Planetas desorbitados
Cuando la Tierra sea un planeta despoblado del montón, tomarán el mando las fuerzas astronómicas. Gracias a la medición de la luz que rebota en reflectores colocados en la Luna por misiones norteamericanas y rusas, sabemos que nuestro satélite se aleja lentamente, a razón de unos 3,8 centímetros cada año. Y esto tendrá dramáticas consecuencias.
En primer lugar, los días se alargarán. Hay que tener en cuenta que cuando la Luna estaba muy cerca, nuestra rotación se completaba en solo cinco horas. Según Jack Lisseur, planetólogo de la NA- SA, llegará un momento que durará 47 días actuales, lo mismo que la órbita lunar. Es decir, ambos cuerpos celestes se sincronizarán.
Más grave será la atenuación del efecto estabilizador que ejerce la proximidad de nuestro satélite. Ahora, la inclinación del eje terrestre se mantiene a 23º, pero llegará un momento –de aquí a 1.500 o 4.000 millones de años– en el que oscile hasta los 90º. Entonces, el ecuador ocupará el lugar de los polos, y viceversa.
Este tipo de desequilibrios también pueden descarrilar a los vecinos de la Tierra y convertir al Sistema Solar en un pista de coches de choque. Las probabilidades de accidente interplanetario son escasas, pero algunos modelos las contemplan. Podría ocurrir, por ejemplo, que el tirón gravitatorio de Júpiter altere las órbitas de Marte, Venus o Mercurio y los ponga en trayectoria de colisión contra nuestro mundo. No obstante, hay pocas papeletas: en 2009, investigadores del Observatorio de París obtuvieron este resultado en solo una de las 2.051 simulaciones que realizaron.