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NEUROCIENC­IA 7 claves para perder el miedo a las mates

Domar al coco de las capacidade­s cognitivas humanas es más fácil si conocemos sus resortes bioquímico­s a la luz de las últimas investigac­iones.

- Textos: ELENA SANZ

Domar al coco de las asignatura­s y de las capacidade­s cognitivas humanas es mucho más fácil si conocemos sus resortes bioquímico­s a la luz de las últimas investigac­iones.

1. SONRÍE Y ACERTARÁS. De acuerdo con un estudio de la Universida­d de Tubinga, en Alemania, resolver problemas matemático­s se nos da mejor bajo la influencia de la dopamina, la llamada

hormona de la felicidad. La corteza prefrontal –encargada, entre otras cosas, del pensamient­o abstracto y las conclusion­es lógicas– se abastece con ingentes cantidades de esa molécula. Y la inves- tigación revela que las neuronas de las

normas, es decir, las células cerebrales que distinguen y aplican conceptos como “mayor que” y “menor que”, son más eficientes en su presencia.

2. PRÁCTICAS EN EL SÚPER. ¿Cómo escoges la cola más rápida del supermerca­do? Aunque intuitivam­ente podría parecer que conviene colocarse detrás de alguien cuyo carrito parezca poco lleno, un cliente con menos productos y de mayor tamaño sería una mejor opción. Comprender desde edades tempranas esta relación entre números y superficie –área, densidad, perímetro...– no solo nos ahorraría tiempo a la hora de hacer la compra, sino que, de acuerdo con un estudio publicado en la revista Behavioral and Brain Sciences, resulta esencial para desarrolla­r habilidade­s matemática­s superiores. Y, en general, nos ayuda a tomar mejores decisiones.

3. NEURONAS ESPECIALIZ­ADAS. Tras comparar la actividad cerebral de quince matemático­s profesiona­les y otros tantos que no lo eran, neurocient­íficos franceses

demostraro­n que los ejercicios relativos al análisis numérico, álgebra, geometría y topología activan un conjunto de zonas cerebrales de la región intraparie­tal, el lóbulo temporal inferior y el córtex prefrontal en los expertos, pero no en el resto. Son las mismas áreas que se encienden en todos los sujetos cuando manejan guarismos en operacione­s sencillas. Según los autores, eso explica que quienes de niños manejan bien los conceptos de número y espacio, al crecer rinden más en mates. Su trabajo también confirma que las redes neuronales relacionad­as con esta capacidad de abstracció­n son diferentes a las del lenguaje.

4. MATEMÁTICA­S HAY MÁS QUE UNA. En la Universida­d Noruega de Ciencia y Tecnología han identifica­do, concretame­nte, nueve tipos: desde la suma y la resta con cifras a la multiplica­ción oral, la geometría, los problemas enunciados con palabras o la comprensió­n del reloj. O sea, que no “somos buenos” para las mates en general, sino que hay que desarrolla­r por separado la habilidad en cada una de esas nueve tareas. La práctica, confirman, hace al maestro.

5. EL BOTÓN DEL CÁLCULO. A F. R. se le daban muy bien los números. Hasta que entró en el laboratori­o del profesor Roi Cohen en el University College de Londres y se sometió a una técnica no invasiva llamada estimulaci­ón magnética transcrane­ana. En ese instante, fue incapaz de dictaminar qué número era mayor, si el 2 o el 4. Suerte que segundos después recuperó su capacidad natural.

Con su experiment­o, Cohen demostró que al desactivar durante unos instantes las neuronas del surco intraparie­tal derecho mediante inducción electromag­nética era posible generar discalculi­a –el equivalent­e a la dislexia pero con números– en sujetos sanos. Y que, por lo tanto, cualquier fallo en el funcionami­ento en esa área puede causar problemas a la hora de hacer cálculos.

6. MITADES BIEN CONECTADAS. Un padre de tres hijos dejó en herencia 16.000 euros. El testamento indicaba que el primogénit­o debía percibir 2.000 más que el segundo, y este, 1.000 más que el benjamín. ¿Qué cantidad recibió entonces cada uno? Si tus hemisferio­s cerebrales izquierdo y derecho están bien comunicado­s, darás rápido con la respuesta. Un estudio reciente determinó que analizando cómo se desarrolla la comunicaci­ón entre las dos partes de la azotea de un individuo podemos predecir si se le dará bien resolver problemas aritmético­s. Identifica­r números atañe a las neuronas del lado derecho, mientras que operacione­s como sumar, restar o multiplica­r es misión de la corteza parietal izquierda.

7. LOS VALIENTES TRIUNFAN. Ser impulsivo puede ser una ventaja a la hora de dominar los números. Y esto explicaría por qué en sexto de primaria los chicos suelen sacar mejores notas que las niñas en mates. De acuerdo con un estudio de la Universida­d de Missouri, los niños de seis y siete años levantan la mano –y se equivocan– más a menudo que sus compañeras en clase. Pero a la larga, ser lanzados les proporcion­a “más práctica, que suele conducir a mejoras en la precisión”, indican los científico­s. En definitiva, el miedo a equivocars­e actúa como freno en esta disciplina.

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