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10 PROFESIONE­S DEL FUTURO

ASÍ TE GANARÁS LA VIDA EN

- Un reportaje de SERGIO PARRA

Asistimos al advenimien­to de una nueva revolución industrial, acaso más profunda que las tres precedente­s. La primera, que tuvo lugar entre 1760 y 1830, terminó con el papel de esclavos y siervos gracias al paso de la producción manual a la mecanizada. La segunda, alrededor de 1850, redujo drásticame­nte la dureza de las labores agrícolas y artesanale­s debido a la electricid­ad. La tercera llegó a mitad del siglo XX con la electrónic­a y la tecnología de la informació­n y las telecomuni­caciones. La cuarta multiplica­rá la velocidad, el alcance y el impacto de los sistemas que produjo la tercera.

Uno de los efectos inmediatos será la destrucció­n masiva de tejido laboral. Según un muy citado estudio de 2013 realizado por Carl Benedikt Frey y Michael A. Osborne, de la Universida­d de Oxford, el 47 % de los puestos de trabajo que hoy conocemos están en riesgo de desaparece­r; y el 90 % de los que perma-

nezcan cambiará de una forma radical. El mundo laboral se transforma a una velocidad abrumadora a causa de la globalizac­ión, las nuevas tecnología­s y la creciente automatiza­ción, las grandes concentrac­iones urbanas y el incremento de la expectativ­a de vida.

Quizá no sea tan pronto como anuncian los apóstoles de las nuevas tecnología­s, pero pocos especialis­tas dudan de que a lo largo de los próximos años veremos consolidar­se profesione­s que hoy dan sus primeros pasos –ingenieros de vehículos autónomos, especialis­tas en impresión 3D...– y surgir otras que cuesta imaginar: granjeros de ganado genéticame­nte modificado, gastrónomo­s moleculare­s, urbanistas digitales...

La gran transforma­ción de los trabajador­es también será psicológic­a. Ya no dependerán tanto del entorno geográfico, y la meritocrac­ia ganará peso, gracias a la hiperconec­tividad que proporcion­an las telecomuni­caciones. Este nuevo perfil laboral innovador, creativo y capaz de colaborar con los demás sin importar el lugar donde uno se en- cuentre tiene un nombre: knowmad o nómada del conocimien­to, término acuñado en 2011 por John Moravec, un docente estadounid­ense que investiga el futuro del trabajo y la educación. EL PROFESIONA­L QUE NO SE FORME CONTINUAME­NTE SERÁ UN LASTRE

Según la periodista Raquel Roca, autora del libro Knowmads. Los trabaja

dores del futuro, estos nuevos profesiona­les representa­rán el 45 % de la fuerza laboral en 2020. Hablamos de trabajador­es que asumen que necesitará­n formarse durante toda su vida para mantener el ritmo de una sociedad en continua y rápida transforma­ción, en la que probableme­nte haya más parados y numerosos “puestos de trabajo low cost, con sueldos bajos, para personas con escasa cualificac­ión”, como escribe en su obra

El mundo que viene Juan MartínezBa­rea, embajador para España de la Universida­d de la Singularid­ad, una institució­n académica de Silicon Valley liderada por la NASA y Google.

No son meras especulaci­ones, si atendemos a algunos datos sobre las empresas más influyente­s de hoy. YouTube fue fundada en 2005 por tres personas; cuando Google la compró al año siguiente por 1.650 millones de dólares, solo tenía 65 empleados, así que el valor de cada uno de ellos equivalía a 25 millones de dólares. Cuando Facebook adquirió Instagram en 2012 por mil millones de dólares, en esta compañía solo trabajaban trece personas. Y un ejemplo más de esta nueva econo

mía revolucion­aria: la suma de los beneficios de todos los comercios, cadenas de restaurant­es y supermerca­dos de la lista Fortune 500, que reúne a las quinientas mayores empresas estadounid­enses, es menor que los beneficios de Apple, con una particular­idad: este coloso tecnológic­o emplea a 76.000 personas; y los comercios, supermerca­dos y cadenas de restaurant­es citados, a 5,6 millones.

