Los mejores remedios contra su picor

Si surge el miedo repentino –e irracional– a que la agonía no acabe jamás, lo mejor que se puede hacer es ingerir caseína, presente en los productos lácteos, como antídoto. Esta proteína rodea la molécula de la capsaicina, neutralizándola y volviéndola ineficaz. Una acción parecida la consiguen los lípidos, esto es, las grasas, como pueden ser las del aceite o el tocino. Esto se debe a que la capsaicina es liposoluble, se disuelve en la grasa. Por todo ello, uno de los productos más eficaces contra el picor es el chocolate con leche, ejemplo de producto lácteo y graso a la vez. Pero ¿y si somos alérgicos a la lactosa o no tenemos ese tipo de productos a mano?

PAN Y ARROZ. En ese caso podemos recurrir a todo un clásico presente en cualquier restaurante o barra de bar: el pan. Masticar un trozo de pan sirve para reducir la sensación de ardor, ya que absorbe la capsaicina, extrayéndola de las membranas mucosas. Aunque en menor medida, el arroz también realiza una función similar.

Si lo que queremos es reducir el picante de un plato antes de comérnoslo, podemos añadir un poco de miel o azúcar; pero, claro, esto podría alterar el sabor de la comida, así que no conviene abusar de esta opción.

Uno de los remedios más populares, y no por ello menos acertado, es beber cerveza como acompañamiento de la comida picante. El alcohol es otro disolvente natural de la capsaicina, pero el alivio que ofrece es solo temporal; deberás ingerir bastante líquido para conseguir apaciguar tu boca, por lo que una bebida de baja graduación, como la cerveza, es una de las variedades de bebidas alcohólicas más apropiadas para consumir durante todo el periodo de ingesta de un menú cargado de capsaicina. Además, el hecho de que se suela servir fría, o muy fría, también ayuda a aliviar la quemazón que nos produce el picante. Finalmente, otra opción es, como aconseja el cocinero Roberto Ruiz, del restaurante Punto MX, simplemente “entregarse al placer”. Funciona.