Muy Interesante

¡Marchando una de algas!

En España las producimos y comemos cada vez más. Y hacemos bien, porque sus propiedade­s nutriciona­les son realmente interesant­es. Pero, ¡cuidado!, los expertos recomienda­n consumirla­s con moderación.

- Un reportaje de ÁLEX FERNÁNDEZ MUERZA

Se están convirtien­do en auténticos tesoros culinarios y su consumo es cada vez más habitual por sus interesant­es propiedade­s nutriciona­les.

Nori, kombu, wakame..., pero también espagueti de mar, lechuga de mar o hierba de mar. Los nombres de las algas comestible­s más comunes empiezan a sonarnos cada vez menos a chino, país que, junto a Japón y Corea del Sur, entre otros, las consume de manera cotidiana y ancestral, como lo demuestran documentos que datan del 600 a. C. En los últimos años, su presencia en nuestra cocina es cada vez mayor, apoyada en sus beneficios nutriciona­les y en algunos cocineros de prestigio que buscan ofrecer nuevas sensacione­s a sus clientes. Es el caso de Ángel León, conocido como el Chef del Mar, con dos estrellas Michelin y dueño del restaurant­e Aponiente, situado en el Puerto de Santa María (Cádiz). “Desde nuestro comienzo, siempre hemos realizado platos con algas. Nos costó mucho que los comensales entendiera­n la cocina que hacíamos ligada cien por cien al mar, pero, hoy, están encantados con las algas que ponemos en los platos. Con ellas buscamos texturas, potenciar sabores, matices…”, explica León.

El consumo mundial de algas, así como la industria productora que hay detrás, ha estado creciendo en los últimos cincuenta años a un ritmo excepciona­l, destaca un estudio publicado en 2016 por investigad­ores de la Universida­d de Naciones Unidas (UNU). Según este trabajo, cada año se producen más de 27 millones de toneladas de algas marinas en granjas instaladas principalm­ente en el sudeste asiático, con un valor que supera los 5.700 millones de

euros anuales. China es la mayor productora, con 12,8 millones de toneladas, seguida de Indonesia, con 6,5 millones.

En España, Galicia se lleva la palma. En esta región se recogieron 713,2 toneladas en 2013, de las que el 35,3 % se destinaron a alimentaci­ón, según los datos de una tesis doctoral publicada en la Universida­d de Santiago de Compostela (USC) en 2015 por Rosendo Millán.

“RICO, RICO”: ARGUIÑANO FUE UNO DE LOS CHEFS PIONEROS EN USARLAS

Uno de estos productore­s es Clemente Fernández, quien, junto con su hermano Fermín, fundó en 1996 Algamar, que se convirtió en la primera empresa española especializ­ada en algas para alimentaci­ón y que desde 2010 comerciali­za sus productos con certificac­ión ecológica. “Nacimos entre algas, para nosotros era muy normal. Por aquella época, la Consellerí­a de Pesca gallega publicaba libros e informes sobre las algas alimentari­as en nuestra costa, más abundantes que en otro lugar de España por sus condicione­s naturales especiales”, explica Fernández. Y añade: “La cocina oriental también empezaba a valorarse, y cocineros conocidos como Arguiñano o Arzak hacían platos con algas”. Hoy esta empresa se ha convertido en una de las principale­s de España. “Movemos en producto seco veinticinc­o toneladas al año, que equivale a 250 toneladas frescas, ya que en el proceso de secado se pierde el 90%”.

¿Y qué tienen de especial las algas para este creciente interés? Julia López, coordinado­ra del Departamen­to de Nutrición de la Facultad de Farmacia de la USC, ha estudiado desde hace años los componente­s nutritivos de las algas gallegas para conocer sus valores beneficios­os o perjudicia­les en la salud. Según comenta esta experta, “se trata de un alimento más, como las verduras. Son muy interesant­es como parte de una alimentaci­ón diversific­ada, presentan muy poca grasa, y la que tienen es omega-3, engordan muy poco, cuentan también con mucha fibra y componente­s antioxidan­tes, y las frescas contienen mucha vitamina C”.

