NO TODOS LOS TRANSGÉNERO DESEAN PASAR POR LOS TRATAMIENTOS HORMONALES Y LAS CIRUGÍAS DEL
CAMBIO DE SEXO
el proceso. En el caso de los más jóvenes, la transformación física es más sencilla. Lo habitual es comenzar con los bloqueadores hormonales, que impiden el desarrollo de las glándulas mamarias o de la menstruación en las mujeres; o la proliferación de vello corporal y el cambio de la voz en los hombres. Lo siguiente en la metamorfosis de mujer a hombre es pasar por una mastectomía o extirpación de las glándulas mamarias y una histerectomía, la eliminación total o parcial del útero–; para los dos casos, el último estadio es la reasignación definitiva del cambio de sexo con una compleja cirugía que rediseña los genitales.
Sin embargo, estas etapas son opcionales, y las variantes muchas. Como señala Palacios, “no hay unos pasos marcados que nos digan cómo descubrir esta identidad y vivir con ella. Existen tantas identidades, tantas formas de vivirlo y, por tanto, tantos procesos como personas”.
En el aspecto mental, familiares y amigos resultan esenciales durante todo el proceso de transformación a edades tempranas. Pero se necesitan más cosas. Platero menciona en su citado libro que los factores psicológicos que pueden ayudar a estos individuos a aceptar su identidad son cinco: conectar emocionalmente con otras personas; recibir el apoyo de sus profesores; gozar de la comprensión de los adultos; contactar con profesionales de éxito que sean transgénero; y tener la suerte de ir a colegios seguros.
El primero de estos puntos hace referencia al sentimiento de pertenencia a un grupo, en casa o fuera de esta. La psicóloga Caitlin Ryan, directora del Proyecto de Aceptación Familiar de la Universidad Estatal de San Francisco, ha estudiado la relación entre el apoyo de la familia a sus vástagos LGTB y la salud de estos. Encontró que los jóvenes cuyos padres y hermanos respaldaban su identidad homosexual o transgénero gozaban de un mejor estado mental y físico. En efecto, tenían una mayor autoestima y eran menos propensos al consumo de drogas, a la depresión y a los pensamientos suicidas. Pero los
J