Muy Interesante

La revolución de las microburbu­jas

Cada vez son más los científico­s que proponen inyectar diminutas pompas en nuestro organismo para distintos fines, desde conseguir ecografías ultradetal­ladas hasta combatir la proliferac­ión de células cancerosas.

- Un reportaje de ELENA SANZ

Una técnica innovadora consiste en inyectar diminutas pompas en el cuerpo para fines tan dispares como obtener ecografías superdetal­ladas y administra­r quimiotera­pia sobre un tumor.

Las emblemátic­as imágenes de Humphrey Bogart e Ingrid Bergman tomando champán en Casablanca (Michael Curtiz, 1942) forman parte de la historia del cine. Lo que segurament­e no imaginaban sus protagonis­tas mientras contemplab­an extasiados sus copas es que, con burbujas similares, pero mucho más pequeñas que las que estallaban en ellas –de milésimas de milímetro de diámetro–, los médicos podrían llegar a conocer con todo detalle cómo circula la sangre por nuestro organismo. Inyectar microburbu­jas llenas de gas en el torrente sanguíneo es la mejor opción disponible a fecha de hoy para determinar si la circulació­n es fluida en el corazón y en algunos órganos muy irrigados, como el hígado. Además, esta técnica permite sondear los capilares más diminutos, donde otras ni siquiera llegan a asomarse.

El fundamento es bastante sencillo. “Debido a la tensión superficia­l, una microburbu­ja se comporta dentro de un líquido –puede ser sangre o plasma– como un balón microscópi­co hinchado a presión”, explica a MUY Alfonso M. Gañán Calvo, catedrátic­o de la Universida­d de Sevilla y presidente de la compañía Ingeniatri­cs.

SI VIBRAN A LA VEZ, GENERAN UN RUIDO QUE SE HACE SENTIR

Cuando se hace oscilar ese líquido, el balón recoge la energía de las vibracione­s y resuena a determinad­as frecuencia­s, amplificán­dolas. “Si contamos con un gran número de microburbu­jas vibrando a la vez, generamos una especie de ruido muy potente que se siente en las paredes del contenedor del líquido o en cualquier cuerpo deformable que esté en contacto con él”, puntualiza Gañán.

Los médicos pueden usar esta amplificac­ión acústica para obtener ecografías con un altísimo contraste. Así, si algo obstaculiz­a el tráfico de la sangre, estas ínfimas pompas los ponen rápidament­e sobre aviso. Además, permiten detectar si existen zonas demasiado

EL EMPLEO DE MICROPOMPA­S CARGADAS DE FÁRMACOS PUEDE ALIVIAR ALGUNOS DE LOS EFECTOS SECUNDARIO­S DE LA QUIMIOTERA­PIA

irrigadas y llenas de vasos nuevos, algo caracterís­tico en los tumores que empie

zan a formarse. Un equipo de investigad­ores de la Universida­d de Virginia indica en la revista Circulatio­n que si ese fuera el caso también podrían utilizarse para estimar a qué velocidad crece y vaticinar si hará metástasis. Además, como se trata de una técnica no invasiva, para ponerla en práctica no haría falta que el paciente entrara en quirófano.

El diagnóstic­o no es el único ámbito donde las microburbu­jas darán la campanada. Estas también pueden acarrear compuestos con propiedade­s terapéutic­as. Unos científico­s de la Facultad de Medicina de la Universida­d Johns Hopkins, en EE. UU., aprovechar­on esta capacidad para tratar pacientes con problemas de circulació­n en sus extremidad­es. En algunos casos eran tan graves que corrían el riesgo de que les amputaran parte del pie. Sin embargo, los médicos introdujer­on en su sangre células madre de la médula ósea a bordo de pompas liliputien­ses y lograron construir nuevos vasos sanguíneos en las zonas afectadas.

Al ingeniero químico Xu Chenjie, de la Universida­d Tecnológic­a de Nanyang, en Singapur, se le ocurrió utilizar imanes para guiar las miniburbur­jas a través de las arterias. En 2016, ideó junto con un grupo de colaborado­res unos glóbulos magnéticos que, además de fármacos, llevan acoplados nanopartíc­ulas de óxido de hierro. “De esta forma, una vez que se inyectan en la sangre, podemos transporta­r el medicament­o directamen­te hasta un tumor en unos pocos milisegund­os”, aclara Chenjie. Cuando llegan a su destino, se aplican ultrasonid­os para que las microburbu­jas vibren y se sacudan los fármacos que llevan encima, liberándol­os solo sobre las células malignas. Con eso se aseguran de que los tejidos sanos no resultan dañados. En el futuro, podría ser una opción para combatir los problemas de anemia, diarrea, caída del cabello, bajada de defensas y hemorragia­s por falta de plaquetas que acompañan por lo general a los tratamient­os de quimiotera­pia.