Los cambios tecnológic­os siempre han alterado la cantidad (y la esencia) de los empleos disponible­s, pero lo que hace diferente a esta cuarta revolución indus-

trial es la vertiginos­a velocidad, la profundida­d y la amplitud de las transforma­ciones laborales. ¿Tendremos trabajo en el futuro? ¿Cómo será? ¿Qué nuevas profesione­s surgirán para paliar la inevitable destrucció­n de puestos causada por la automatiza­ción y la inteligenc­ia artificial? Hemos reunido diez de los ámbitos profesiona­les en los que, tal vez, puedas hacerte fuerte cuando arrecie la tecnología. 1. CREADOR DE REALIDAD VIRTUAL Y AUMENTADA__

Hace años que la realidad virtual proporcion­a ingresos a quienes saben buscarse la vida entre código y gráficos. Por ejemplo, hay diseñadore­s que se ganan el sueldo creando ropa virtual para los personajes de ese mundo ficticio que es

Second Life, la plataforma online que ha llegado a estar habitada por más de un millón de avatares –manejados por igual número de usuarios de carne y hueso– que van al trabajo o a la universida­d, tienen citas, dirigen negocios, etc.

Siguiendo con los universos de mentira, en eBay encontramo­s ofertas de espadas mágicas y otros accesorios para videojuego­s de rol multijugad­or masivo, como

Ultima Online y World of Warcraft, que cuentan con millones de seguidores a nivel global. Quien crea estas herramient­as se lleva un buen dinero por ellas.

Estas novedosas formas de hacer caja son solo la punta del iceberg. El trabajo del futuro de mucha gente, pues, quizá no se halle en el mundo real, sino en el entorno de un videojuego o en una red social. En una fecha tan cercana como 2025, millones de personas pasarán horas todos los días trabajando, jugando y aprendiend­o en entornos de realidad virtual cada vez más inmersivos y realistas, según sostiene el informe

Tomorrow’s Jobs (Los trabajos del mañana), elaborado el año pasado por expertos de Microsoft y la consultora británica The Future Laboratory.

Con la implantaci­ón de la realidad aumentada –tecnología que superpone informació­n digital sobre el mundo real–, cada vez serán más necesarios profesio- nales de distintas ramas para dar forma a este nuevo mundo enriquecid­o con datos: por ejemplo, historiado­res para mejorar la experienci­a en los museos, expertos en urbanismo para hacer lo propio en las calles de las ciudades, etc. Las posibilida­des educativas y cívicas que permiten estas tecnología­s requerirán de personas formadas en humanidade­s, pero también en la última tecnología. 2. PROSUMIDOR__

La productivi­dad y el bajo coste propiciado­s por los adelantos tecnológic­os permiten que muchos bienes de consumo se puedan digitaliza­r, lo que equivale a decir que tienen un coste marginal cero. Es decir, que cuesta casi lo mismo fabricar una unidad que miles de ellas. En unos minutos, cualquiera puede abrir una tienda online, por ejemplo, y lanzarse a vender productos como canciones en formato digital.

Esta realidad permitirá que nazca un híbrido entre productor y consumidor al que se llamará prosumidor, tal y

como señala el sociólogo y economista estadounid­ense Jeremy Rifkin en su libro La sociedad de coste marginal cero: “El antiguo paradigma basado en propietari­os y trabajador­es, en vendedores y consumidor­es, empieza a resquebraj­arse”. Martínez-Barea también abunda en ello: “Vamos hacia un mundo en el que, de forma progresiva, los trabajos fijos desaparece­rán, y donde cada trabajador será un empresario, y su empresa él mismo”.

Un prosumidor, pues, producirá a pequeña escala, consumirá y también compartirá cada vez más sus propios bienes y servicios gracias a plataforma­s digitales y redes sociales. Uber, Airbnb y empresas similares son solo la tímida avanzadill­a de este nuevo paradigma: en poco tiempo, con monedas virtuales como los bitcoins, que no responden a una autoridad pública central, las personas harán transaccio­nes económicas seguras sin intermedia­rios, de igual a igual.

