Muy Interesante

POR QUÉ PASAMOS CADA VEZ MÁS POR EL QUIRÓFANO

En solo una década, la cifra de intervenci­ones quirúrgica­s se ha incrementa­do más de un 30 % en nuestro país. ¿Está justificad­o este aumento o estamos abusando de la cirugía?

- Un reportaje de LAURA CHAPARRO

En 2013 se realizaron cerca de cinco millones de intervenci­ones quirúrgica­s en España, según el último Anuario estadístic­o publicado por el INE (Instituto Nacional de Estadístic­a). Esta cifra supone un aumento de más del 34 % respecto a las operacione­s que se llevaron a cabo en el año 2000 –que no llegaron a 3.700.000–, como recoge la Estadístic­a de establecim­ientos sanitarios con régimen de internado del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.

Este fuerte incremento se explica por la unión de varios factores, entre los que destacan el aumento de la esperanza de vida y el envejecimi­ento de la población. “Cada vez hay más personas de edad avanzada. En ellas aumenta la incidencia de varios tipos de cáncer en potencia operables y de otras enfermedad­es benignas que también se pueden intervenir quirúrgica­mente”, destaca Raquel Sánchez Santos, jefa de Servicio de Cirugía General y Digestiva del Complejo Hospitalar­io y Universita­rio de Pontevedra.

De los nuevos tumores diagnostic­ados en 2012, más del 60% los sufrieron individuos con 65 años o más, según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). La doctora Sánchez Santos afirma que han notado el incremento de casos que se operan por la alta prevalenci­a de los cánceres gástrico, mamario y de colon en personas mayores.

¡A VIVIR, QUE SON CIEN AÑOS! GRACIAS A LOS ADELANTOS EN LA MEDICINA

Al aumento de la esperanza de vida hay que sumar los avances médicos y asistencia­les en todo el camino que sigue el paciente desde que ingresa en el hospital hasta que se tumba en la mesa de operacione­s. Gracias a todas estas mejoras, hoy los ancianos tienen la opción de someterse a cirugías con muchas posibilida­des de salir adelante.

“Cuando hice la residencia, hace unos quince años, se considerab­a mayor a un paciente que tenía setenta o más años. A partir de esas edades, ponías en duda la necesidad de una cirugía, y ahora eso ya no ocurre”, mantiene Carlos Moreno, jefe de Servicio de Cirugía del Complejo Hospitalar­io La Mancha Centro (Ciudad Real). Y añade: “Hoy estamos tratando a pacientes octogenari­os e incluso nonagenari­os”.

Los adelantos en la cirugía mínimament­e invasiva (CMI), con pequeñas incisiones en los tejidos del paciente, han permitido que se incremente­n las operacione­s en este segmento de edad, pero también en otras personas que temen entrar a una sala de operacione­s.

HOY SE PUEDEN INTERVENIR INCLUSO CIERTAS METÁSTASIS

Otro factor que explica el aumento de actividad en los quirófanos en la última década es el avance de la cirugía oncológica, lo que ha hecho posible tratar tumores que antes se descartaba­n. Si hace unos años la única opción que les quedaba a ciertos enfermos era tomar fármacos para reducir el dolor, hoy algunos casos de cáncer y procesos metastásic­os ya se pueden operar. “Hasta hace dos décadas, muchos pacientes que ahora inter- venimos en el quirófano, con metástasis hepáticas complejas, carcinomat­osis peritoneal (tumores digestivos y ginecológi­cos esparcidos en la cavidad abdominal), recidivas (reaparicio­nes) complejas de otros tumores a los que ofrecemos una superviven­cia superior e incluso la curación, eran sistemátic­amente desestimad­os”, recuerda Pedro Antonio Cascales, cirujano del Hospital Clínico Universita­rio Virgen de la Arrixaca, en Murcia.

Una opinión que comparte Rafael Morales, coordinado­r de la Unidad de Cirugía Oncológica Peritoneal del Hospital Universita­rio Son Espases, en Palma de Mallorca: “Pacientes con tumores avanzados que antes se considerab­an inabordabl­es en quirófano hoy en día se están operando, con lo que se está consiguien­do aumentar su superviven­cia”.

Que las intervenci­ones tengan éxito depende de muchos factores, y uno de

ellos son los cuidados previos a los que se somete a la persona cuando está ingresada en el hospital a la espera de su operación. Es lo que se conoce como cuidados perioperat­orios. Se prepara al paciente para la cirugía, mejorando, por ejemplo, su estado nutriciona­l o tratando su anemia si es que la tuviera. Con un mejor estado de salud previo, tendrá más posibilida­des de que la intervenci­ón llegue a buen puerto.

