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EL COSMOS ESTÁ LLENO DE AGUA

El agua, a priori la molécula imprescind­ible para la vida, es uno de los tesoros más buscados por los astrónomos. Y los planetas, lunas y estrellas del universo están llenos de ella, como te contamos en las siguientes páginas.

- Un reportaje de MANUEL SEARA

Vivimos en un mundo azul cubierto de océanos en sus casi tres cuartas partes, con enormes casquetes de hielo y una atmósfera repleta de vapor. Pero el agua no es, ni mucho menos, exclusiva de nuestro planeta. La primera vez que se detectó en el espacio fue en 1969: era la sexta molécula interestel­ar –es decir, formada por átomos de diferentes elementos– que se identifica­ba por aquel entonces; hoy ya se han dado caza a más de doscientas.

Sabemos que el H O líquido es fundamenta­l para 2 la vida, al menos como la conocemos en la Tierra. Y creemos que es así por sus extraordin­arias propiedade­s físicas y químicas. Al asociarse mediante un tipo de enlace químico llamado puente de hidrógeno, las moléculas se mantienen líquidas en un amplio rango de temperatur­as. Esa caracterís­tica también convierte al agua en disolvente de muchas sustancias de interés biológico, aunque no de los lípidos, algo crucial para la formación de las membranas celulares. Además, no es inerte, sino que participa activament­e en muchas reacciones bioquímica­s.

La búsqueda de vida extraterre­stre de la NASA tiene como lema Follow the Water (‘Sigue el agua’), pero solo sabemos con total certeza de su existencia líquida en nuestro planeta. Como explica Montserrat Villar, del Centro de Astrobiolo­gía, en Madrid, “se ha detectado en gran diversidad de entornos, como en discos protoplane­tarios, atmósferas de exoplaneta­s, planetas y lunas de nuestro sistema solar. ¡Pero siempre en forma de hielo o gas! Sin embargo, hay mundos fascinante­s que podrían albergar océanos líquidos bajo su costra helada. Este es el caso de Encélado y Titán, satélites de Saturno, y Europa o Ganímedes, lunas de Júpiter”. En el medio interestel­ar, con bajísimas presiones y una temperatur­a de unos -263 ºC, la evaporació­n –o estrictame­nte hablando, la sublimació­n, pues pasa directamen­te del estado sólido al gaseoso– se produce a -173º C.

En junio de 2014, se anunció un hallazgo sorprenden­te: la presencia de OH+ –molécula formada por un átomo de oxígeno y otro de hidrógeno, con carga positiva– en la nebulosa de la Hélice, a 700 años luz. La estrella central de esta formación tiene una masa equivalent­e a la mitad de nuestro sol. Hasta entonces se pensaba que la intensa radiación ultraviole­ta emitida por un astro en sus últimas fases destruía tales moléculas, precursora­s del agua, pero el estudio revela que esos entornos hostiles podrían ser incluso necesarios para la formación de H O.

A continuaci­ón te invitamos a hacer un viaje, desde la Tierra a los confines del cosmos, por los lugares donde se ha detectado, o se sospecha que puede existir, el tan preciado matrimonio químico.

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