“Si no recibimos los estímulos adecuados, nuestra inteligencia también puede mermar”
Ana Moyano, orientadora educativa
Los genios¿ nace no se hacen?
Hay estudiosos sobre la inteligencia humana que vienen buscando la respuesta exacta a este dilema. Sin embargo, tal cosa no existe. No hay una verdad absoluta. En realidad, los genios nacen y se hacen.
Es obvio que a nivel fisiológico el ser humano debe poseer una serie de cualidades que le permitan crecer y desarrollarse, y a nivel genético contamos con una dotación de predisposiciones. Sin embargo, estas se desarrollarán más o menos según lo que hagamos en nuestra vida. Tenemos, además, las últimas investigaciones en neurogénesis, en las que nos encontramos con la posibilidad de la regeneración neuronal, algo que hace tan solo unos años considerábamos impensable.
Personalmente, creo que todos y cada uno de nosotros tenemos un talento, oculto o no; una inteligencia ampliable y con posibilidades de potenciar. Y de la misma manera, si no recibimos los estímulos adecuados, nuestra inteligencia también puede mermar. Podemos alentar que emerjan nuevos ge- nios mediante una educación diferente. De este modo, es posible trabajar para conseguir que todos ampliemos nuestra inteligencia de manera significativa día tras día. En cuanto al desarrollo de los futuros genios, hoy en día hay aspectos más importantes que un test de coeficiente intelectual (CI).
¿Para qué sirve una prueba de C I?
Los test de inteligencia son herramientas que se emplean para etiquetar, clasificar, conocer… Pueden resultar útiles como orientación si las acompañamos de otras cosa, como, por ejemplo, la observación de las tareas cotidianas. Sin embargo, debemos ser cautos a la hora de interpretar los resultados, ya que no se tratan de una radiografía exacta de nuestro intelecto. Lo que hacen es medir la aplicación de nuestra inteligencia en cuanto a unas determinadas tareas, ni más ni menos. Pero hoy también resultan relevantes otras cuestiones, como la inteligencia emocional.
¿Qué deberíamos hacer si quisiéramos fabricar genios desde la infancia?
Podríamos tener en cuenta las siguientes indicaciones: 1.º Observemos, detectemos, aceptemos y desarrollemos los talentos y habilidades de cada cual.
2.º Dotemos los entornos educativos de estímulos adecuados. Esto no significa hiper-estimular sin sentido a nuestros niños, sino darles las respuestas oportunas y ofrecerles un mundo que explorar a través del auto y he te ro conocimiento, las emociones, la autonomía personal, la confianza…
3.º Alimentemos la curiosidad con actividades que inciden positivamente en la inteligencia de los pequeños, como visitar museos y exposiciones, ir al cine y al teatro, viajar y explorar la naturaleza.
4.º Enfrentémoslos a problemas para resolver; no les saquemos siempre las castañas del fuego. Eso se hace en casa: permitámosles derramar la leche al servirla, arreglar un juguete roto, vestirse solos, inventar juegos… Pero también se trabaja en la escuela: abrámosles la mente y dejemos de emplear un aprendizaje memorístico puro, generemos la posibilidad de la creación de un pensamiento divergente o lateral, fomentemos las diferencias individuales en educación, en vez de buscar dar a todos lo mismo y esperar de todos lo mismo.
5.º Hagámosles leer, experimentar, pintar… Hacer es clave en el desarrollo intelectual.
6.º Es necesario permitirles que se equivoquen. Del error se aprende más que del acierto, y los genios lo saben. Ahí está el caso del conocido inventor Thomas Alva Edison. Cuando le preguntaban qué sentía cuando fracasaba una y otra vez mientras desarrollaba la bombilla incandescente, él contestaba: “No he fracasado muchas veces; he descubierto muchas maneras de no hacer una bombilla”.
7.º Por último, forjemos su autoestima y ayudémosles a creer en ellos mismos, para que con esfuerzo y formación desarrollen su talento y se conviertan en genios que nos faciliten la vida a todos.