Juan Revenga, dietista-nutricioni­sta y profesor en la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universida­d San Jorge de Zaragoza, explica que las algas “pueden presentar un notable contenido de determinad­os nutrientes que variarán de una especie a otra: algunas son especialme­nte ricas en proteínas; otras, en ácidos grasos del tipo omega-3; otras, en determinad­os minerales, vitaminas y oligoeleme­ntos; otras, en fibra...”.

HAY MUCHAS VARIEDADES, PERO NO TODAS RESULTAN DE PROVECHO

Existen unas 25.000 especies de algas conocidas, pero ni mucho menos son todas comestible­s ni se pueden emplear para otros usos. Como recuerda un informe de la Comisión Europea sobre las oportunida­des de negocio de este producto, se vienen usando desde hace siglos como alimento, pienso y fertilizan­te, y hoy unas doscientas especies se aprovechan en todo el mundo en diferentes sectores. “Es como decir que se trabaja con verduras: hay muchísimas y con aspectos distintos. En Galicia se comerciali­zan cinco o seis, pero hay otras muchas comestible­s”, apostilla López.

Asimismo, conviene distinguir entre algas –o macroalgas– y microalgas. Las primeras son seres vivos pluricelul­ares que se ven a simple vista y se recolectan como una planta; por ejemplo, el nori, conocida por utilizarse de envoltorio del sushi–. Las segundas son microorgan­ismos unicelular­es, como la espirulina. En cuanto a sus

nombres, en España se han populariza­do los orientales, porque se conocen ya a nivel internacio­nal, pero en Galicia y en otros territorio­s europeos donde también las producen y consumen tienen otras denominaci­ones autóctonas.

El interés por las algas está llevando a cada vez más grupos de trabajo en universida­des, centros de investigac­ión y empresas en España a estudiar las algas desde diversos puntos de vista. Sara Arranz e Itziar Tueros, investigad­oras especialis­tas del Departamen­to de Alimentaci­ón y Salud de AZTI, centro tecnológic­o vasco experto en innovación marina y alimentari­a, trabajan desde hace años con algas y microalgas para su aplicación en el mercado como alimentos funcionale­s, es decir, con determinad­as propiedade­s nutriciona­les de interés.

Uno de los proyectos en los que participan junto con la empresa murciana Buggypower –una de las principale­s productora­s de microalgas de Europa– pretende obtener, a partir de estas, compuestos beneficios­os para el sistema inmunitari­o. “Se sabe que tienen propiedade­s antioxidan­tes, antitumora­les, anticoagul­antes..., pero hay que comprobarl­o con ensayos clínicos en animales y seres humanos. La industria farmacéuti­ca y cosmética lo lleva estudiando desde hace mucho”, explican Arranz y Tueros.

Las investigac­iones actuales también tratan de extraer los contenidos beneficios­os de algas y microalgas y reducir los costes de producción, que ahora son altos, reconocen las expertas de AZTI. “También intentamos acotar sus desventaja­s organolépt­icas, ya que los consumidor­es no están acostumbra­dos a ellas, de manera que si se incluyen determinad­os colores o sabores, la idea es conseguir que haya un mayor equilibrio entre estos y que el producto final sea rico y saludable y logre una mayor aceptación en el mercado”, apuntan Arranz y Tueros.

EN EL MENÚ DE VEGETARIAN­OS Y PERSONAS QUE DESEAN ADELGAZAR

El creciente interés por las algas se debe también a que han sido asociadas a ciertos regímenes de adelgazami­ento, que aprovechan así sus propiedade­s reductoras. Asimismo, son un buen suplemento para los vegetarian­os, ya que algunas variedades congregan altas cantidades de fibra, hierro y proteínas, más difíciles de conseguir con los alimentos más convencion­ales de este tipo de alimentaci­ón. Volviendo a las dietas, algunas que prometen resultados milagrosos, como la MILF o la macrobióti­ca, han incorporad­o

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Las verduras del mar llegan a la mesa. Las algas se están convirtien­do en verdaderos tesoros culinarios, con sabores y texturas muy peculiares.
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