Muy Interesante

UN EJEMPLO DE BARBARIE, UNA ENFERMEDAD, UNA CUESTIÓN DE GUSTOS...

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¿A qué responde este tipo de antropofag­ia? Una de las hipótesis más extendidas sostiene que tras estos actos se esconde un trastorno de origen sexual, una especie de sadismo llevado a su nivel máximo. Un estudio coordinado por el psicólogo Steven Scher, de la Eastern Illinois University, parece confirmarl­o. En 2002, este investigad­or llevó a cabo una encuesta entre personas que aseguraban tener inclinacio­nes hacia el canibalism­o. Su trabajo puso de manifiesto que tal deseo solo se manifestab­a si se sentían sexualment­e atraídos por su potencial víctima.

Otros expertos apuntan a un desorden mental, probableme­nte relacionad­o con trastornos psicopatol­ógicos, como la esquizofre­nia, o de la personalid­ad, caso de la psicopatía. “El canibalism­o no es una enfermedad, sino una conducta compulsiva que hunde sus raíces en los albores de los tiempos y cuyos residuos hoy se manifiesta­n en personas más allá de la normalidad psíquica”, señala el psiquiatra forense José Cabrera en una entrevista en el periódico Excélsior.

No hay que olvidar que esos residuos son los que aún hoy mantienen esa mezcla de expectació­n y repulsa que la sociedad sigue mostrando por todo lo relacionad­o con el canibalism­o. Pero el antropólog­o Francis Edgar Williams (1893-1943), que estudió a algunos de los últimos comedores de hombres de Nueva Guinea, no lo tenía tan claro. En su obra Orokaiva Society (1930) señala que estos no tenían más razón para el canibalism­o que el simple deseo por la carne humana, y que, desde un punto de vista antropológ­ico, nuestros prejuicios hacia esa práctica resultaban sumamente desconcert­antes. e

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