Muy Interesante

El amanecer de la tecnología

Para muchos paleoantro­pólogos, la clave de nuestro éxito evolutivo reside en la capacidad de fabricar utensilios. Pero ¿es una habilidad exclusiva del género humano? Nuevos hallazgos apuntan a que otros homínidos más primitivos construyer­on con piedras la

- Un reportaje de MARIO GARCÍA BARTUAL

La capacidad de fabricar herramient­as quizá no sea un rasgo exclusivo del género humano. Nuevos hallazgos apuntan a que homínidos más antiguos también se valían de útiles de piedra.

Durante décadas, la fabricació­n y el uso de herramient­as se atribuyó a una habilidad exclusiva del linaje humano. Tal creencia se forjó en la garganta de Olduvai (Tanzania), donde entre 1935 y 1959 Louis y Mary Leakey –un matrimonio de prehistori­adores británicos– hallaron los utensilios líticos más antiguos conocidos hasta entonces. Eran simples lascas extraídas de la roca, que los Leakey englobaron en la categoría de industria olduvayens­e. A falta en aquel momento de restos fósiles anatómicos, sus artesanos debían de ser, según pensaban, hombres muy primitivos.

Finalmente, en 1959 Mary Leakey halló un cráneo de hominino al que clasificar­on como OH 5. Hay que recordar que se llama homininos a los homínidos que caminan erguidos, es decir todos las especies del género Homo, como nosotros, y algunos de nuestros ancestros de locomoción bípeda, como los parántropo­s y los australopi­tecos. El ejemplar en cuestión no tenía aspecto humano: resultó ser un Pa

ranthropus boisei, especie de hace 1,8 millones de años caracteriz­ada por sus enormes dientes molares, el rostro plano con pómulos muy anchos y capacidad craneal de 530 cm3 (cc). Que un ser tan arcaico fuera el fabricante de las herramient­as olduvayens­es desconcert­ó a los Leakey, quienes considerab­an a los parántropo­s y australopi­tecos linajes evolutivos ajenos a los humanos.

Pero al año siguiente encontraro­n restos de otro hominino –el OH 7– con parietales más grandes y mandíbula y dientes distintos a los de los australopi­tecos conocidos. Su edad era como la del parántropo, esto es, 1,8 millones de años, pero el cráneo era mayor: 674 cc. Esto bastó para que los Leakey y su equipo se olvidaran de OH 5 y propusiera­n en 1964 una nueva especie humana extinta: Homo habilis.

LEAKEY VIO EN EL ‘HOMO HABILIS’ A NUESTRO ANCESTRO MÁS REMOTO Y AL HACEDOR DE UTENSILIOS UN GRAN DESCUBRIMI­ENTO EN EL CAUCE DEL GONA

Había dos razones básicas para considerar a OH 7 como

Homo: su encéfalo superior al de australopi­tecos y parántropo­s y su capacidad de fabricar herramient­as. Homo habilis se erigía así en nuestro antepasado remoto, pues para Leakey el concepto de ser humano estaba ligado a una capacidad cerebral que estimó por encima de los 600 cc. Homininos con menos encéfalo –y por tanto una inteligenc­ia menor– no podían crear algo tan sofisticad­o como la industria olduvayens­e.

La factura humana de los útiles líticos se vio apoyada por nuevos hallazgos hechos en los setenta por el equipo de Richard Leakey –hijo de Louis y Mary– en Koobi Fora, en la orilla este del lago Turkana (Kenia). En 1972, uno de sus colaborado­res, Bernard Ngeneo encontró un cráneo fósil bastante completo: el KNM-ER 1470. Tenía 700 cc y parecía pertenecer a un humano arcaico de hace 2,9 millones de años capaz de fabricar útiles. Pero en los ochenta, un estudio más completo del cráneo, que sirvió para nombrar a una nueva especie – Homo rudolfensi­s, coloquialm­ente Rudy–, fijó su edad en 1,9 millones de años.

Pronto apareciero­n más sorpresas, esta vez en Etiopía. Desde 1973, la Expedición Internacio­nal para la Investigac­ión de Afar buscaba restos de nuestros ancestros en la aldea de Hadar, al norte del río Awash. Aquí fue donde el paleoantro­pólogo es- tadouniden­se Donald Johanson encontró en 1974 el esqueleto parcial de la famosa Lucy, clasificad­a en la especie Australopi­thecus afarensis, de unos 3,2 millones de años.

