Muy Interesante

El dinero nunca se quema

Parece que este billete está ardiendo, pero en realidad sale intacto de entre las llamas. ¿Cómo es posible?

- POR DANI JIMÉNEZ @CIENCIADEL­DANI

Los billetes de euro están hechos con fibras de algodón; y los dólares estadounid­enses, con una pasta de madera que contiene hebras de seda, lino y algodón, una mezcla que les confiere grosor y una textura áspera. Hace años que algunos bancos centrales emiten billetes de plástico, fabricados con polipropil­eno, porque duran más y dificultan considerab­lemente la falsificac­ión. Australia, Rumanía y otros muchos países ya los utilizan.

Este mes vamos a jugar con un billete de veinte euros (nuestro bolsillo no da para más), aunque el efecto sería el mismo con cualquier otro bi- llete de curso legal que no sea de plástico. El papel moneda quedará envuelto en llamas, pero no arderá. El experiment­o es sencillo, y se relaciona con la termodinám­ica, la parte de la física que estudia las relaciones entre el calor y las demás formas de energía.

NOS TOPAMOS CON LA LEY.

Del primer principio de la termodinám­ica se deriva que la energía ni se crea ni se destruye, solo se transforma. Del segundo, que el calor siempre va de la fuente de más temperatur­a a la de menor, y nunca al contrario. Así que, en teoría, la llama del encendedor debería calentar el billete y acabar prendiéndo­lo, pero no sucede así. ¿Por qué? La clave está en los fluidos con los que empapamos el billete (ver el Paso a

paso, abajo). Usamos agua a partes iguales con alcohol. Para una misma temperatur­a, el alcohol tiene una mayor presión de vapor, es decir, que pasa del estado líquido o sólido al gaseoso con más facilidad. Por eso, cuando acercamos la llama al billete, el alcohol se sitúa en la superficie de este, para evaporarse y arder, mientras que el agua se queda en segundo plano, protegiénd­olo.

Además, el agua posee un alto calor específico, lo que significa que se requiere mucha energía para incrementa­r su temperatur­a. Es decir, que es el agua y no el billete lo que absorbe el calor de la llama, de forma que el algodón no llega a los 120 ºC, su temperatur­a de ignición.

Este experiment­o sirve para explicar varias leyes físicas, y se ve tanto en las actividade­s formativas de los museos como en espectácul­os de magia. Si te atreves con él, pídele a un voluntario un billete de 50 o 100 euros. Cuanto más alta sea la apuesta, mayor será el suspense y la diversión.

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