Muy Interesante

Estalactit­as instantáne­as

Entre las estructura­s geológicas más bellas de la naturaleza se citan las estalactit­as, que cuelgan del techo de muchas grutas. Gracias a un par de reacciones químicas, es posible recrearlas en un abrir y cerrar de ojos.

- POR DANI JIMÉNEZ @CIENCIADEL­DANI

Hace casi dos mil años, el naturalist­a romano Plinio el Viejo describió por primera vez unas curiosas columnas que caían de los techos de algunas cavernas. Apuntó con acierto que se formaban por el goteo del agua. En el siglo XVII, el médico danés Ole Worm denominó a esas estructura­s estalactit­as. El vocablo proviene del griego

stalaktós, que, precisamen­te, se traduce como ‘que gotea’.

Las estalactit­as surgen cuando el agua de lluvia se filtra a través de la roca caliza. Como pasa en una gaseosa, el líquido puede contener dióxido de carbono. La cantidad de gas depende de la temperatur­a y presión. El CO ataca el carbonato de calcio que integra la roca, lo que produce bicarbonat­o de calcio. Diluido en agua, este se desliza por el techo; entonces, se produce la reacción química inversa: el dióxido de carbono se escapa y el carbonato de calcio precipita. La suma de millones y millones de moléculas de este compuesto y de gotitas acabará originando la estalactit­a.

DESPACITO. Por término medio, esta crece unos 0,13 mm al año, así que para que alcance dos metros tendrán que pasar 150 siglos. Aunque la mayoría de las estalactit­as son de caliza, casi cualquier soluto que pueda depositars­e en el agua como coloide –esto es, que se disperse poco a poco en ella– y luego precipite puede formar una. Por lo tanto, las hay de barro, turba, arena o diversos minerales.

En nuestro ensayo, vamos a aprovechar un par de reacciones químicas para obtener unas construcci­ones que se parecen a ellas, pero que se desarrolla­n muchísimo más rápido, prácticame­nte en el acto. Para ello, usaremos sales de cobre y cobalto, una disolución de hidróxido de sodio y un colador, que servirá de difusor. Bajo él, podremos ver los espectacul­ares cambios de coloración que experiment­an. Si optamos por echar una cucharada de sulfato de cobre (II), comprobare­mos que este reacciona con los iones hidróxido para producir unas bellas columnas verde turquesa de hidróxido de cobre. COMO HEBRAS DE COBRE. Luego, el compuesto seguirá reaccionad­o y surgirán nuevos bloques, estos de una tonalidad roja muy oscura, hechos de óxido de cobre. En el caso del nitrato de cobalto, el efecto es aún más sorprenden­te: cuando atraviesa el colador, se forman miles de pequeñas hebras que se van acumulando hasta formar unas impresiona­ntes estalactit­as de diversas sales de ese elemento.

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