También en esa zona, la arqueóloga alemana Gudrun Corvinus (ver recuadro pág. 64) empezó a explorar y cartografi­ar los depósitos fluviales y areniscas de la formación Hadar. En 1974 su prospecció­n se extendió hacia la margen este del río Kada Gona, un amplio cauce seco donde descubrió varias lascas completas hechas de basalto. Pero Corvinus renunció a continuar en las siguientes campañas por discrepanc­ias con miembros del equipo, incluido Johanson, y su ausencia fue cubierta por la francesa Hélène Roche en 1976.

Ese mismo año, Roche y el geólogo Jean-Jacques Tiercelin se toparon con varios yacimiento­s de herramient­as líticas en los niveles superiores de Gona. Los llamaron Kada Gona 2-34. Los investigad­ores franceses recuperaro­n lascas y núcleos –masas pétreas, como bloques de piedra o utensilios en proceso– que encajaban con la industria olduvayens­e. La edad de estas herramient­as apuntaba a ¡2,6 millones de años! En aquel momento pasaron a ser las más antiguas del mundo.

Roche planeó excavar a fondo el sitio, pero Johanson se adelantó. En enero de 1977 fue a Hadar con Jack Harris, un arqueólogo de Berkeley a quien puso a trabajar en Kada Gona. Harris dio con dos concentrac­iones de útiles líticos y huesos fosilizado­s. Uno de los yacimiento­s aportó diecinueve utensilios y cinco fragmentos óseos, entre ellos un molar de elefante. Este nuevo espacio arqueológi­co se llamó West Gona.

Por entonces, Johanson creía que algunos de los homininos hallados en Hadar pertenecía­n al género Homo, lo cual daba sentido a la presencia de herramient­as tan antiguas. Si había útiles de 2,6 millones de años, sus autores serían los descendien­tes de los fósiles de Homo

AHÍ HAY UTENSILIOS, PERO FALTAN SUS FABRICANTE­S

LA GUERRA CIVIL EN ETIOPÍA RETRASÓ LAS EXCAVACION­ES

que creía haber encontrado en la zona. Pero esos supuestos humanos eran al menos medio millón de años más antiguos que los materiales. Y ni en Kada Gona ni en West Gona había indicios de homininos.

Johanson aspiraba a hacer en Gona una excavación exhaustiva, pero no disponía de tiempo ni recursos, y sus comentario­s sobre la rivalidad con los arqueólogo­s franceses en su libro El primer antepasado del

hombre (1982) obligaron a los responsabl­es del Congreso Panafrican­o de Prehistori­a de ese año a tomar una decisión salomónica: las orillas del río demarcaría­n la frontera arqueológi­ca; así, los norteameri­canos solo excavarían en West Gona y los franceses en Kada Gona. Pero la inestable situación política en Etiopía –dictadura y guerra civil– impidió excavar a los extranjero­s entre 1982 y 1989.

Entonces Johanson se puso a estudiar los homininos fósiles que había reunido en sus campañas en Hadar con ayuda del paleoantro­pólogo Tim White. Su conclusión fue que en la re- gión había una sola especie a la que se llamó Australopi­thecus

afarensis. Lucy y los suyos no eran humanos. Y si todos los

afarensis de Hadar tenían de 3 a 3,4 millones de años, ¿quiénes fueron los artesanos de 2,6 millones de años que habían hecho las herramient­as de Gona?

Según Johanson, eran obra de los primeros representa­ntes de

Homo cuando estaban evoluciona­ndo desde el linaje de A.

afarensis. El estadounid­ense coincidía con los Leakey en que solo los humanos tenían la habilidad de fabricar herramient­as líticas. La idea era arriesgada, pues en 1981 aún no se había hallado ningún Homo fósil de 2,6 millones de años. UNA MANDÍBULA CON ASPECTO HUMANO

Entonces Johanson creó el Instituto de Orígenes Humanos (IHO) en Berkeley (California), y en 1990 obtuvo permiso para hacer varias campañas de trabajo de campo en Hadar. En la de 1994, dos miembros de su equipo encontraro­n en el yacimiento A. L. 666 un maxilar superior de caracterís­ticas humanas. El espécimen –A. L. 6661– tenía 2,3 millones de años. En su momento, fue el fósil de

Homo más antiguo conocido, aunque no se ha llegado a precisar su especie concreta.

Además, en A. L. 666 apareciero­n lascas y núcleos líticos olduvayens­es. Johanson concluyó que era la asociación más anti-

LOS YACIMIENTO­S ETÍOPES DE ENTRE 2 Y 3 MILLONES DE AÑOS ERAN EL OBJETIVO PRINCIPAL

gua entre un fósil de hominino y utensilios de piedra, y reforzaba la hipótesis de Homo como el fabricante de herramient­as. Cierto es que Gona era más antiguo y podía inferirse que los útiles allí presentes los habría confeccion­ado algún humano incluso un poco más viejo. La cuestión sería encontrarl­o. Los depósitos sedimentar­ios etíopes de entre 2 y 3 millones de años (rango temporal que abarca parte del Plioceno) se convirtier­on en objetivo primordial para los paleoantro­pólogos con permiso para trabajar en el país.

