Estalactitas instantáneas
Entre las estructuras geológicas más bellas de la naturaleza se citan las estalactitas, que cuelgan del techo de muchas grutas. Gracias a un par de reacciones químicas, es posible recrearlas en un abrir y cerrar de ojos.
Hace casi dos mil años, el naturalista romano Plinio el Viejo describió por primera vez unas curiosas columnas que caían de los techos de algunas cavernas. Apuntó con acierto que se formaban por el goteo del agua. En el siglo XVII, el médico danés Ole Worm denominó a esas estructuras estalactitas. El vocablo proviene del griego
stalaktós, que, precisamente, se traduce como ‘que gotea’.
Las estalactitas surgen cuando el agua de lluvia se filtra a través de la roca caliza. Como pasa en una gaseosa, el líquido puede contener dióxido de carbono. La cantidad de gas depende de la temperatura y presión. El CO ataca el carbonato de calcio que integra la roca, lo que produce bicarbonato de calcio. Diluido en agua, este se desliza por el techo; entonces, se produce la reacción química inversa: el dióxido de carbono se escapa y el carbonato de calcio precipita. La suma de millones y millones de moléculas de este compuesto y de gotitas acabará originando la estalactita.
DESPACITO. Por término medio, esta crece unos 0,13 mm al año, así que para que alcance dos metros tendrán que pasar 150 siglos. Aunque la mayoría de las estalactitas son de caliza, casi cualquier soluto que pueda depositarse en el agua como coloide –esto es, que se disperse poco a poco en ella– y luego precipite puede formar una. Por lo tanto, las hay de barro, turba, arena o diversos minerales.
En nuestro ensayo, vamos a aprovechar un par de reacciones químicas para obtener unas construcciones que se parecen a ellas, pero que se desarrollan muchísimo más rápido, prácticamente en el acto. Para ello, usaremos sales de cobre y cobalto, una disolución de hidróxido de sodio y un colador, que servirá de difusor. Bajo él, podremos ver los espectaculares cambios de coloración que experimentan. Si optamos por echar una cucharada de sulfato de cobre (II), comprobaremos que este reacciona con los iones hidróxido para producir unas bellas columnas verde turquesa de hidróxido de cobre. COMO HEBRAS DE COBRE. Luego, el compuesto seguirá reaccionado y surgirán nuevos bloques, estos de una tonalidad roja muy oscura, hechos de óxido de cobre. En el caso del nitrato de cobalto, el efecto es aún más sorprendente: cuando atraviesa el colador, se forman miles de pequeñas hebras que se van acumulando hasta formar unas impresionantes estalactitas de diversas sales de ese elemento.