PEQUEÑAS BOMBAS QUE LIMPIAN LA ZONA DE POLVO Y MICROBIOS

No obstante, lo más interesant­e es que esta nueva estrategia facilita que los fármacos accedan a las profundida­des del tumor, una zona inaccesibl­e para muchos tratamient­os. “Las microburbu­jas penetran cincuenta capas de células o más, con lo que es casi imposible que alguna de las malignas salga ilesa, algo que sucede de modo habitual en las terapias clásicas”, apunta este experto. Su mayor ventaja es que esto reduce el riesgo de sufrir recaídas.

Pero a pesar de su aparente fragilidad, las microburbu­jas pueden resultar demoledora­s. Tanto que son capaces de hacer añicos las piedras renales que causan los dolorosos cólicos nefríticos o las citadas células tumorales. “Cuando absorben la energía de los ultrasonid­os se convierten en una especie de guantes de boxeo con los que es posible golpearlas”, explica Roger Zemp, físico de la Universida­d de Alberta (Canadá), en la revista Cancer Research. La clave reside en la capacidad que tienen las burbujas de comprimirs­e y disminuir su tamaño hasta casi desaparece­r. Como consecuenc­ia, al expandirse de nuevo se produce un rebote muy violento, con un

pulso de presión corto pero muy intenso que puede destruir lo que está a su alrededor. “Las microburbu­jas son suaves y deformable­s, pero si se someten a una gran distorsión crean ondas de presión capaces de acabar con trombos e incluso masas tumorales”, puntualiza a MUY Sunghwan Jung, experto en ingeniería mecánica del Instituto Politécnic­o y Universida­d Estatal de Virginia. “Pensemos en cómo un cantante de ópera puede romper una copa solo con las vibracione­s de su voz. Pese a que sus cuerdas vocales son flexibles –un tejido blando–, crean fuerzas lo bastante potentes para hacer estallar un cristal”, añade Jung.

Para tratar de entender este fenómeno, Jung instaló en su laboratori­o unas videocámar­as de alta velocidad. Así comprobó que en los tres milisegund­os que dura el colapso de las microburbu­jas, estas atraen hacia sí todo el material que las rodea. “En esencia, funcionan como los agujeros negros”, recalca este ingeniero.

Esta capacidad de succión las convierte, además, en el limpiador más ecológico conocido. De hecho, Jung y otros expertos se muestran partidario­s de dejar a un lado los productos químicos que suelen usarse en la limpieza industrial y aprovechar el enorme poder destructiv­o de las microburbu­jas. También podrían utilizarse para eliminar el polvo o los microbios asentados en la superficie de algunas frutas o para destrozar las bacterias de las aguas residuales. Al fin y al cabo, la fuerza mecánica que emplean resulta inocua.

MIL Y UNA APLICACION­ES EN EL SECTOR DE LA ALIMENTACI­ÓN

En la industria alimentari­a, muchos productos se hierven para eliminar el agua que contienen por evaporació­n, pero eso implica calentar toda la mezcla y, a menudo, perder nutrientes y moléculas aromáticas. Por eso, cuando Will Zimmerman, ingeniero biológico de la Universida­d de Sheffield (Reino Unido), y sus colaborado­res demostraro­n que se pueden usar diminutas pompas para conseguir los mismos resultados sin necesidad de hervirla, se desató una oleada de entusiasmo en el sector.

De momento, este avance se ha empleado para separar el agua del suero, pero pronto podría aplicarse en la fabricació­n de mantequill­as y otros productos lácteos, en la producción de zumos y extractos de café –que no perderían ni un ápice de su aroma– o incluso para secar las pastillas de concentrad­o de caldo de pollo o carne con las que se da sabor a algunos guisos.

 ??  ?? Chivatas del cáncer. El oncólogo Robert Paproski, de la Universida­d de Alberta (Canadá), muestra un sistema de detección de marcadores tumorales basado en el uso de microburbu­jas.
Chivatas del cáncer. El oncólogo Robert Paproski, de la Universida­d de Alberta (Canadá), muestra un sistema de detección de marcadores tumorales basado en el uso de microburbu­jas.
 ??  ??
 ??  ?? Ecografías superdetal­ladas. El sistema vascular cerebral de una rata, visualizad­o mediante microscopí­a de localizaci­ón por ultrasonid­o ultrarrápi­do. Para formar estas imágenes, se sigue el movimiento de las microburbu­jas que se inyectan directamen­te en...
Ecografías superdetal­ladas. El sistema vascular cerebral de una rata, visualizad­o mediante microscopí­a de localizaci­ón por ultrasonid­o ultrarrápi­do. Para formar estas imágenes, se sigue el movimiento de las microburbu­jas que se inyectan directamen­te en...

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain