epicentro En el de lo sagrado
VINCULAN LOS SANTUARIOS GRIEGOS CON LAS FALLAS TECTÓNICAS
El geólogo y geógrafo Iain Stewart, de la Universidad de Plymouth (Reino Unido), tiene una teoría: a menudo, los antiguos griegos construían sus templos, santuarios y ciudades en lugares con una actividad sísmica recurrente, lo que sugiere que otorgaban a los terremotos algún tipo de sig- nificación religiosa y cultural. Stewart sostiene esta hipótesis en un estudio en el que cita ciudades como Micenas, Éfeso, Cnido e Hierápolis, levantadas sobre fallas tectónicas.
Vapores divinos. Pero el caso más significativo es el del santuario de Delfos, considerado el centro religioso del mundo helénico y sede del célebre oráculo del mismo nombre. Este recinto sagrado fue destruido por un terremoto en el año 373 a. C. y se reconstruyó justo en el mismo sitio, al pie del monte Parnaso. Según Stewart y otros científicos, este lugar se ganó su estatus gracias a las emanaciones gaseosas que surgían de una grieta de origen sísmico. Esos gases tóxicos inducían a las pitonisas del templo de Apolo a los trances en los que emitían sus profecías, muy respetadas no solo en Grecia, sino en todo el Mediterráneo.
Stewart no afirma que todos los lugares importantes de la antigua Grecia –muchos de ellos situados en la actual Turquía– se erigieran sobre fallas, pero sospecha que sus habitantes veían en la actividad sísmica habitual un indicio de que el terreno en cuestión guardaba relación con el inframundo y los dioses.