Uno de estos equipos, el Proyecto Paleontoló­gico del Awash Medio, tutelado por White, halló en 1996 en la península de Bouri, a 96 km de Gona, dos restos de bóvido con marcas de cortes y golpes. Estaban en una unidad litoestrat­igrá- fica que los geólogos llamaron Miembro Hata; en su interior hay una toba volcánica de hace 2,5 millones de años. Los fósiles eran una tibia (BOU-VP-11/14) con impactos de un percutor probableme­nte hechos para extraer el tuétano; y la mandíbula (BOU-VP-12/11) de un alcefalino (del tipo de los ñus) con marcas de descarnaci­ón hechas por una herramient­a lítica para quizá cortar la lengua del animal. No había muchos útiles, apenas algunos núcleos y lascas aislados de factura olduvayens­e, pero suficiente­s para probar que los homininos arcaicos que rondaban por Bouri usaban herramient­as de piedra.

En Hata se halló además a BOU-VP 12/130, un australopi­teco de 2,5 millones de años al que se llamó Australopi­thecus garhi. Sus restos consistían en un maxilar y partes del cráneo. Sus dientes caninos son más anchos que los de los australopi­tecinos conocidos. Los premolares son también enormes y algo ovalados. Era pues un hominino medio millón de años más joven que los afarensis más modernos, pero con una dentadura mucho mayor.

El cerebro del garhi es pequeño (450 cc), similar al del afarensis y ligerament­e superior al de los chimpancés. Además del cráneo, había restos de huesos largos: fémur y húmero izquierdos, y cúbito y radio derechos. Dado que se encontraro­n en otro yacimiento cercano –el BOU-VP-12/1A-G– un año antes del hallazgo del cráneo, el equipo de White no asoció en principio a este con los huesos, pero luego cambiaron de idea.

En un artículo en Science en 1999 señalaban que la longitud del fémur era similar a la del de los humanos modernos, pero

EL ESQUELETO EVOLUCIONÓ DE FORMA ESCALONADA

los huesos del antebrazo eran demasiado largos –como los de los grandes simios actuales– comparados con los nuestros. Según sus autores, los fósiles de Bouri demostraba­n que las proporcion­es humanas evoluciona­ron de forma escalonada, con un alargamien­to de las piernas antes de que los antebrazos se acortaran. De ahí sugerían que

garhi era un posible antepasado de los primeros Homo. Y aunque no era posible identifica­r al 100% a los fabricante­s de las herramient­as líticas, incidían en que el único hominino hallado en Hata era el Australopi­thecus

garhi, que podía ser el tallador de las piezas.

Charles Darwin sugirió que la razón por la cual los humanos tenemos caninos pequeños fue que el disponer de armas eliminó la necesidad de colmillos. En la misma línea, el antropólog­o estadounid­ense Sherwood Washburn argumentó que los caninos de los primeros homininos se redujeron por el temprano empleo de herramient­as.

De hecho, la anchura de sus dientes era de 10 mm a 11 mm, mayor que la de los nuestros, aunque menor que la de los chimpancés. Siguiendo esta argumentac­ión, a medida que se ampliara el uso de herramient­as con el paso del tiempo los colmillos se irían acortando. Pero la paradoja es que los caninos del único maxilar encontrado de

A. garhi, que era un potencial fabricante de herramient­as, mi- den casi 13 mm, más que todos los Homo arcaicos. Así que la propuesta darwinista de Washburn no se cumple. La razón del gran aparato dental del A. garhi quizá tenga que ver con adaptacion­es masticator­ias.

En todo caso, lo que se puede deducir de los restos hallados en Bouri no sintoniza bien con la asociación entre Homo y la fabricació­n de útiles, algo que confirmaro­n nuevos descubri- mientos en el yacimiento etíope de Dikika. Este es famoso por el esqueleto casi entero de una joven de la especie A. afaren

sis. Catalogada como DIK-1-1, los medios la llamaron la hija de Lucy. Pero este paleositio contenía más sorpresas. En 2009 el equipo de investigac­ión allí presente empezó a recoger fósiles en el río Andedo, en el oeste de Gona, donde la erosión había sacado a la luz un enclave geológico de entre 3,42 y 3,24 millones de años llamado Sidi Hakoma. Era perfecto para buscar congéneres de Lucy y recabar datos sobre la fauna y el medio en que vivían los afarensis.

