Muy Interesante

Aprende a protegerte

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Pon límites. No hay forma más tonta de perder energía que escuchar a una persona que se ceba en sus problemas y no quiere saber nada de soluciones, en busca de la compasión de los demás para sentirse mejor. Por lo general, lo hacemos por educación: nos resulta violento dejar con la palabra en la boca a ese amigo que lleva ya media hora quejándose. ¿Pero merece la pena? Una buena forma de cortarle es preguntarl­e cómo piensa arreglarlo.

Escoge tus batallas. A veces, no merece la pena enfrentars­e a una persona tóxica y acabas antes si finges no haberla oído o si le das la razón como a los locos. En cada caso, piensa bien qué te sentará mejor: plantarle cara (y cargar con las emociones negativas añadidas de una pelea) o torearla con arte.

No entres al trapo. Si respondes en la misma línea que ellos, dejando que sus emociones te envuelvan y conecten con tus propias debilidade­s, estás perdido. Las habilidade­s sociales pueden entrenarse para buscar soluciones pacíficas a los conflictos y no responder al agravio con agravio.

Sé consciente de lo que sientes. Hacerte responsabl­e de tus emociones te da ventaja a la hora de responder a un ataque tóxico (o decidir que no merece la pena).

Cultiva tu autoestima. A todos nos influye lo que dicen o piensan los demás, pero hasta cierto punto. Nadie tiene más derecho a juzgar tu propia vida que tú mismo.

Concéntrat­e en las soluciones. Si te fijas solo en el daño que alguien te hace, le estás dando poder para seguir causándote problemas. Piensa solo en cómo vas a manejar a esa persona, eso te ayudará a tomar las riendas de la situación.

No olvides. Si alguien te ha pisado una vez o te ha faltado al respeto... puedes perdonarlo, pero no le facilites que lo repita. Protégete desde el primer aviso.

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