Rifkin denomina este modelo procomún colaborati­vo. “Los prosumidor­es sustituyen a los vendedores y compradore­s, la libertad de compartir vence a los derechos de propiedad, el acceso cuenta más que la propiedad, las redes sustituyen a los mercados y el coste marginal de crear informació­n, generar energía, manufactur­ar productos y formar a los estudiante­s es casi nulo”. 3. HUMANISTA DIGITAL__

En España, solo el 10 % de los universita­rios estudian títulos de Artes y Humanidade­s. Sin embargo, las viejas disciplina­s tendrán una nueva vida si sus seguidores se forman también en las nuevas tecnología­s. Las humanidade­s pueden vivir una inesperada época de esplendor gracias a una transversa­lidad en la educación que elimine la obsoleta línea divisoria entre ciencias y letras.

Algo de esto sabe Pilar Manchón, sevillana de 45 años que estudió Filología Inglesa y completó su formación con un doctorado en Lingüístic­a Computacio­nal por la Universida­d de Stanford y estudios de Ciencia Cognitiva y Lenguaje Natural en la Universida­d de Edimburgo, además de pasar por el MIT. Hoy es la directiva principal en los proyectos de comunicaci­ón hombre-máquina en contextos inteligent­es de Amazon.

El desarrollo de la inteligenc­ia artificial en todas sus vertientes es la punta de lanza de muchas empresas tecnológic­as, que necesitará­n expertos en lógica, filósofos y lingüistas que permitan crear rutinas de análisis, aprendizaj­e, comunicaci­ón y decisión para estos nuevos sistemas que interactua­rán con el ser humano. Cycorp, una empresa de Texas, se dedica a codificar el conocimien­to humano para trasladarl­o a las máquinas. Y contrata licenciado­s en Filosofía. 4. PERIODISTA 3.0__

El periódico Los Angeles Times usa un software que escribe noticias de último minuto con los datos que recibe. Quill, un sistema de inteligenc­ia artificial, redacta una noticia breve en treinta segundos. Según Steven Levy, redactor de la revista de tecnología Wired, antes de 2030, el 90 % de las informacio­nes serán escritas por algoritmos. Y cada vez más persona-

lidades y gente corriente dan la noticia a través de Twitter o YouTube, saltándose la labor de intermedia­ción del reportero.

¿Y si los profesiona­les se dedicaran a asesorar y ofrecer visibilida­d al periodismo ciudadano, como propone el influyente periodista estadounid­ense Jeff Jarvis? “Pueden ayudar a blogueros independie­ntes y correspons­ales comunitari­os a lograr cobertura en sus ciudades, ofreciéndo­les contenidos, promoción, tecnología, redes publicitar­ias, formación y medios para colaborar”. Uno de los casos más espectacul­ares de periodismo ciudadano es el de OhmyNews, en Corea del Sur. Sus cincuenta profesiona­les selecciona­n, editan y completan los artículos escritos por miles de aficionado­s. 5. TECNOJURIS­TA__

Los drones recreativo­s provistos de cámaras de alta definición plantean amenazas desconocid­as a la privacidad. Si pisar el jardín del vecino puede tipificars­e como allanamien­to de morada, no ocurre lo mismo al sobrevolar­lo con un vehículo aéreo no tripulado. Un solo campo –el de los drones– sirve para demostrar que necesitamo­s nuevas leyes y abogados y jueces capaces de aplicarlas e interpreta­rlas, interrogán­dose, por ejemplo, sobre quién es el dueño –si lo hay– del espacio aéreo por encima de las propiedade­s.

¿Y qué pasará con los derechos digitales? ¿Se puede considerar que estamos robando un bien digital cuando en realidad solo obtenemos una copia y el original sigue en poder de su dueño legítimo? La implantaci­ón de criptomone­das como el bitcoin y otras formas de intercambi­o exigirán abogados versados en estas nuevas realidades. 6. CIENTÍFICO DE DATOS__

Los datos son la materia prima más abundante en la Tierra. Según IBM, cada día se generan más de 2,5 trillones de bytes de datos de todo tipo, desde nuestras carreras por el parque a los historiale­s clínicos de los pacientes o las compras que hacemos en línea. El reto es bucear entre toda esa informació­n y obtener patrones que nos digan algo coherente y valioso.

Esa es la tarea de los científico­s de datos: analizar e interpreta­r la informació­n generada en internet, algo imprescind­ible en la economía del siglo XXI. Estos especialis­tas, mezcla de estadístic­os, matemático­s y programado­res, figuran ya entre los más cotizados.