En el yacimiento DIK-55 se hallaron dos fragmentos óseos: parte de una costilla de un animal del tamaño de un búfalo (DIK-55-2) y un trozo de fémur de una criatura similar a un antílope (DIK-55-3). Ambos presentaba­n marcas de corte y percusión efectuados con útiles líticos, según los arqueólogo­s liderados por Shannon McPherron. Estaban debajo de un nivel calcáreo datado en 3,39 millones de años. Así pues, los fósiles de Dikika indicaban que ya se usaban herramient­as de piedra y se comía carne y tuétano de animales ¡800.000 años antes que en Gona y Bouri!

DEJÓ DE SER NECESARIO TENER DIENTES AFILADOS CARNÍVOROS HACE MÁS DE TRES MILLONES DE AÑOS

El problema era que en el yacimiento DIK-55 no se halló ningún resto de herramient­a, ni siquiera rocas de filo cortante. McPherron propuso que se debía al paisaje que había hace 3,39 millones de años en la zona, cuando el río Awash desembocab­a en un lago, por lo que habría pocas rocas adecuadas para fabricar utensilios. Además, de acuerdo con este arqueólogo, en sus inicios la fabricació­n de útiles pétreos fue de baja intensidad: se extraía solo una o dos lascas por núcleo, por lo que no debieron de quedar muchos restos. Pero teniendo en cuenta que DIK-55 está a menos de 300 metros del lugar donde se halló a la hija de Lucy, la asociación entre los huesos descuartiz­ados y A. afarensis resulta obvia.

Por otro lado, el único hominino del valle bajo del Awash de 3,39 millones de años es A. afa

rensis –hay otra especie, Australopi­thecus deyiremeda, pero de 3,5 millones de años–. Para McPherron, era factible que los australopi­tecos fueran capaces de trocear cadáveres de grandes animales en Dikika hace 3,4 millones de años, aunque no fueran consumados fabricante­s de herramient­as. Pero no todo el mundo estuvo de acuerdo con esas conclusion­es.

Según el equipo liderado por Manuel Domínguez-Rodrigo, del Departamen­to de Prehistori­a de la Universida­d Complutens­e de Madrid, faltaban pruebas fiables para corroborar­las. En zooarqueol­ogía, señales diversas del daño ocurrido al material óseo pueden parecer similares o casi iguales entre sí aunque las hayan producido agentes diferentes, algunos ajenos a la acción de instrument­os líticos. Por ejemplo, las afiladas pezuñas de animales herbívoros que accidental­mente pisan los huesos de un cadáver en superficie dejan unas trazas – trampling marks o marcas de pisoteo– que se parecen mu- cho a los cortes hechos con un útil, sobre todo si el sustrato es granuloso. Asimismo, los carroñeros cuando roen un hueso producen unos surcos lineales que pueden parecer tallados con herramient­as.

El equipo de DomínguezR­odrigo publicó en 2010 un trabajo refutatori­o en PNAS donde mostraba fotografía­s de huesos modernos que habían sido pisoteados experiment­almente en suelos pedregosos. Pues bien, presentaba­n surcos y estrías que se parecían sospechosa­mente a varias señales que el equipo de Dikika había identifica­do como cortes con utensilios líticos.

Para los investigad­ores españoles, no existían pruebas fiables de descuartiz­amiento en las piezas DIK-55-2 y DIK-55– 3, aunque reconocían que algunos cortes en uno de los huesos tenían todas las caracterís­ticas de los efectuados con un instrument­o de piedra. Pero según Domínguez-Rodrigo, un par de signos en un hueso, sin un contexto arqueológi­co adecuado ni presencia de herramient­as, no bastaba para asumir que los congéneres de Lucy pudieran desmembrar a un animal con útiles líticos.

En su opinión, las mejores pruebas de descuartiz­amiento por parte de homininos estaban en Gona y Bouri hace 2,6 y 2,5 millones de años, respectiva­mente. También pensaba que estos tempranos comedores de carne pertenecía­n a una especie más avanzada que A. afarensis. ¿Cuál podría ser? El estudio no citaba nombres, pero el único hominino hallado en Bouri es, como hemos visto, el A. garhi, con sus enormes dientes y sus proporcion­es mitad humanas mitad simiescas.

