Dos tumbas de 3.500 años revelan sus riquezas
El inagotable legado del Egipto faraónico sigue deparando sorpresas. La última ha tenido lugar en la necrópolis de Dra Abu el-Naga, cerca del Valle de los Reyes (Luxor), donde los arqueólogos han sacado a la luz lo que escondían dos tumbas datadas entre los años 1427 y 1391 antes de Cristo, es decir, durante los reinados de Amenhotep II y Tutmosis IV.
Los enterramientos fueron localizados por la egiptóloga alemana Friederike Kampp-Seyfried en los años noventa, pero es ahora cuando se han presentado al público sus formidables tesoros: murales multicolores, numerosos fragmentos de ataúdes, unos cien conos de arcilla, alrededor de 450 estatuillas y varias vasijas, probablemente pertenecientes al ajuar de escribas o altos funcionarios del imperio. Un descubrimiento que el ministro de Antigüedades egipcio, Khaled al-Anani, no ha dudado en calificar de excepcional.
En uno de los dos nichos, además, se ha encontrado una momia en buen estado de conservación. Podría pertenecer a un tal Djehuty Mes, nombre que aparece inscrito en las paredes, aunque muchos objetos de arcilla –de finalidad desconocida– también hacen referencia a Maati y Mehi, nombres masculino y femenino, respectivamente.
A todo color. Las tumbas constan de varias estancias horadadas en la roca, y aún quedan por explorar algunas cámaras. Ricamente policromados, los frescos de sus muros exhiben multitud de jeroglíficos, ritos funerarios y escenas cotidianas de carpinteros y campesinos con bueyes. También ha llamado la atención de los arqueólogos una figura de unos sesenta centímetros de altura que quizá represente a la madre del finado.