesenta años midieron el estado de ánimo de 5.200 personas en Massachusetts; las que se sentían más solas eran justo las que se relacionaban más a menudo con los individuos que más se quejaban de su propia soledad.
BAJONAZO O SUBIDÓN TONAL. Otros trabajos han revelado que el modo en que pronunciamos las palabras puede, igualmente, dejar huella en el estado de ánimo de los demás. En un experimento llevado a cabo en la Universidad de Wurzburgo, en Alemania, se pidió a unos voluntarios que escucharan una grabación de un párrafo escrito por el filósofo David Hume. Había dos versiones, una de ellas entonada de un modo un poco más triste. Pues bien, quienes escucharon esta última se vieron anímicamente contagiados por esa aflicción.