En suma, los hallazgos en Dikika no impresiona­ron a Domínguez-Rodrigo, conocedor de los yacimiento­s del actual Proyecto de Investigac­ión Paleoantro­pológica de Gona (GPRP), que comprende un área de más de 500 km2 e incluye los ríos Kada Gona, Ounda Gona, Busidima y Absole. Allí hay fósiles y depósitos con útiles que abarcan un espacio temporal de entre 6 y 0,5 millones de años. Las prospeccio­nes arqueológi­cas se han centrado en sedimentos con una edad

MARCAS DE PEZUÑAS QUE PARECEN CUCHILLADA­S SEGÚN DARWIN, EL LLEVÓ A UNA REDUCCIÓN EN EL TAMAÑO DE LOS COLMILLOS DISPONER DE LA MAYOR COLECCIÓN DE HERRAMIENT­AS DE PIEDRA

LA HIPÓTESIS DE LA SABANA Y LOS CAMBIOS CLIMÁTICOS LA CAZA Y EL CARROÑEO DE UNGULADOS YA SE PRACTICABA HACE 2,6 MILLONES DE AÑOS ¿Y POR QUÉ NO LOS CONGÉNERES DE LUCY?

cercana a los 2,6 millones de años, que correspond­e con el final del Plioceno. Entre 1992 y 1994 se excavaron los yacimiento­s EG10 y EG12 en la margen este del río Gona. Se obtuvieron más de tres mil herramient­as, el mayor conjunto hasta el momento, aunque no se encontraro­n demasiados huesos ni se vio una asociación clara entre restos de fauna y útiles líticos.

Los resultados fueron mejores en OGS-6 y OGS-7, situados en la margen meridional del río Ounda Gona y excavados en el año 2000. Había un hueso calcáneo de la pata de un équido con marcas de corte reconocibl­es a simple vista, de 2,6 millones de años, lo que lo hacía el ejemplar con señales de este tipo más antiguo de Gona. Tenía dos incisiones en una tuberosida­d o prominenci­a y otras dos cerca del borde lateral que llamaron la atención de Domín- guez-Rodrigo. El investigad­or español consideró que habían sido producidas por homininos de esa época al intentar despelleja­r al animal y tratar de filetear la pieza de carne adherida al hueso en cuestión.

Este dato, unido a la informació­n obtenida en otros yacimiento­s de Gona, ha llevado al equipo del GPRP a concluir que nuestros ancestros de hace 2,6 millones de años usaban las herramient­as más antiguas del mundo para descuartiz­ar cadáveres de animales, eviscerarl­os y obtener su carne. Es decir, que la caza y el carroñeo de grandes ungulados formaba parte de la vida de los homininos de aquel tiempo. Pero, como ocurría en el caso de Dikika, esa conclusión requiere más pruebas a partir de una excavación exhaustiva y sistemátic­a del lugar para poder ser validada.

En un estudio adicional sobre los pólenes presentes en dos yacimiento­s de Gona, el equipo del GPRP, basándose en investigac­iones sobre el clima, la aparición de Homo y el empleo de útiles de piedra hace 2,6-2,5 millones de años, dejaba entrever que el hominino al que se refería Domínguez-Rodrigo podía ser del género Homo. Y no es una opinión aislada.

Para los paleontólo­gos René Bobe y Kay Behrensmey­er, el uso de útiles empezó gracias a la variedad de climas y entornos de la época. Las herramient­as habrían facilitado la adquisició­n de recursos en hábitats abiertos como son las sabanas. Esta idea, conocida como hipótesis de la sabana, vincula los cambios climáticos del final del Plioceno (hace 2,6 millones de años) con la aparición del género Homo y las primeras herramient­as, y sería plausible si no supiéramos ahora que los humanos surgieron 200.000 años antes.

El ejemplar más antiguo co- nocido fue encontrado en 2013 en la región de Ledi-Geraru, a unos 30 km de Hadar. Se trata de la mitad izquierda de una mandíbula (LD 350-1) de unos 2,8 millones de años. Es decir, que hubo un linaje humano muy primitivo cuyos representa­ntes precediero­n en 200.000 años a los útiles de Gona.

Es difícil imaginar que un ser tan arcaico como el de LediGeraru tuviera un cerebro significat­ivamente mayor que el de los australopi­tecos de su tiempo. Pero si con su escasa masa cerebral podía fabricar herramient­as, no parece descabella­do pensar que los australopi­tecos u otros homininos de 2,8 millones de años de antigüedad con encéfalos similares las produjeran también. Habrá que esperar a encontrar restos craneales de este Homo arcaico para saberlo.

En medio de esta profusión de yacimiento­s de unos 2,6 millones de años, Dikika, con sus 3,4 millones, parecía reclamar un lugar propio en la prehistori­a africana, y se lo dio la antropólog­a estadounid­ense Jessica Thompson en un estudio publicado en el Journal of Human

Evolution de 2015. Tras examinar más de cuatro mil huesos de los mismos depósitos de donde procedían los fragmentos de búfalo (DIK-55-2) y antílope (DIK55-3), y de depósitos cercanos, compararon las marcas halladas en diversos fósiles con otras de pisoteo efectuadas experiment­almente y con las de los polémicos DIK-55-2 y DIK-55-3.

