España: y al fin llegó la tolerancia
En nuestro país, castigos –y hasta ejecuciones– terminarían en el siglo XIX; en 1822, la influencia liberal francesa llevó a decretar el primer código penal que no incluía la sodomía como delito, aunque a los homosexuales se les podían aplicar las leyes contra el escándalo público. La penalización en forma de fuertes multas volvió durante el reinado de Alfonso XIII (19021931), desapareció en la Segunda República y retornó con Franco en el poder.
Muy duro se hizo el castigo a partir de 1954, con la modificación de la ley de vagos y maleantes de 1933, un cambio destinado a reprimir a los homosexuales. Muchos vio
letas –término acuñado por las autoridades franquistas– serían condenados a campos de trabajo como el de Tefía, en Fuerteventura, donde hubo decenas de ellos. La ley de peligrosidad y rehabilitación social de 1970 hablaba de “curar a estos desviados”. Con ese objetivo se crearon dos penales: uno en Badajoz, para los pasivos; y otro en Huelva,
para los activos. En ambos se aplicaban terapiasdeaversión.
Ese mismo año nació en Barcelona el clandestino Movimiento Español de Liberación Homosexual, a la zaga de los existentes en Europa desde hacía décadas. El fin de Franco cambió las cosas; en 1978 se produce la primera salidadelarmario pública, la del activista Armand de Fluvià. Grup de Lluita per l’Alliberament de la Dona, creado en Barcelona en 1979, sería la primera iniciativa enfocada a las lesbianas. Ese año se libera a los últimos presos por homosexuales.
FUERA DEL ARMARIO. Las trabas continuaron en los 80, pero fenómenos como la Movida madrileña, iniciativas políticas locales en torno a las uniones de hecho y ciertos sectores de la cultura y la prensa fomentaron la tolerancia, un proceso culminado en 2005 bajo el gobierno del PSOE con la Ley de Matrimonio Homosexual, que hizo de España el tercer país del mundo en aprobar las uniones de parejas del mismo sexo.