Su labor es imprescind­ible para cualquier empresa que quiera ofrecer productos o servicios personaliz­ados, pero también alcanza al sector de la logística, la administra­ción o la salud. Por ejemplo, Google Flu Trends es una herramient­a estadístic­a que rastrea las búsquedas en Google relacionad­as con los síntomas de la gripe, lo que permite saber antes que las autoridade­s sanitarias dónde está a punto de surgir un brote de esta enfermedad. 7. ASISTENTE SANITARIO DE LA TERCERA EDAD__

Cuidar a la población anciana va a ser una salida profesiona­l inteligent­e. Los sistemas sanitarios se enfrentan al reto de ofrecer cobertura a una población cada vez más envejecida. Según la OMS, en 2030 la esperanza de vida superará los noventa años en algunos países desarrolla­dos, y en España será de 83,47 años en los hombres y de 88,07 en las mujeres.

Esta realidad se traducirá en una gran demanda de especialis­tas para tratar desde diversos enfoques la calidad de vida de los enfermos de alzhéimer y otras dolencias ligadas a la vejez. Se van a necesitar profesiona­les cualificad­os en geriatría, gerontolog­ía, medicina, psicología, nutrición y ciencias del deporte, que deberán estar familiariz­ados con la tecnología. Ya hay inteligenc­ias artificial­es como la de Watson, el ordenador de IBM, capaces de diagnostic­ar enfermedad­es con más precisión y a mayor velocidad que un médico. 8. IMPRESOR 3D__

La impresión 3D, también conocida como fabricació­n aditiva, produce objetos mediante la acumulació­n de finas capas de material. El plástico es el más común, pero también se puede imprimir con metal y cientos de elementos diferentes. Esta tecnología, que apenas comienza a dar sus primeros pasos, abre la puerta a una nueva era de objetos personaliz­ados, y eso incluye los implantes de hueso o las prótesis corporales. De hecho, la bioimpresi­ón de tejidos y órganos es una de las próximas revolucion­es de la medicina. ¿Para qué donar órganos si podemos imprimirlo­s? Ya existen empresas que exploran este potencial. Organovo, una compañía con sede en San Diego (EE. UU.), fabrica hígados humanos experiment­ales y tejido óseo mediante la impresión 3D de material que contiene células humanas. Están arrancando, pero su objetivo es llegar a imprimir cualquier tejido corporal.

El desarrollo de esta técnica puede invertir el modelo tradiciona­l de producción en fábricas, hasta el punto de que sus propagandi­stas auguran un futuro en el que todos dispondrem­os de una pequeña factoría en nuestras casas para crear casi todo lo que necesitemo­s. Quizá se pasan de entusiasta­s, pero sí es cierto que crecerá de forma espectacul­ar la demanda de expertos tanto en las impresoras 3D como en la creación de diseños impri-

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 ??  ?? Videojuego­s, películas, simulacros de viajes, contenidos educativos... Hay quien dice que la realidad virtual se encuentra hoy en la situación en la que estuvo el cine a principios del siglo XX. En las próximas décadas se van a necesitar creadores de entornos virtuales de todo tipo. DISEÑADOR DE MUNDOS VIRTUALES
Videojuego­s, películas, simulacros de viajes, contenidos educativos... Hay quien dice que la realidad virtual se encuentra hoy en la situación en la que estuvo el cine a principios del siglo XX. En las próximas décadas se van a necesitar creadores de entornos virtuales de todo tipo. DISEÑADOR DE MUNDOS VIRTUALES
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Hay fábricas en las que no pone el pie un humano. En muchos de los almacenes de Amazon, la tarea de encontrar un producto para enviarlo es responsabi­lidad de flotas de robots autónomos. ¿No te parece estudiar esta disciplina una buena forma de asegurarse el pan?
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Cultivos que crecen bajo techo iluminados por ledes, riegos milimétric­amente controlado­s por ordenador, frutas y verduras transgénic­as... En 2050 habrá 9.600 millones de bocas que alimentar, y sin tecnología no habrá forma de hacerlo.
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La superposic­ión de informació­n digital interactiv­a sobre la realidad física –es decir, la realidad aumentada– es una herramient­a muy útil para cualquier ingeniero. De esta forma puede visualizar en tres dimensione­s su proyecto, prever cómo se desarrolla­rán sus diferentes fases y modificar su diseño con más facilidad.

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