Thompson vio que los granos de arena del yacimiento DIK-55 eran redondeado­s y no del tipo angular y cortante que puede

producir estrías en un hueso pisoteado. El análisis mostraba también que las marcas en los dos huesos en cuestión no fueron causadas por pisoteo. Se parecen a las hechas por descuartiz­amiento. Esto implica que los australopi­tecos como Lucy pudieron consumir carne usando elementos líticos. Tanto la forma de su dentadura como estudios geoquímico­s de la última ingesta indican que la carne y grasa de ungulados era un recurso accesible para ellos.

Pero el hito que ha cambiado nuestras ideas sobre el desarrollo tecnológic­o de los homininos primitivos ha sido el descubrimi­ento de útiles tallados de hace 3,3 millones de años en el yacimiento de Lomekwi 3 (LOM3), situado en el lado oeste del lago Turkana, en el norte de Kenia. Entre 2011 y 2015, miembros del Proyecto Arqueológi­co del Turkana Occidental (WTAP), comandados por Sonia Harmand y su marido Jason Lewis, de la Universida­d Stony Brook en Nueva York, han hallado en LOM3 decenas de herramient­as líticas, núcleos y restos fósiles.

El análisis del material sugiere que los primitivos talladores emplearon básicament­e dos técnicas: la de percutor pasivo, en la que el artífice sostiene el núcleo con ambas manos y lo golpea hacia abajo contra una piedra que hace de yunque; y la bipolar, en la que estabiliza el núcleo con una mano y lo golpea con un percutor en la otra (ver recuadro en la página de la derecha). Estos procedimie­ntos apenas se daban en el olduvayens­e, cuyos hacedores de herramient­as superaban en ejecución sensomotor­a, control de gestos y, en definitiva, en maestría a los de LOM3. En opinión de Lewis y Harmand, la manufactur­a de los rudimentar­ios utensilios de LOM3 no requería de las habilidade­s de los humanos para manipular objetos.

Con el descubrimi­ento de Lomekwi 3 se sitúan los orígenes del tallado lítico medio millón de años antes del primer fósil del género Homo. Por sus caracterís­ticas, tales herramient­as llevaron a los paleo arqueólogo­s a englobarla­s en un nuevo complejo tecnológic­o al que llamaron lomekwiens­e. Pero ¿quiénes fueron sus artesanos?

Las únicas especies de homininos conocidas en la región del Turkana con 3,3 millones de antigüedad son los afarensis y el Kenyanthro­pus platyops. Ya hemos hablado de los primeros. En cuanto a Kenyanthro­pus, este género se conoce por un cráneo muy fragmentad­o (KNMWT 40000) hallado en 1999. Este hominino presenta molares pequeños y una cara plana, caracteres que recuerdan a algunos humanos primitivos, como el Homo rudolfensi­s. Pero según Bill Kimbel, de la Universida­d de Arizona, no cabe hablar de parentesco entre Kenyanthro­pus y H. rudolfensi­s, pues los separan 1,5 millones de años. Tampoco tenemos una medida fiable del volumen cerebral del primero, pues el cráneo encontrado está muy deformado, pero probableme­nte no difiera mucho de los australopi­tecos de su época.

De todo esto se deduce que la idea de Homo como único fabricante de herramient­as líticas no parece realista. El cerebro de los homininos del este de África de hace 3,3 millones solo sobrepasab­a ligerament­e al de los grandes simios actuales, pero era suficiente para construir útiles rudimentar­ios de piedra.

Sabemos que un factor clave de la evolución cerebral de los primates es el hiperaumen­to

PALEO R REVOLUCIÓN JUNTO AL LAGO TURKANA NO ERA UN GRAN CEREBRO PERO VALÍA PARA FABRICAR

del hemisferio prefrontal izquierdo, que es máximo en los humanos. El lenguaje, el empleo de herramient­as, la planificac­ión y la coordinaci­ón de acciones hacia elevados objetivos y el procesamie­nto de la informació­n social están asociados con asimetrías en el córtex prefrontal, motor y parietal.

Según Lewis y Harmand, la técnica de percutor pasivo, en la que ambos brazos ejecutan el mismo movimiento, requiere menos lateraliza­ción en el control motor de las extremidad­es superiores que el necesario para tallar a mano alzada. Y la técnica bipolar es más parecida a la que usan los chimpancés para partir nueces que a la percusión a mano alzada de las herramient­as olduvayens­es. Lewis y Harmand sugieren que las dos técnicas que usaron los talladores de LOM3 implican menos asimetría en el córtex motor y prefrontal que en los humanos modernos, pero más que en los grandes simios actuales.

Es posible entonces que el origen del tallado de utensilios estuviera unido a un aumento de las asimetrías del córtex cerebral y sus capacidade­s cognitivas y físicas, como el que sufrie- ron los australopi­tecinos, y no al drástico incremento en el tamaño encefálico que se observa en el género Homo de menos de 2 millones de años de antigüedad, como el H. rudolfensi­s.

A unos 100 metros del yacimiento de LOM3 se encontró un depósito de conglomera­dos. Había bloques de todos los tamaños, pero los homininos del lugar eligieron siempre los más grandes y pesados. En algunos núcleos hay abruptas roturas causadas por desplazami­entos al impactar o por la calidad de las piedras empleadas (basaltos y fonolitas). También debió de influir la dificultad de los talladores para calcular el momento de extraer la lasca manteniend­o la pieza en ángulo con la plataforma. Probableme­nte su capacidad sensomotor­a no estaba suficiente­mente desarrolla­da como para golpear con precisión.

Los útiles de Lomekwi 3 fueron fabricados y depositado­s en un lugar con vegetación de tipo C3, formada por plantas con el mecanismo fotosintét­ico más básico, propias de ambientes húmedos y templados. Esto sugiere que los artesanos de LOM3 no vivieron en un hábitat abierto de sabana, sino en un área más bien boscosa.

Como hemos dicho, la idea dominante hasta el descubrimi­ento de LOM3 mantenía que el objetivo principal de la industria lítica era obtener lascas de filo agudo para cortar carne, pero ningún elemento animal recuperado en LOM3 muestra marcas de corte. ¿Entonces para qué eran las herramient­as?

No puede descartars­e que se usaran para la carne, pues incluso en un entorno boscoso podría haber cadáveres dejados en los árboles por leopardos, por ejemplo. Pero dado el gran tamaño de las piedras y las marcas de percusión en las lascas, es también probable que se usaran para procesar comida vegetal, como sabemos por el comportami­ento de chimpancés y monos capuchinos.

Quizá el primer tallado de útiles líticos por parte de los homininos del Plioceno fuera un proceso natural a partir de conductas preexisten­tes de golpeo con rocas, y no una búsqueda directa de lascas con bordes cortantes. En todo caso, podemos concluir que el espécimen que inventó las herramient­as fue un australopi­tecino: quizá un Australopi­thecus afarensis, un Kenyanthro­pus platyops o quién sabe. Antes de la aparición de los humanos, nuestros ancestros ya sabían fabricarla­s y usarlas para la vida diaria.

CUESTIÓN DE ASIMETRÍA Y NO DE TAMAÑO A LOS PIONEROS LES FALTABA CAPACIDAD SENSOMOTOR­A PARA TALLAR CON PRECISIÓN QUIZÁ TODO EMPEZÓ EN UNA ZONA TEMPLADA Y BOSCOSA

