tecnocámara En la de tortura
EL LABORATORIO CLIMÁTICO MCKINLEY LLEVA AL LÍMITE DESDE COCHES HASTA MISILES
Tormentas de nieve o arena, lluvias torrenciales, vientos huracanados, temperaturas de más de 70 ºC y por debajo de -40 ºC... Estas y otras condiciones infernales se crean artificialmente en el Laboratorio Climático McKinley, situado en la Base de la Fuerza Aérea Eglin estadounidense, en Florida. Inaugurado en 1947, este centro somete a test de resistencia climática a aviones, helicópteros, tanques, misiles y casi cualquier artilugio militar, pero también a vehículos civiles. Ford, por ejemplo, alquila sus instalaciones para comprobar cómo soportan sus coches las condiciones extremas. Y no le sale barato: usar durante un día la cámara principal del complejo cuesta unos 21.000 euros. Esta sala es el mayor espacio del mundo para tales pruebas: mide 77 metros de ancho, 79 de profundidad y 21 de alto. Suficiente para que allí sufran colosos como las aeronaves de transporte militar C-5M Super Galaxy.
¡Menuda factura! Para reproducir los fenómenos meteorológicos, el laboratorio emplea enormes turbinas que generan el viento, gigantescos refrigeradores o grandes paneles de lámparas que simulan la luz solar. Con semejante despliegue, no extraña que la factura eléctrica de esta megacámara de tortura tecnológica supere a veces los 170.000 euros mensuales.