¿Podemos llorar a voluntad?
Hay quien tiene la lágrima fácil y al que le cuesta horrores expresar así sus sentimientos, pero fingir además el llanto es ya todo un arte que pocos dominan. De hecho, los actores tienen sus técnicas para que les salga natural y convencer al público.
El truco más obvio consiste en rememorar un acontecimiento triste o imaginarse que le pasa algo malo a un ser querido, aunque no garantiza el resultado. Y cuando la autosugestión falla, los profesionales recurren a métodos fisiológicos, como permanecer un buen rato sin pestañear y aplicarse mentol –un producto irritante– debajo de los ojos.