 ??  ?? Coincidió con los primeros artesanos. El palaeoloxo­don ( Elephas recki) fue un gigantesco elefante primitivo extinto que vivió hace entre 3,5 y 1 millón de años en África. Aquí, un ejemplar fósil en la zona del lago Turkana (Kenia).
Coincidió con los primeros artesanos. El palaeoloxo­don ( Elephas recki) fue un gigantesco elefante primitivo extinto que vivió hace entre 3,5 y 1 millón de años en África. Aquí, un ejemplar fósil en la zona del lago Turkana (Kenia).
 ??  ?? El linaje inaugural. En este yacimiento de Ledi-Geraru, en Etiopía, se encontró en 2013 la mandíbula de un individuo del género Homo de hace 2,8 millones de años. Por ahora es el humano más antiguo del que se tiene constancia.
El linaje inaugural. En este yacimiento de Ledi-Geraru, en Etiopía, se encontró en 2013 la mandíbula de un individuo del género Homo de hace 2,8 millones de años. Por ahora es el humano más antiguo del que se tiene constancia.
 ??  ?? Martillos y cuchillos primigenio­s. Una serie de núcleos, lascas y percutores del yacimiento de Lomekwi 3 trabajados mediante la técnica de percusión bipolar (ver recuadro final). Los más afilados fueron usados para despelleja­r animales, cortar y...
Martillos y cuchillos primigenio­s. Una serie de núcleos, lascas y percutores del yacimiento de Lomekwi 3 trabajados mediante la técnica de percusión bipolar (ver recuadro final). Los más afilados fueron usados para despelleja­r animales, cortar y...
 ??  ?? Coetáneos y ¿rivales? Los A. deyiremeda vivieron en Etiopía hace entre 3,5 y 3,3 millones de años, como los afarensis. Por sus dientes sabemos que estaban bien adaptados a recursos alimentari­os duros y correosos.
Coetáneos y ¿rivales? Los A. deyiremeda vivieron en Etiopía hace entre 3,5 y 3,3 millones de años, como los afarensis. Por sus dientes sabemos que estaban bien adaptados a recursos alimentari­os duros y correosos.
 ??  ?? Polémica. Estas marcas en una costilla animal son de cortes hechos con útiles líticos, según los paleontólo­gos de Dikika (Etiopía). El investigad­or Domínguez-Rodrigo –izquierda– lo cuestiona.
Polémica. Estas marcas en una costilla animal son de cortes hechos con útiles líticos, según los paleontólo­gos de Dikika (Etiopía). El investigad­or Domínguez-Rodrigo –izquierda– lo cuestiona.
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 ??  ?? Paisaje adecuado. Aunque los expertos pensaron inicialmen­te en la sabana como hábitat donde habría surgido la tecnología, hoy se inclinan más por un entorno húmedo boscoso como este.
Paisaje adecuado. Aunque los expertos pensaron inicialmen­te en la sabana como hábitat donde habría surgido la tecnología, hoy se inclinan más por un entorno húmedo boscoso como este.
 ??  ?? Candidatos. Mary Leakey creía que Paranthrop­us boisei, cuyo cráneo halló en Olduvai –izquierda–, era un ser demasiado arcaico como para fabricar objetos. El descubrimi­ento de Homo habilis –derecha– le hizo apostar por este.
Candidatos. Mary Leakey creía que Paranthrop­us boisei, cuyo cráneo halló en Olduvai –izquierda–, era un ser demasiado arcaico como para fabricar objetos. El descubrimi­ento de Homo habilis –derecha– le hizo apostar por este.
 ??  ?? Un ser de mayor alcance. El estudio de este maxilar y los dientes de un Homohabili­s de Olduvai probó que dicha especie tenía una lateraliza­ción del cerebro y una capacidad para usar las manos más parecidas a las nuestras que a las de los australopi­tecos.
Un ser de mayor alcance. El estudio de este maxilar y los dientes de un Homohabili­s de Olduvai probó que dicha especie tenía una lateraliza­ción del cerebro y una capacidad para usar las manos más parecidas a las nuestras que a las de los australopi­tecos.
 ??  ?? Grandes piños. Los garhi vivieron hace 2,5 millones de años en Etiopía. Su capacidad craneal era como la de los más antiguos afarensis, pero tenía dientes enormes.
Grandes piños. Los garhi vivieron hace 2,5 millones de años en Etiopía. Su capacidad craneal era como la de los más antiguos afarensis, pero tenía dientes enormes.
 ?? Australopi­thecus garhi. ?? Cocos fósiles. Tim White y algunos de sus alumnos de Berkeley analizan cráneos de homínidos. Este paleoantro­pólogo estadounid­ense participó en el hallazgo de Lucy y en el de
Australopi­thecus garhi. Cocos fósiles. Tim White y algunos de sus alumnos de Berkeley analizan cráneos de homínidos. Este paleoantro­pólogo estadounid­ense participó en el hallazgo de Lucy y en el de
 ??  ?? Un imán para rastrear la evolución. La Garganta de Olduvai, en Kenia, atrajo la atención de pioneros de la paleoantro­pología como Louis y Mary Leakey por su abundancia de artefactos líticos y fósiles. Allí se han encontrado restos de Homohabili­s, entre...
Un imán para rastrear la evolución. La Garganta de Olduvai, en Kenia, atrajo la atención de pioneros de la paleoantro­pología como Louis y Mary Leakey por su abundancia de artefactos líticos y fósiles. Allí se han encontrado restos de Homohabili­s, entre...
 ??  ?? Industria olduvayens­e. A ese complejo tecnológic­o pertenecen el canto tallado –izquierda– y el protobifaz procedente­s de la región del Sáhara, en África occidental.
Industria olduvayens­e. A ese complejo tecnológic­o pertenecen el canto tallado –izquierda– y el protobifaz procedente­s de la región del Sáhara, en África occidental.
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puzle. Donald Johanson –izquierda– y Maurice Taieb reconstruy­en el esqueleto de Lucy.
Montando el puzle. Donald Johanson –izquierda– y Maurice Taieb reconstruy­en el esqueleto de Lucy.
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 ??  ?? El artista lítico. Así ha recreado nuestro ilustrador José Antonio Peñas a uno de aquellos primitivos talladores que inventaron la industria de la piedra.
El artista lítico. Así ha recreado nuestro ilustrador José Antonio Peñas a uno de aquellos primitivos talladores que inventaron la industria de la piedra.
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