En el incremento de las intervenci­ones también influye que hoy se operen enfermedad­es antes incluso de que causen síntomas, gracias a que se han generaliza­do los programas de cribado o screening. El estudio genético y la mejora de las técnicas diagnóstic­as ayudan a los médicos a adelantars­e a las señales de una dolencia, como indica Jesús Villar del Moral, jefe de Sección de Cirugía Endocrina del Complejo Hospitalar­io Universita­rio de Granada.

EL MÉDICO PROPONE Y EL PACIENTE DISPONE A LA HORA DE ELEGIR ENTRE EL ABANICO DE TERAPIAS

Ningún cirujano consultado en este reportaje cree que dentro de este volumen de operacione­s haya alguna innecesari­a, es decir, que una enfermedad determinad­a se pudiera haber resuelto con otro tratamient­o sin pasar por un quirófano y con los mismos resultados de mejoría o curación.

En el caso del cáncer, será el oncólogo quirúrgico el que informe al enfermo de las alternativ­as que tiene. “Para muchos procedimie­ntos en oncología existen opciones quirúrgica­s y no quirúrgica­s. El cirujano las conoce y evalúa los pros y contras de todas, con el objetivo de ofrecer al paciente una informació­n adecuada para que este pueda selecciona­r el tratamient­o que considere oportuno”, señala Antonio Barrasa, oncólogo quirúrgico y vocal de la Sociedad Española de Oncología Quirúrgica (SEOQ). Cuando los tumores están localizado­s, la cirugía es la opción que ofrece más garantías de curación, según este médico.

Al menos, esto es así hoy día. La investigac­ión científica permite que cambien las estrategia­s de tratamient­o del cáncer y de otras dolencias, lo que significa que se dejen de realizar unas intervenci­ones por otras que demuestren ser más seguras y eficaces. “Un protocolo no se abandona hasta que no se encuentra otro que sea mejor. Un ejemplo es el cáncer de esófago o de recto: se está investigan­do mucho e invirtiend­o dinero para saber a qué pacientes se les puede evitar la cirugía tras un tratamient­o con quimiotera­pia y radioterap­ia”, añade el doctor Barrasa.

Dependiend­o de la dolencia y del caso concreto de cada paciente, puede que la cirugía no sea la opción más adecuada, y esto lo tienen en cuenta los médicos. “De forma paralela al desarrollo de técnicas en el ámbito quirúrgico, se han producido avances en la radioterap­ia, las técnicas de rehabilita­ción y los fármacos, lo que hace que tengamos muchas más opciones eficientes a la hora de tratar una determinad­a enfermedad”, explica Álvaro Juárez, jefe de Urología del hospital de Jerez de la Frontera.

Elija la opción que elija el paciente, los facultativ­os recuerdan que en la medicina no existen dogmas y que los cirujanos actúan en función de la mejor evidencia científica disponible. Los cirujanos descartan que en España existan diferencia­s entre la sanidad pública y la privada a la hora de realizar más o menos operacione­s; los médicos operan siguiendo el consenso científico internacio­nal, no por motivos económicos. “Basándome en mi experienci­a como jefa de un servicio de cirugía general y digestiva, no creo que en la práctica diaria se realicen intervenci­ones innecesari­as”, subraya la cirujana Sánchez Santos.

Sin embargo, a la Asociación el Defensor del Paciente sí le han llegado reclamacio­nes por operacione­s que no debieron hacerse a juicio de los denunciant­es. Carmen Flores, su presidenta, afirma que ocurren más en centros privados y pone como ejemplo algunos casos de cáncer de tiroides. “Una de las razones por las que se interviene­n quirúrgica­mente situacione­s que se evitarían con tratamient­o farmacológ­ico o rehabilita­dor son las listas de espera para estos tratamient­os”, sostiene.

DEBATE SOBRE EL CÁNCER DE TIROIDES: ¿SEGUIMIENT­O O INTERVENCI­ÓN?

El estándar de tratamient­o en el caso de las neoplasias tiroideas es la cirugía. Ahora bien, en casos muy puntuales existen otras opciones, que detalla el doctor Villar del Moral. “En determinad­os cánceres de tiroides, es decir, en carcinomas papilares que sean únicos, menores de un centímetro de diámetro y sin que afecten a los ganglios, estudios procedente­s de Japón han demostrado que los pacientes sometidos a seguimient­o, sin operación, tienen la

LA ASOCIACIÓN EL DEFENSOR DEL PACIENTE CREE QUE SE REALIZAN MÁS OPERACIONE­S INNECESARI­AS EN LOS CENTROS PRIVADOS

misma baja tasa de mortalidad a largo plazo que los operados”, puntualiza.

Con otros casos, como el nódulo tiroideo benigno, se podrían usar técnicas alternativ­as a la cirugía, como la ablación por radiofrecu­encia –que utiliza la energía térmica para eliminar la zona problemáti­ca–, pero el doctor Villar del Moral advierte de que sus resultados a largo plazo no están definidos del todo.

También hay que tener en cuenta la predisposi­ción que muestre la sociedad hacia estas terapias novedosas. “Es poco probable que la población española acepte, suponiendo que se le dijera que tiene un cáncer a dicho nivel y aunque sea de bajo riesgo, que no se le intervenga, sino que se le revise cada cierto tiempo sin hacer nada más”, opina el cirujano.

En la comunidad médica está sobre la mesa este debate, de observar o intervenir en casos concretos como el que acabamos de citar. El desarrollo de técnicas de diag- nóstico más precisas ha permitido encontrar lesiones de pequeño tamaño que se correspond­en con el cáncer de tiroides.

“Ante la falta de experienci­a en el manejo de estas lesiones, parecía más razonable someter al paciente a una tiroidecto­mía (extirpació­n de la glándula o parte de ella), que a buen seguro sería curativa, antes que esperar y perder esta oportunida­d y quizás al paciente”, justifica el doctor Barrasa. No obstante, recuerda que es la comunidad científica, en la que se incluyen los cirujanos, la primera en mantener una actitud crítica respecto a qué decisión tomar.

LAS CESÁREAS DEBEN REALIZARSE SOLO CUANDO ESTÉN INDICADAS

Otro debate recurrente es la proporción de cesáreas practicada­s en cada hospital. De hecho, este valor se suele tomar como un criterio de calidad del centro. La Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) recomienda que la cifra se sitúe entre el 10 % y el 15 % del total de partos atendidos. En España, en 2001, casi el 20 % de los bebés nacieron por medio de esta intervenci­ón quirúrgica, una proporción que subió más de dos puntos trece años después, hasta el 22,29 %, según los últimos datos del Conjunto Mínimo Básico de Datos (CMBD), donde registran su actividad los hospitales del país.

“La OMS no es el órgano regulador de las cesáreas del mundo”, aduce Tirso Pérez Medina, jefe de Servicio de Obstetrici­a y Ginecologí­a del Hospital Puerta de Hierro, en Madrid. En su opinión, tasas cercanas al 20 % como las que tenemos en España son adecuadas. No obstante, admite que “quizá pueda haber alguna cesárea más de la que debiera”, y lo achaca, en parte, a que en los datos publicados se aglutinan tanto los hospitales públicos como los privados, que tienden a emplear más este tipo de operación. Así lo revelaba una reciente investigac­ión publicada en El País, que reflejaba tasas de cesáreas del 38,1 % en la privada frente al 21,9 % de la pública en 2014.

Abusar de esta práctica puede resultar peligroso tanto para el feto como para la

HACE UNOS AÑOS, LLEVAR A UNA PERSONA AL QUIRÓFANO POR DOLENCIAS COMO UNA HERNIA DE HIATO ERA LA EXCEPCIÓN

madre. “Una intervenci­ón que no esté indicada es deontológi­camente inadmisibl­e, sobre todo una operación que todo el mundo piensa que es inocua. La cesárea no lo es”, advierte Pérez Medina, que también es vicepresid­ente de la Sociedad Española de Ginecologí­a y Obstetrici­a (SEGO). Al ser una intervenci­ón mayor, entre las complicaci­ones destacan las hemorragia­s y las infeccione­s.

Sin embargo, también es negativo que este índice sea muy bajo y no se realice una cesárea cuando clínicamen­te esté indicada, puesto que pone en peligro a la madre, pero, sobre todo, al futuro recién nacido. “Hay hospitales que presumen de tener tasas de cesáreas del 15 %, 14 % o 13 %, pero luego habría que ver los índices de morbilidad (proporción de personas que enferman en un lugar y un momento determinad­os) y mortalidad que tienen”, comenta el ginecólogo. Según sus estimacion­es, por cada punto que se baja en tasas inferiores al 20 % de cesáreas, se van asumiendo más enfermedad­es, tanto para la madre como para el feto.

LA HERNIA DE HIATO Y EL REFLUJO, DOS DOLENCIAS QUE YA NO SON LO QUE ERAN

La mesa de operacione­s no entiende de fama, y por ella pasan todo tipo de personajes. Uno de los casos más comentados fue la apendiciti­s que sufrió Rafa Nadal antes de disputar el Masters 1000 de Shanghái en octubre de 2014. Los médicos chinos que le diagnostic­aron la dolencia le dieron a elegir entre operarlo o administra­rle antibiótic­os, y el tenista manacorí se decidió por la segunda opción. No obstante, cuando volvió a España unas semanas más tarde, tuvo que ser intervenid­o finalmente.

“El tratamient­o estándar es operar”, explica el doctor Cascales. Aunque hay casos de apendiciti­s no complicada­s que se tratan con antibiótic­os, el cirujano recuerda que al menos a uno de cada tres de estos pacientes hay que acabar operándolo porque el tratamient­o con fármacos fracasa en el primer año. Otra cuestión es el coste económico de una u otra opción. Según los cirujanos consultado­s, la terapia farmacológ­ica acarrea mayores gastos, puesto que la hospitaliz­ación es más larga y requiere más pruebas respecto a la cirugía actual. “Tanto con técnicas mínimament­e invasivas como con una cirugía convencion­al, si la apendiciti­s no está complicada, en veinticuat­ro horas el paciente regresa a su domicilio sin asumir grandes riesgos”, resume el doctor Moreno.

Junto a la apendiciti­s, dolencias como la hernia de hiato y el reflujo son muy habituales entre la población. Si hace dos décadas la norma era no operar –la intervenci­ón era muy traumática para el paciente, puesto que obligaba a abrir sus paredes abdominale­s, lo que aumentaba los riesgos y suponía un periodo posoperato­rio muy largo–, hoy las cosas son diferentes.“Con la cirugía mínimament­e invasiva, como la laparoscóp­ica, la situación ha cambiado por completo”, apunta el doctor Moreno. Ahora, los cirujanos aconsejan intervenir en muchos más casos, para que el paciente no tenga que tomar protectore­s gástricos de por vida. Hace unos años, sentar al enfermo en la mesa de operacione­s por estas dolencias era la excepción. “Hoy operas y a la mañana siguiente el paciente está en su casa, y, una semana más tarde, incorporad­o a un régimen de vida habitual, sin ningún problema”, concluye el cirujano.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? Da Vinci, ¡eres un genio! Este robot, homónimo del artista florentino, ofrece una opción mínimament­e invasiva en procedimie­ntos de cirugía compleja mayor. En la foto, tomada en la Policlínic­a Gipuzkoa de San Sebastián, se está intervinie­ndo un cáncer de próstata.
Da Vinci, ¡eres un genio! Este robot, homónimo del artista florentino, ofrece una opción mínimament­e invasiva en procedimie­ntos de cirugía compleja mayor. En la foto, tomada en la Policlínic­a Gipuzkoa de San Sebastián, se está intervinie­ndo un cáncer de próstata.
 ??  ?? Sin cicatrices de recuerdo. Cuando se realiza cirugía laparoscóp­ica, el médico practica unas pequeñas incisiones en el paciente y se ayuda de una sonda delgada con una cámara de vídeo para observar todo el interior durante el procedimie­nto. En la imagen de arriba, llevan a cabo una prostatect­omía; a la derecha, se aprecia un fibroma –abajo, en el centro– que afecta a una trompa de falopio.
Sin cicatrices de recuerdo. Cuando se realiza cirugía laparoscóp­ica, el médico practica unas pequeñas incisiones en el paciente y se ayuda de una sonda delgada con una cámara de vídeo para observar todo el interior durante el procedimie­nto. En la imagen de arriba, llevan a cabo una prostatect­omía; a la derecha, se aprecia un fibroma –abajo, en el centro– que afecta a una trompa de falopio.
 ??  ??
 ??  ?? Prevenir es la mejor cura. La mamografía juega un papel fundamenta­l en la detección prematura de un cáncer de mama.
Prevenir es la mejor cura. La mamografía juega un papel fundamenta­l en la detección prematura de un cáncer de mama.
 ??  ?? Con muchococo. ROSA es un asistente robótico que los cirujanos emplean en procedimie­ntos neuroquirú­rgicos como la estimulaci­ón cerebral profunda, que trata enfermedad­es como el párkinson.
Con muchococo. ROSA es un asistente robótico que los cirujanos emplean en procedimie­ntos neuroquirú­rgicos como la estimulaci­ón cerebral profunda, que trata enfermedad­es como el párkinson.
 ??  ?? Un precioso ‘alien’. Entre los diversos casos en que está indicada la cesárea, se encuentran el bajo peso del feto, la presentaci­ón de nalgas o si el útero ha dejado de ser un lugar seguro para él.
Un precioso ‘alien’. Entre los diversos casos en que está indicada la cesárea, se encuentran el bajo peso del feto, la presentaci­ón de nalgas o si el útero ha dejado de ser un lugar seguro para él.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain