Consejos para un piloto de combate
Las famosas reglas de la caza que recogiera el alemán Oswald Boelcke en el manual Dicta Boelcke establecieron los principios de la lucha en el aire por orden de prioridad: el primero era –y en parte sigue siendo, al menos en el combate cerrado o pelea de perros– tratar de situarse en la mejor posición para atacar y, si es posible, mantener el sol a la espalda. El siguiente consejo trataba de evitar el titubeo, la duda: “Una vez que se inicia un ataque, hay que continuarlo”. El gran as alemán insistía en que siempre había que disparar a la distancia más corta posible, con el enemigo dentro del alcance de las armas. No perder de vista al oponente, sin dejarse engañar por sus fintas, y atacar situándose en la cola del avión enemigo eran reglas tan esenciales como no tratar de huir si el contrario picaba sobre tu avión, sino atacarlo a su vez. Otra cuestión de gran importancia era la norma número siete: sobre terreno enemigo, hay que recordar siempre el rumbo de regreso a las líneas propias. Finalmente, Boelcke aconsejaba atacar en grupos de cuatro o seis aviones y, cuando el combate se fragmentaba en luchas individuales, no perder de vista a los camaradas para evitar concentrarse varios sobre un solo adversario.
Radares y misiles. La aparición del radar de a bordo y la introducción de armas de larga distancia guiadas, como los misiles aire-aire, y de sistemas auxiliares, caso de los presentadores de datos –que ya incorporan los cascos avanzados–, han restado importancia a la Dicta Boelcke; pero cuando las distancias se acortan, tras agotar los misiles, y se maniobra caza contra caza, las viejas reglas recobran toda su validez.