¿La mayor conspiración de silencio de la historia?
Lo increíble no es que las autoridades de EE. UU. hayan mantenido en secreto el supuesto ovni de Roswell desde 1947, sino que miles de personas crean posible semejante discreción.
ste año se cumple el 70 aniversario del “caso Roswell”, la joya de la corona de la ufología. Según el mito, en julio de 1947 se estrelló una nave extraterrestre en Nuevo México. Desde entonces, los estadounidenses custodian en secreto el vehículo y los cadáveres de sus tripulantes. El misterio no es este, sino el proceso mental que lleva a mucha gente normal a creer tal patochada.
¿Cómo podría haberse mantenido oculto durante siete décadas semejante hecho? Pensemos en la cantidad de personas que habrían sabido algo del incidente: militares de alta graduación, los responsables de las bases donde se guardaron los restos, los suboficiales y soldados a cargo de la vigilancia, los científicos que hubieran estudiado la nave y a sus ocupantes, los sucesivos presidentes, secretarios y funcionarios de alto nivel, el personal de la CIA y el FBI... Y los familiares más cercanos de todos ellos. ¿Quién sería capaz de callar toda una vida y no decirle a su pareja que ha trabajado con un ovni?
Los ufólogos defienden que hay una conspiración de silencio a escala inimaginable. ¿Quién puede creerlo? Nunca ha existido, ni posiblemente exista jamás,
Eun sistema de seguridad tan perfecto. Alguien se habría ido de la lengua. Alguien en su lecho de muerte, al que no le importara revelar cualquier secreto; alguien que quisiera obtener ventajas políticas; alguien con una crisis de conciencia; alguien que hubiera querido enriquecerse vendiendo sus memorias; alguien que trabajara para una potencia extranjera; alguien deseoso de contribuir a la verdad; un espía industrial... La cantidad de oportunidades para quebrar el silencio habría sido infinita.
Es imposible callar a muchos por mucho tiempo. La historia lo demuestra. El mejor ejemplo lo tenemos en la fabricación de la bomba atómica. El control de cada brizna de información que salía de Los Álamos fue exhaustivo y la vigilancia de los involucrados férrea, pero a los rusos les llegaron los secretos de su creación de inmediato. Algo parecido puede decirse de casos como el Watergate o las filtraciones sobre las vidas de la familia real inglesa en la época de Diana de Gales. Si ya es difícil guardar secretos en círculos muy reducidos de individuos muy bien pagados y motivados, hacerlo durante largos periodos y con mucha gente involucrada es inviable.