Un peligro para las partes pudendas
Aquellas zonas corporales en las que la epidermis es menos gruesa pueden quedar gravemente afectadas por el jugo del manzanillo. En 1937, el médico naval británico G. D. Wedd relataba el caso de un joven negro que se fue a bañar dejando sus ropas bajo un manzanillo y, mientras disfrutaba del chapuzón, se desató una fuerte tormenta que las empapó. Una hora después de haberse vestido, tenía una sensación de horrible quemazón en el pene, el escroto y las partes adyacentes de los muslos. Cuando Wedd le examinó, observó una enorme hinchazón y un edema del miembro viril, acompañado de grandes ampollas. Durante tres días, el galeno trató al paciente con una solución al 5% de ácido tánico. El joven se curó a las dos semanas del incidente.
UNA BATALLA DESIGUAL. Las cosas no fueron mucho mejor para los soldados norteamericanos que en 1943 se encontraban de maniobras en Panamá. En varias ocasiones tuvieron que cortar ramas de manzanillo para construir trincheras camufladas y el resultado fue desastroso. En una noche de maniobras, muy húmeda y con mucho rocío, sesenta soldados resultaron incapacitados a causa de una dermatitis facial. Al menos la mitad de los afectados quedaron ciegos y necesitaron morfina antes de su evacuación. Ocurrió, además, que aquellos que habían manipulado las ramas y luego orinaron sin lavarse las manos, acabaron con una dolorosa irritación del pene.
El también médico militar francés Aristide Le Dantec (1877-1964) mencionó en su Précis de pathologie exotique (1929) el caso de un marinero con una insufrible erupción vesiculopustulosa en el ano ¡por haber empleado hojas del manzanillo para limpiarse después de haber defecado!